Novak Djokovic y Jannik Sinner, antes del partido. | STR

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En una auténtica exhibición de tenis entre dos jugadores que no reservaron nada fue el número uno del mundo, el italiano Jannik Sinner, el que terminó por ganar, por segunda vez en cuatro días, al serbio Novak Djokovic, el jugador más laureado de todos los tiempos, que mantuvo el tipo y la resistencia hasta la extenuación. Sinner ganó por 6-2, 6-7 (0) y 6-4 en un cara a cara equilibrado, tenso, sin reservas y que se prolongó durante dos horas y media.

No tuvo nada de exhibición como tal este encuentro del Six Kings Slam que reúne en Riad a los mejores del mundo con premios millonarios, cuantiosos como en ningún otro lado. Porque el choque reunió todos los ingredientes de un partido con un gran título en juego.

Mostró al mejor de la actualidad junto a Carlos Alcaraz y a uno de los mejores de la historia, un veterano dominador en las últimas décadas que puja en cada torneo por mantenerse vigente.

La autoridad con la que Sinner ganó el primer set presumió una superioridad que luego no fue tal. El transalpino ya había ganado al serbio el domingo pasado, en la final del Masters 1.000 de Shangai por 7-6 (4) y 6-3, en solo dos sets.

Fue el cuarto triunfo en nueve choques del jugador de San Cándido, ganador este año en el Abierto de Australia y el Abierto de Estados Unidos, frente al jugador de Belgrado poseedor de veinticuatro Grand Slam.

El italiano, ganador de siete títulos en 2024, se encontró con una solvente reacción de su rival en el segundo set y llevo el desenlace al tercero. Agotados físicamente, el serbio, además de llevar una rodillera, necesitó asistencia médica en el hombro derecho, y el italiano, con molestias en la pierna izquierda, se enfrascaron en una dura batalla. Ninguno aprovechó las roturas de saque de su rival hasta el noveno juego. Sinner volvió a hacer break y consumó la rotura en el décimo para cerrar el triunfo.

Sinner disputará la final contra el ganador del choque entre Carlos Alcaraz y Rafael Nadal, mientras que Djokovic jugará la consolación contra el perdedor del duelo entre los españoles.