El entrenador del Mallorca, Jagoba Arrasate, y el lateral Johan Mojica durante el partido contra el Athletic del pasado lunes en Son Moix. | Cati Cladera

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En menos de un tercio de campeonato, Jagoba Arrasate ha levantado en Son Moix la defensa del siglo. El Real Mallorca, el segundo menos goleado de la Primera División tras el Atlético de Madrid, cuenta en su última versión con un sistema de contención de máxima seguridad. Los ocho goles que ha recibido en las primeras once jornadas conforman ya una de las mejores marcas del club balear, que llevaba 26 años sin alcanzar este punto del calendario con tan pocos tantos en contra.

El ejercicio de supervivencia que redactó el Mallorca frente al Athletic han subrayado las cualidades defensivas de un equipo que hasta ahora habría brillado por su atrevimiento, su verticalidad o su eficiencia. La temprana expulsión de Samú Costa cercenó muchas de las opciones del bloque isleño en ataque y le privó de la posibilidad de engarzar, por primera vez en mucho tiempo, tres victorias seguidas en Son Moix. Sin embargo, no se derrumbó. Ni su estado de ánimo ni su propuesta. Con un hombre menos y uno de los rivales con más dinamita de la Liga buscándole las cosquillas, mantuvo el equilibrio y su portería tapiada durante más de una hora. En total suma ya tres partidos seguidos de imbatilidad en Palma. Un mes y medio y algo más de 270 minutos de juego sin dianas visitantes en el Camí dels Reis. Números suficientes para superar esa prueba de la que hablaba el técnico de Berriatua en la previa del partido contra los leones. Casi el cincuenta por ciento de los partidos que ha jugado —cinco de once— los ha acabado sin una sola abolladura en el chasis.

Hay que tirar de prismáticos para encontrar los dos únicos precedentes en la biografía mallorquinista que mejoran a los números actuales en defensa, ya que ambos son previos al traslado a Son Moix. La mejor marca a estas alturas la sigue teniendo el Mallorca de la segunda temporada de Héctor Cúper (1998-99), que el club balear cerraría después como el menos goleado de Primera y un trofeo Zamora para Carlos Roa: el portero argentino recibió 29 goles en 35 partidos. Ese curso, en el que el club se estrenaba en Europa —llegaría a la final de la Recopa— únicamente fue golpeado cuatro veces en las once primeras jornadas, en las que además ganó seis encuentros. Meses después completó la segunda mejor puntuación de su historia y se instaló en el podio de la Liga (66).

La segunda mayor muralla del Mallorca en Primera División se edificó en la temporada 1989-90, basándose en los planos de Llorenç Serra Ferrer. En este tramo que ahora sigue subrayado estuvo cuatro partidos sin recibir goles en contra en los que, además, se enfrentó a Barcelona y Real Madrid. Parapetado tras Zaki Badou, Ángel Pedraza Zoran Vulic, García Cortés o Fradera, mantuvo la puerta cerrada en ocho partidos de los once primeros partidos del campeonato.

El cada vez más reconocible Mallorca de Arrasate no solo presume de rendimiento defensivo a mucha distancia del barranco de la Liga, sino que tiene todavía muchos meses por delante para seguir creciendo en las dos áreas.