Diego Martínez, en su presentación como entrenador de la UD Las Palmas del pasado mes de octubre.

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De vuelta a la rutina del campeonato de Liga, al Mallorca le espera uno de los partidos más engorrosos de último mes. A su errante tendencia, realzada por la inactividad del pasado fin de semana, hay que añadir la amenaza que supone enfrentarse en este momento a Las Palmas. El equipo canario, el peor del arranque de curso, se ha transformado por completo tras la llegada a su banquillo de Diego Martínez. Con el entrenador gallego ha vuelto a la superficie después de muchas jornadas hundido en las profundidades y factura tanto como los grandes: 9 puntos de 12 posibles.

Las Palmas es un equipo nuevo en la recién inaugura era Martínez. Un bloque productivo y solidario que en el periodo de entreguerras —el club anunció el relevo en la dirección técnica en el segundo parón del calendario— ha invertido la horrible inclinación de su despegue para situarse, solo un mes después, por encima de la línea roja de la clasificación, quitarse el miedo de encima y mirar al futuro con cierto optimismo. Con la ilusión de encadenar una tercera temporada seguida en Primera División.

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Varado en el fondo de la clasificación hasta principios de octubre e incapaz de ganar en las primeras nueve jornadas, Las Palmas agotó el proyecto de Luis Carrión en un manojo de encuentros. En nueve, concretamente. Lo que pretendía ser un ciclo luminoso terminó siendo un agujero en el que el conjunto canario solo rascó tres empates, aunque alguno de ellos fuera tan valioso como el que logró en casa ante el Real Madrid. El entrenador catalán era una de las grandes apuestas del verano en la Liga. Un fichaje que los dirigentes del club canario habían abordado, aún con el curso anterior en marcha, justo tras conocer que García Pimienta no seguiría. Se estrenaba en Primera División después de brillar en Segunda con el Cartagena y, sobre todo, el Real Oviedo, al que dejó en el recibidor del ascenso. Sin embargo, la crudeza de su nuevo entorno y los malos resultados iban a confirmarle el pasado 8 de octubre como el primer técnico despedido del campeonato.

La llegada de Diego Martínez, fuera de los focos de la liga desde que le destituyó el Espanyol en abril de 2023, ha regenerado a la Unión Deportiva Las Palmas. El entrenador vigués, cuya carrera tocó el cielo en Granada, ha cosechado en cuatro jornadas el triple de puntos que su antecesor y ha renovado el estado de ánimo de futbolistas y afición. Desde que subió al puente de mando el cuadro amarillo solo ha perdido en el Metropolitano. A cambio, ha ganado en Mestalla y Vallecas y en su propio estadio al Girona. Ha sumado los mismos puntos que Barcelona, Atlético de Madrid y Real Sociedad; tres más que el Real Madrid y cinco más que el Mallorca.

El sábado, Diego Martínez se enfrentará por novena vez en su carrera a un Mallorca con el que solo ha perdido una vez, cuando dirigía al filial del Sevilla. En más ocasiones (12) se ha medido a Jagoba Arrasate, que últimamente le tenía tomada la medida. El cohete amarillo en el que ha convertido a Las Palmas desde su llegada aspira a subir todavía mucho más alto para alejarse, a ser posible para siempre, del fuego del descenso.