El serbio, cuarto de la ATP y posible número uno si gana el torneo, completó en cuartos de final una actuación brillante ante un espeso Rublev, que no fue capaz de cambiar de estrategia para impedir que el balcánico volviera a lucirse en su querida Rod Laver Arena. Los primeros compases del choque marcaron el guión del resto del partido, después de que el cuarto cabeza de serie del torneo rompiera el servicio de su rival (5º) en su segundo juego al resto. Rublev pasó del 40-15 al punto de 'break' , que esta vez Djokovic convirtió. En 24 minutos de partido el serbio ya tenía el 4-1 en el marcador. En otros 16 hizo una nueva rotura y consolidó para 6-1. En todos los juegos en los que sirvió Rublev, tuvo oportunidad de romper. Djokovick, imperial a lo largo de la primera manga, solo cedió dos bolas de 'break', en el séptimo juego.
A pesar de la aparente facilidad que tuvo para superar al moscovita, Djokovic espetó una serie de quejas a su entrenador croata Goran Ivanisevic, que sorprendieron a una grada teñida de banderas serbias y que no daba crédito al enfado del maestro balcánico tras apuntarse la primera manga. El ruso, que también se desquició ante la impasible mirada de su entrenador, Fernando Vicente, tuvo la posibilidad de entrar más en los peloteos durante una segunda manga que se desequilibró con una rotura que significó el 4-2 para el de Belgrado.
No encontró Rublev manera de hacer frente a su rival hasta el final del segundo set, cuando salvó cuatro puntos de set y los cambió por uno de rotura. Pero Djokovic no se inmutó y con su servicio y sus golpes a las esquinas eludió el peligro y tomó una ventaja que parecía definitiva. El ruso se puso las manos en la cabeza con gesto de abatimiento por la infinita superioridad de Djokovic, que se permitió la licencia de aflojar en ciertos momentos para no comprometer un físico que a punto estuvo de decir basta durante sus choques de segunda y tercera ronda.
Del mismo modo que ocurrió en el set inicial, la tercera manga comenzó con un zarpazo del balcánico en forma de ‘break' que recordó su condición de mejor restador del circuito. Una pelota que se estrelló contra la cinta y pasó de lado dio a Djokovic el 4-2. El jugador se santiguó y elevó el índice hacia el cielo: sentía que, además, tenía la suerte de cara. Rublev solo podía resoplar y negar con la cabeza, ante su impotencia.
El agotamiento y la falta de ideas de Rublev contrastaba con la frescura de un Djokovic diez años mayor, que aplicó su inteligencia tenística para cerrar un nuevo encuentro en poco más de dos horas. Con 5-4 a favor, dos saques directos de Djokovic y un resto de Rublev a la red dieron al serbio tres bolas de partido. Le bastó con la primera, tras el último error del ruso.
El campeón de nueve ediciones del Abierto de Australia cerró el choque con 13 saques directos, 30 golpes ganadores y salvó las cinco pelotas de rotura que ofreció.
Djokovic suma su participación número 44 en unas semifinales de Grand Slam y se queda a dos del propio Federer, que tiene 46. Igualó con 26 victorias consecutivas al estadounidense Andre Agassi como el jugador de la Era Open con mayor número de partidos ganados seguidos en el Abierto de Australia.
Su siguiente rival será el estadounidense Tommy Paul, que despertó del sueño a su compatriota de 20 años Ben Shelton, mientras que la otra semifinal del primer grande de la temporada la disputarán el griego Stefanos Tsitsipas y el ruso Karen Khachanov.
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