El entrenador del Real Mallorca, Jagoba Arrasate, durante el partido de LaLiga entre su equipo y el Real Madrid de este domingo en el estadio de Son Moix. | Miquel Àngel Borràs

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Una jornada ha bastado para que el mallorquinismo reabra el cofre de la ilusión. El partido contra el Real Madrid, que sufrió en Son Moix el primer frenazo de la temporada, ha disparado los niveles de optimismo en torno a un proyecto que nacía entre las dudas que generaban el relevo que acababa de producirse en el banquillo y los pocos cambios que ha sufrido una plantilla que el curso pasado llegó a tierra firme con ciertas dificultades y casi en el último momento. Sin embargo, la primera exposición del modelo Arrasate y el paso del tequila al patxaran han resultado convincentes. El empate con sabor a victoria capturado frente al campeón avala, para empezar, la evolución de un grupo que debe acentuarse con el paso de las jornadas.

Planteamiento valiente

El Mallorca no se arrugó en ningún momento ante un Real Madrid que se presentó en Palma con lo mejor que tenía. Jagoba Arrasate mantuvo sobre el campo todo lo que había probado y anunciado durante la pretemporada. Pese a la lógica superioridad blanca, sobre todo en algunos momentos de la primera parte, el equipo balear nunca renunció a nada. Ni a perseguir el empate cuando más empinado estaba el partido ni a pelear por la victoria cuando se puso a la misma altura que su rival. Se adueñódel encuentro en la segunda mitad, intentó aprovechar las debilidades que detectó en el cuadro de Ancelotti y fue vertical cuando se lo permitieron.

Seguridad defensiva

No acusó el Mallorca el regreso a la línea de cuatro en defensa, que solo se reforzó en los instantes finales. Tanto Raíllo como Valjent, que estaban más descubiertos que en temporadas anteriores frente al ataque más letal de Europa, respondieron bien a la exigencia del partido y limitaron la producción ofensiva del Madrid al gol de Rodrygo y una par de arponazos de Kylian Mbappé. Incluso Pablo Maffeo, que sufrió al principio, dio muestras de que puede volver a ser el que era hasta hace poco. Dominik Greif también engordó el blindaje. El eslovaco tapó en todo momento la sombra de Rajkovic y aprovechó ese primer voto de confianza que le concedió el técnico.

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El factor Mojica

El futbolista colombiano fue la gran sensación del estreno del Mallorca y cautivó al público de Son Moix en su primer partido oficial. Mejoró claramente lo que venía ofreciendo el equipo por los costados y fue una pesadilla para el Madrid, tanto en ataque, con sus internadas y centros, como en defensa, apareciendo a veces de la nada para firmar despejes imposibles. Es el único jugador por el que el club ha pagado traspaso este verano y, de momento, lo ha justificado. Si mantiene el nivel durante los próximos meses el equipo habrá dado un salto de calidad en todas las direcciones.

El ‘nuevo’ centro del campo

Jagoba le ha dado una capa de pintura al centro del campo que ha hecho que el Mallorca luzca de forma distinta en muchas fases del juego. Ha cambiado el rol que tenía Samú Costa, está esforzándose por recuperar al mejor Sergi Darder y ha hecho que el motor del equipo funcione a otra velocidad. Contra el Madrid escogió a Omar Mascarell por delante de Manu Morlanes para hacer de tapón y su movimiento fue ganando consistencia con el avance del cronómetro. A su vez, las posibilidades del equipo aumentan ante la posibilidad de crecer a lo ancho. Asano ha encajado genial en el esquema e incluso Larin, que parecía atascado en el puesto de faro ofensivo, puede ayudar entrando desde el costado.

Muriqi ha vuelto

El Pirata volvió a ponerse el parche contra el Madrid y a demostrar que es uno de los delanteros más productivos y aprovechables de la Liga. Empezó el curso marcando utilizando su mejor recurso, el juego áereo, y ganándole un pulso a las torres del Real Madrid, que en la primera mitad no habían dejado ni las migajas. Su capacidad para sacudir a las defensas adversarias y desmontarlas a base de golpes es uno de los grandes tesoros del Mallorca. Si tiene la continuidad que le faltó el año pasado por culpa de las lesiones, el kosovar será otra vez uno de los pilares del vestuario.