Ambos salieron al estadio Parque Roca de Buenos Aires a las 18.20 local (22.20 hora española), veinte minutos más tarde del horario pautado para el comienzo del partido y cuando todavía había en los alrededores del estadio miles de personas aguardando para poder ingresar en medio de un estricto control en los accesos. El primero en ingresar fue el noruego, que a pesar de haberle ganado en febrero al local Diego Schwartzman la final del Abierto de Argentina fue recibido con aplausos. Cuando el máximo ganador de Grand Slams apareció, los hinchas lo vitorearon.
Tras unos primeros minutos cautos, utilizados para entrar en calor, ambos tenistas dieron un espectáculo digno para los espectadores. Cerca del final del primer parcial, Ruud le dio su raqueta a un pequeño alcanza pelotas para que jugara un punto ante Nadal, que se quedó con el primer parcial por 7-6. El segundo, a diferencia del primero, fue rápido y desparejo. Nadal se impuso por 6-2.
Luego, Sabatini y Dulko ingresaron vistiendo camisetas de la selección argentina. La de Sabatini decía «Rafa» y la de Dulko «Casper» y se las regalaron a los jugadores. «Estoy súper emocionada, creo que esa es la palabra. Es un lujo poder estar al lado de estos dos monstruos», dijo Sabatini a la transmisión oficial minutos antes de que empezara el dobles mixto. Los cuatro jugaron un partido a un set, sin ventajas. Ese momento fue, sin dudas, lo más apasionante y divertido de la jornada. Los espectadores disfrutaron no solo de ver a Sabatini nuevamente en una cancha, sino de muchos puntos atractivos. Tras la finalización del partido, las casi 13.000 personas presentes aplaudieron de pie a los cuatro tenistas por el espectáculo brindado.
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