El número 3 del mundo necesitó dos horas y 20 minutos para desarbolar a un rival contra el que encadena tres triunfos y que opuso menos resistencia de lo que dice su ránking, 21 del mundo, y su trayectoria.
A sus 21 años, Alcaraz se convierte en el octavo jugador que encadena tres cuartos de final en París con menos de 22 años, en la estela de nombres gloriosos como Bjorn Borg, Mats Wilander, Boris Becker, André Agassi, Michael Chang, Rafael Nadal y Novak Djokovic.
Otro alarde de precocidad del tenista más joven en haber alcanzado el número 1 del mundo.
Lo consiguió Alcaraz en el que quizá fue su partido más completo en lo que va de torneo, ayudado por un rival que se enredó en sus errores y renunció a la batalla directa.
Los tenistas descubrieron al fin que en París el cielo también es azul, al menos lo poco que las nubes dejaron entreverlo en una tarde nublada. Los techos de las pistas se abrieron y desapareció la lluvia que había alargado las jornadas precedentes y con ella la humedad que ralentizaba el juego. Vale que había viento, que estaba fresco, pero las bolas botaban con más brío, la dinamita generaba más daños en el rival.
Música celestial para Alcaraz, que volvió a comparecer con el brazo derecho vendado, pero que no dejó muestras de que tuviera ningún problema para soltar cañonazos directos a la línea de flotación del canadiense, que no encontró su lugar en la central, sumergido por el bombardeo.
Once golpes ganadores en el primer set y otros ocho en los cinco primeros juegos del segundo, cuando Auger-Aliassime cedió su saque, reclamó la asistencia médica y se retiró al vestuario. Alcaraz acabó totalizando 34.
Auger-Aliassime no encontró la manera de contrarrestar el tenis del español, que por momentos hizo las delicias del público que abarrotaba la Philippe Chatrier con puntos que engrandecen el tenis y mermaron la moral del canadiense.
París seguirá siendo su peor Grand Slam, el único en el que, en dos intentos, no ha conseguido superar los octavos de final.
Alcaraz recuperó su versión más genuina, esa con la que pretende ganar dando espectáculo, dejando atrás el sacrificio de las rondas anteriores, sobre todo contra el neerlandés Jasper de Jong en su segundo asalto.
Demasiado cándido el quebequés frente a la emboscada que le preparaba el número 3 del mundo, le faltó colmillo para generar escombros en el lado del español, que en ningún momento bajó el pistón, tirando de recursos. Ahora te golpeo de derecha, ahora te castigo con una dejada.
Aplausos, ovaciones para un Alcaraz que iluminó con su sonrisa la pista. París busca un nuevo héroe y el español tiene el carisma, el tenis y el porte para serlo.
Debió percibirlo el canadiense, que no quiso ser más rato un secundario y tiró la toalla en el tercer set, cariacontecido, sin humor para seguir recibiendo palos.
Próximo capítulo para Alcaraz, Tsitsipas, un tenista en reconstrucción, que llegó a París habiendo superado un bache de juego y confianza, y que reconquistó hace unas semanas Montecarlo para luego confirmar su buen momento con la final de Barcelona.
El griego, finalista en 2021, tuvo que remontar un set contra el italiano Matteo Arnaldi, 35 del mundo, para colarse por cuarta vez entre los ocho mejores y su ruta vuelve a cruzarse con la de Alcaraz.
El año pasado, poco después de que le ganara en la final de Barcelona, el español le propinó en la tierra batida de París en tres sets la quinta derrota en otros tantos duelos entre ambos, un buen augurio para que Alcaraz pueda regresar por segundo año consecutivo a las semifinales.
2 comentarios
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Hasta ahora ha tenido suerte y le han tocado los peores jugadores. Mañana empieza lo bueno, a ver lo que dura...
Desde que le vi sentado y disfrutando de una corrida de toros, o sea tortura a un ser vivo e inocente me da igual si gana o si pierde en un partido de tenis! el que siempre pierde es el toro y le deseo lo mismo a este jugador!