Nadal junto al resto de tenistas que participan en las Finales ATP.

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Rafael Nadal afronta a partir de mañana las Finales ATP en la recta final de una temporada que calificó ayer de «muy buena», pero que le ha supuesto un gran desgaste. «Nadie es eternamente perfecto», explica el mallorquín al hablar de la condición de favorito de Djokovic.

«Sentí que necesitaba parar de entrenarme un poco, recuperarme física y mentalmente. La temporada ha sido muy larga», señaló ayer el número 2 del ránking de la ATP en una rueda de prensa previa al primer partido del Masters, que le enfrentará el domingo a Mardy Fish.

El torneo sobre pista dura que cada año reúne a los ocho mejores tenistas del mundo es la penúltima gran cita de 2011 para el balear, que también estará en la final de la Copa Davis que enfrentará a España y Argentina para poner fin a una temporada que le ha resultado muy «larga».

«Este es el séptimo año que estoy entre los primeros del mundo, sin bajar casi en ningún momento, y ya son años para estar con la cabeza al cien por cien todo el tiempo. Esto lleva un desgaste mental, sobre todo con lo larga que es la temporada», dijo Nadal.

Curso

El manacorí ha jugado este año tres finales de Grand Slam, de las cuales ganó en Roland Garros y perdió las otras dos, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos, ambas contra el serbio Novak Djokovic, que le arrebató el número uno del mundo en la hierba de Londres.

«No ha sido el año perfecto, pero sí muy bueno. No hay que dramatizar. Soy el número dos y la temporada ha ido muy bien, aunque quizás, en algunos momentos, me ha faltado un poco. Puede ser el cansancio mental», afirmó Nadal.

Para liberarse del cansancio, el tenista pasó dos días junto a su familia en el parque de atracciones parisino de Eurodisney para volver a sentirse «descansado» y afrontar con la máxima «ilusión» una de las pocas competiciones que aún no tiene en su palmarés.

El pasado año, Nadal cayó en la final del Masters contra el suizo Roger Federer, la ocasión en la que más cerca ha estado de hacerse con un torneo que se juega en superficie dura y pista cubierta, unas condiciones «algo menos favorables» para el tenista mallorquín que para sus rivales.

El rival a batir este año es el serbio Djokovic, número uno del mundo, que esta temporada «ha dado la sensación de ser imbatible», admitió Nadal.

«Nadie es eternamente perfecto. Ni Federer ni Djokovic van a jugar siete años más al mismo nivel. Federer hizo cosas que parecían imposibles pero, tarde o temprano, todos terminamos bajando», expresó.

Wimbledon

El número dos del mundo afirmó que la derrota contra el serbio en la final de Wimbledon fue uno de los momentos más duros de la temporada, un trance del que salió «tocado y cansado». Nadal, sin embargo, saca algunas lecciones de un año duro: «Que era un buen perdedor ya lo sabía. Que podía seguir aguantando a pesar de las derrotas también. Eso he hecho. Quizás me ha faltado creer un poco más, ir un poco más allá», analizó el jugador.