El tenista español Rafael Nadal, el viernes, cuando anunció su retirada del Master 1.000 de Miami debido a una lesión en la rodilla izquierda. | Efe - JC Salas

TW
4

El tenis total de Novak Djokovic, las genialidades de Roger Federer o el talento de Andy Murray han puesto en aprietos a Rafael Nadal multitud de veces, pero posiblemente no lo hayan hecho en tantas ocasiones como sus propias rodillas. Y es que a veces el peor enemigo del tenista mallorquín no está al otro lado de la red, sino que martillea sus articulaciones lastrando su físico y condicionando su juego. La tendinitis crónica que sufre en las rodillas le ha obligado a convivir con el dolor tanto dentro como fuera de las pistas y en Miami le ha obligado a precipitar su salida del torneo.

Nadal, que ya se encuentra en Mallorca, se dispone a adentrarse en el tramo más importante del curso, la temporada de tierra, y ha optado por darse de baja en el segundo Masters 1000 de curso para no agravar aún más un problema que le sobrevino antes de viajar a la gira estadounidense. Desde sus últimos días de entrenamiento en Manacor ya notaba dolores en la rodilla izquierda y volvió a superar la dificultades para alcanzar las semifinales del torneo de Indian Wells. No obstante, el malestar alcanzó un nivel insoportable tras el partido de cuartos de final de Miami ante Jo-Wilfried Tsonga.

Experiencia

Soportar el daño en la rodillas no es un problema nuevo para el manacorí , aunque precisamente la experiencia adquirida desde que irrumpió en la élite en 2005 le permite ahora frenar a tiempo. Padece problemas en las articulaciones prácticamente desde que compite al máximo nivel y su lucha o convivencia con el dolor ha sido una constante. En especial, el desafío al calvario se eleva en las superficies duras, donde las frenadas y los movimientos en general resultan más agresivos para las articulaciones que en la tierra.

El ímpetu de antaño y lo mal que le sienta retirarse de un torneo podrían haberle llevado a jugar incluso arriesgando su físico ante Murray, pero los errores del pasado resuenan en la cabeza y mandan sobre el corazón y las piernas, que piden un respiro ante lo que se avecina. Forzar le llevó a sufrir lesiones importantes, pero ahora no quiere llevar más al límite un físico que debe preservar para el maratón de partidos al que le obliga el extenuante calendario ATP.

El propio Nadal se muestra confiado en poder estar en el Masters 1000 de Montecarlo que arranca el próximo 15 de abril y advierte que los tendones de sus rodillas «están mejor que hace tres años». Buena parte de culpa la tiene el tratamiento al que se somete en Vitoria bajo la supervisión de Mikel Sánchez desde 2010, cuando acudió al médico vasco aconsejado por Ángel Ruiz Cotorro. La aplicación de plasma enriquecido del propio paciente directamente en los tendones es muy doloroso, pero le ha dado un resultado satisfactorio al mallorquín, que tendrá un breve descanso antes de volver al trabajo siempre con su fisioterapeuta Rafael Maymó muy encima de la evolución de unas rodillas que deberán pasar revista en las próximas horas.

De forma preventiva Nadal ya se dio de baja de la Davis y ahora deberá cuidar unas rodillas que le harán llegar justo de preparación a la tierra. El balear no oculta su sufrimiento, pero su mensaje tranquilizador invita al optimismo.

Novak Djokovic y Andy Murray reeditan hoy (19.00) la final del Masters 1000 de Miami de 2009. El serbio superó en su semifinal a Juan Mónaco (6-0 y 7-6), mientras que el escocés accedió directamente al encuentro decisivo después de haberse visto beneficiado por la baja de Rafael Nadal.

El británico se impuso en el enfrentamiento más reciente entre ambos, en las semifinales de Dubai hace tres semanas. Además, se medirán por tercera vez en Miami. En el primer choque, en 2007, ganó el serbio en semifinales, pero el escocés se tomó la revancha con su triunfo en la final de la temporada 2009.