Enterrado entre la potencia del italiano, Alcaraz se armó de paciencia para encontrar las grietas en un hombre que había aguantado el servicio sesenta veces consecutivas y al que se le caían los golpes ganadores del bolsillo. Con su gorra echada para atrás, su poco ortodoxa mecánica de saque y su perenne puño cerrado, Berrettini puso a Alcaraz entre la espada y la pared, pero el murciano, como tantas otras veces, esquivó el incendio con un torrente de calidad.
Fue de menos a más el español, que se llevó el susto de perder el primer set en un clásico de Wimbledon: el sacador salva todas las oportunidades de 'break' y aprovecha las pocas que tiene a favor. Un dolor de cabeza por el que tiene que pasar todo aquel que quiera llegar lejos en el All England Club. La clave es no desfallecer y aguantar la tunda hasta que la fruta madure lo suficiente para caer. Hasta la primera rotura de Alcaraz, en el cuarto juego del segundo set, Berrettini había salvado todos sus turnos de servicio en el torneo y había desactivado las diez bolas de rotura que había enfrentado. Hasta que apareció Carlitos para romper la estadística y bajar de la nube al romano, que fue poco a poco deshaciéndose desde un golpe de Alcaraz por un lado de la red. Uno de los contendientes a mejor golpe del torneo y que viró el momento del partido. Alcaraz vibró a partir de él y Berrettini tocó la hierba. Llevaba varios días en un oasis, tras una temporada horrible, y había voces que le ponían como único candidato al triunfo final con el respeto de Djokovic.
Y Alcaraz se encargó de borrar esos pronósticos de la pizarra. La rotura se fraguó en un juego terrible del italiano, que comenzó al confiarse en una bola que dejó pasar y besó la línea. Le sirvió al murciano para verse capaz derribar al gigante y la pegada limpia y pulcra del italiano se emborronó.
A Berrettini le costó más seguir el ritmo del español, que comenzó a penetrar en su revés y a fundir su físico con intercambios largos. Este era el punto débil del de Roma, cuyo carrocería llevaba en el mecánico prácticamente dos meses y ahora tenía que enfrentar cuatro partidos en cinco días.
Mucha tralla, sobre todo contra el número uno del mundo, que tras apuntarse el segundo parcial, tuvo que sudar la gota gorda para quebrar el servicio de Berrettini en el tercero. Cinco oportunidades, en el mismo juego, se marcharon antes de abrochar la sexta con un remate. Su explosión de rabia explicó la importancia del golpe moral.
El partido se volcó por completo, fue la primera ventaja de Alcaraz y con Berrettini fundido la victoria no se podía escapar. El italiano acabó sin aliento; Alcaraz, con ganas de más. El ejemplo era el comienzo del cuarto set, con Alcaraz listo en la pista, paseando de lado a lado, y Berrettini en el vestuario, buscando soluciones. El murciano comenzó con dos dobles faltas consecutivas, pero fueron de los pocos errores que cometió.
Con una rotura con 4-3 a favor en el marcador y ya con el techo cerrado por la oscuridad en Londres, Alcaraz atrapó un triunfo que le convierte en el décimo segundo hombre español en cuartos de Wimbledon y ya se ha metido entre los ocho mejores de tres de los cuatro Grand Slams, solo le falta Australia. Su próximo rival será el danés Holger Rune, su oponente generacional y que le ganó en su único partido oficial, cuando el español se tuvo que retirar con una rotura abdominal en el Masters 1.000 de París-Bercy.
2 comentarios
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Tienes una cristalería en Carrer dels Fertilitzants, ahí venden espejos.
Creo que sería un excelente embajador para promocionar la famosa monserga de la Menorca Talayótica, con esa apariencia de neanderthal que tiene el murciano.