Copete, Muriqi y Dani Rodríguez durante el entrenamiento del miércoles en Yeda, en la víspera del partido de semifinales de la Supercopa de España que les enfrenta al Real Madrid. | Alberto Estevez

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La Supercopa ha vuelto a emparejar al Mallorca con el Real Madrid más de veinte años después, aunque esta vez lo pondrá jugar contra el mundo. Los de Jagoba Arrasate recogen en Arabia Saudí, a cuatro mil kilómetros de Son Moix, el premio a esa fantástica Copa del Rey que la temporada pasada desembocó en La Cartuja y lo harán en un estadio de película, frente a la mayor constelación de estrellas del planeta fútbol y con casi todo el público local vestido de blanco. Todo los pronósticos previos apuntan en la misma dirección. Pero esto es fútbol y el conjunto balear, sin nada que perder y mucho a lo que agarrarse, suele desplegar las alas en los encuentros de talla grande (Estadio Al Jawhara de la King Abdullah Sports City, Movistar, 20.00 horas).

El primer gran día de la ‘era Arrasate’ ha llegado. Aunque el entrenador vasco ya ha dejado claro que el premio de esta Supercopa lo capturó el cuerpo técnico anterior, le toca a él dirigir la ofensiva hacia ese tercer título que puede entrar en las vitrinas de Son Moix. Sabe de lo que habla el de Berritua, que la temporada pasada ya jugó el anterior torneo con otra cenicienta, Osasuna, y no pudo pasar de las semifinales, el techo habitual de los modestos que visitan esta parte del mundo para medirse a gigantes. Con esa experiencia a la espalda y el recuerdo del último golpe muy fresco, aunque ya asimilado, el Mallorca desafía al sentido común con el descaro que le caracteriza.

Arrasate ha viajado a Yeda con las pilas cargadas y el grupo al completo, lo que le permitirá elegir muy bien los cromos que quieren que salgan en el álbum de esta Supercopa. Raíllo, que vio la Copa por la tele, volverá a incrustarse en el centro de la defensa para levantar la pared de hormigón con la que defender los ataques en manada del Madrid. Y todo apunta a que Samu Costa también regresará a la sala de máquinas, aunque el técnico ya ha avisado, por si acaso, que llega algo justo. El portugués lleva semanas preparándose para esto y no quiere perdérselo por nada del mundo. Su energía en el centro del campo puede ser fundamental. La defensa de Arrasate y el Mallorca también parece clara, pero a partir de ahí, las opciones se multiplican. No tiene lesionados ni bajas que lamentar el técnico bermellón, que deberá definir su apuesta en la sala de máquinas y coordinar su plan de ataque.

Enfrente el Madrid difícilmente reservará algo. Los blancos se desatan ante el olor de la sangre de los títulos y si bien se exponen con frecuencia a patinazos puntuales en competiciones largas, pocas veces equivocan el disparo cuando hay cerca una copa que levantar. Además, el deseo de atrapar todas las piezas que hay en juego en una misma temporada se ha convertido en su nuevo objetivo. Y eso supone llevarse por delante al Mallorca para no perder el asiento en la gran final del domingo. En el conjunto blanco no faltará ni Vinicius, aunque pocos en la acera mallorquinista contaban con su ausencia al subirse al avión con destino a Arabia. El brasileño es el jugador más desequilibrante de un Madrid al que se la caen el talento y la dinamita y su presencia en el campo es otra gran piedra en el camino para el Mallorca. Aunque si hay un equipo que ha sabido frenar su electricidad es precisamente el rojinegro. En el Mallorca nadie quiere mirar más allá del partido de este jueves, aunque pocos en la expedición hablan de hacer ya las maletas antes de tiempo y todos tienen la sensación de que la falta de presión con la que jugará el equipo ante el Madrid terminará siendo determinante. El milagro de Yeda aún está por escribirse.