Jagoba Arrasate, en uno de sus últimos entrenamientos con Osasuna en Tajonar. | Villar López

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El Real Mallorca ha empezado a edificar su nuevo proyecto mirando a lo lejos. El fichaje de Jagoba Arrasate, aún la espera de ser anunciado por el club de manera oficial pese a que el técnico lleva ya varios días de vacaciones en la Isla, apunta precisamente en esa dirección. El entrenador vasco firmará un contrato que abarcará tres temporadas (en principio, dos más otra opcional), en una gran muestra de confianza por parte de la entidad, que persigue una consolidación total a medio plazo en Primera División en esta próxima etapa.

El banquillo del Mallorca ha dejado de ser una silla eléctrica y poco o nada tiene que ver con ese puesto volcánico que fue hasta que el club se precipitó por el barranco de la Segunda División B (2017). Desde ese momento, hace ya siete temporadas, solo han desfilado tres entrenadores por el área técnica de Son Moix y solo uno de ellos, Luis García Plaza, fue destituido con el tren marcha. Javier Aguirre, el hombre que ha acuñado las tres últimas salvaciones, acaba de dejar la entidad una vez agotado su contrato. Y Vicente Moreno, autor de los primeros ascensos tras el descalabro, tuvo que alcanzar un acuerdo para poder marcharse al Espanyol cuando aún tenía firmadas otras dos temporadas.

A diferencia de lo que había ocurrido con Aguirre, con el que el Mallorca renovaba su apuesta año a año, con Jagoba se busca algo más de continuidad ya desde el principio. Tampoco tiene mucho que ver con la fórmula utilizada en su día con Luis García Plaza, a quien el club puso sobre la mesa un contrato de dos campañas cuando asumió los mandos de la plantilla en Segunda División.

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Arrasate es un hombre de ciclos consistentes. A excepción de la Real Sociedad, donde vivió su primera experiencia como entrenador en la elite y fue destituido al comienzo de su segunda temporada, ha protagonizado aventuras largas. Una vez fuera de Anoeta dirigió al Numancia en Segunda División durante tres cursos completos y en Osasuna ha permanecido otras seis campañas seguidas, las cinco últimas en Primera División. Y en todo momento con unos números muy equilibrados. Su equipo acabó siempre entre la séptima y la undécima posición y el número de victorias ha estado todas las veces entre 11 y 15.

En el caso del Mallorca, Jagoba Arrasate va a encontrar un ecosistema ideal para prolongar su carrera. El equipo bermellón enlazará por segunda vez en su historia más de tres temporadas seguidas en Primera y el vestuario al que dirigirá cuenta todavía con una base de futbolistas muy aprovechable. Además, el club tiene sus cuentas perfectamente saneadas y la propiedad ha asegurado públicamente que mantendrá su inversión en la plantilla.

Al matrimonio Mallorca-Arrasate solo le falta el enlace definitivo. De acuerdo desde hace unas semanas, el entrenador debe sellar en los próximos días (la semana que viene parece clave) la alianza para planificar un trabajo de pretemporada que comenzará a principios de julio. De momento, el técnico vasco disfruta de un merecido descanso en la Isla tras ponerle el candado a su ciclo en Osasuna y recibir una calurosa despedida por parte de la afición navarra.

En los últimos días Jagoba ha estado en diversos puntos de Mallorca, una tierra que conoce de veranos anteriores, junto a familiares y amigos. El pasado martes se le veía junto su inseparable segundo, Bittor Alkiza, comiendo en la zona de Sóller y este miércoles aparecían más imágenes suyas, ahora en la playa de ses Covetes, reunido a manteles junto a un grupo de conocidos entre los que estaban Nacho Vidal, cedido por Osasuna al Mallorca en la segunda mitad de la temporada,y el exmallorquinista Xisco Jiménez, al que Arrasate también dirigió en cuadro navarro.