El delantero del Barcelona Lamine Yamal disputa un balón ante el defensa colombiano del Mallorca Johan Mojica, durante el partido de este martes en el estadio de Son Moix. | CATI CLADERA

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Johan Mojica ha pasado del cielo al infierno en muy pocos días. Decisivo en Las Palmas, donde ejecutó de forma magistral un libre indirecto que le dio al equipo una victoria sobre la bocina con la que ya no contaba, el colombiano ha vivido después sus peores días desde que llegó al Mallorca. Una caída breve pero profunda que tocaba fondo este martes en Son Moix, con fallos groseros en defensa y, sobre todo, con un pésimo comportamiento ante un compañero, Manu Morlanes, con todas las cámaras del planeta fútbol como testigo. Un hecho que, lógicamente, tampoco ha pasado desapercibido para los medios de su país.

Mojica, emocionado hace casi dos semanas cuando se le preguntaba por el gol que marcaba en el estadio Gran Canaria, no ha tenido continuidad en su rendimiento desde ese día en el que, además, acababa con su sequía anotadora de las últimas campañas. ‘Obligado’ a jugarlo todo ante la ausencia por lesión de Toni Lato, el lateral cafetero ya cometió un penalti evitable en el partido siguiente contra el Valencia que lo complicaba todo. Con las manos despegadas del cuerpo dentro del área, interceptaba un pase sin demasiado peligro de Javi Guerra y su gesto derivaba en una pena máxima que transformaría en gol Luis Rioja. Un error que el Mallorca solventó después remontando el marcador gracias a los tantos de Larin y Abdón.

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Contra el Barça, Mojica no mejoró y participó de forma negativa en los primeros dos goles del Barça, que fueron los que marcaron el encuentro. En el primero, regaló el balón a Ferran Torres con un despeje defectuoso que le dio la primera ventaja al conjunto de Flick y le descargó de ansiedad. Y ya tras el descanso, derribó dentro del área a Lamine Yamal y provocó un nuevo penalti que mató al Mallorca con el tanto posterior de Raphinha.

Sin embargo, la vista del Barça y el partido de Mojica serán recordados por la forma en la que perdió los nervios ante Manu Morlanes, con el que se encaró antes de soltarle un leve cabezazo que avergonzó al mallorquinismo y que le afearon después algunos de sus compañeros de vestuario. El propio Jagoba Arrasate, pese a quitarle hierro al asunto, admitía después del encuentro que no le había gustado lo que había visto y que haría lo posible por reconducir el tema a nivel interno.

Incorporado el pasado verano desde el Villarreal aunque la temporada pasada jugó cedido en Osasuna, Mojica es un futbolista de contrastes que combina luces y sombras en Son Moix. En algunos momentos ha impresionado por su rendimiento, como en la primera jornada frente al Real Madrid, y ha demostrado que es un futbolista con unas condiciones espectaculares, pero en otros ha cometido graves errores que han penalizado al equipo.