Imagen del partido disputado entre el Mallorca y el Sevilla en el estadio de Son Moix. | Miquel Payeras

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Hace treinta y tres días, el Mallorca se apoyaba en un gol de Abdón desde el punto de penalti para tumbar a la Real Sociedad, abrazar su primera alegría del curso en Son Moix y ponerse a rezar ante lo que aparecía en horizonte: tres salidas consecutivas. Lejos de agachar la cabeza, las huestes de Jagoba Arrasate asumieron el reto para alzar los brazos en el Villamarín (1-2) y en el Nuevo José Zorrilla (1-2) que le auparon hasta posiciones europeas.

Hace quince días, visitaron al Espanyol en Cornellà con el propósito de encadenar su cuarta victoria consecutiva... pero regaló una hora de partido y se quedó a medias. Esta tarde, el santuario del Camí dels Reis volverá a entrar en ebullición a la hora de comer para albergar un duelo atractivo entre el maestro (Arrasate) y el alumno (Iñigo Pérez), entre uno de los peores equipos en casa (5 sobre 12 el Mallorca) y uno de los más temibles a domicilio (8 sobre 15 el Rayo).

La estadística también ofrece un dato para el optimismo. Los de Vallecas jamás han logrado el triunfo en Palma en un partido de Primera después de diez visitas.

El segundo parón por los compromisos internacionales le ha servido al técnico de Berriatua para reclutar a gente de la enfermería. Tanto Martin Valjent -ya estuvo en Cornellà, pero entre algodones- como Vedat Muriqi -su última aparición fue en el mencionado partido ante la Real- e incluso Javi Llabrés -inédito en toda la temporada- están recuperados para un duelo que tan solo tendrá las ausencias del japonés Asano y del ‘Pichu’ Cuéllar, por molestias, además de Marc Domenech, que jugará con el filial.

Precisamente la recuperación de efectivos empuja al técnico a la cábala. El propio Jagoba reconoció ayer que mantiene la duda de alinear a los que jugaron ante el Espanyol o cambiar.

Uno de los focos de esas incógnitas apunta tanto a la portería -Greif o Leo Román- como en ataque. El canadiense Cyle Larin se ha reivindicado mientras Muriqi ha estado en la enfermería (dos goles y dos asistencias contando los partidos con Canada) y ahí está una de las dudas. En la sala de máquinas, el entrenador vasco tiene para elegir. Morlanes, Mascarell, Antonio Sánchez, Samú Costa...

El objetivo es quitarse el sabor agridulce que dejó el último duelo ante un Rayo Vallecano que está cuajando una gran temporada a domicilio. Ha sacado puntos en cuatro de sus cinco visitas, con victorias en San Sebastián y Valladolid, y mide la fiabilidad de un Mallorca que quiere retomar la senda de la victoria.