Desde el pasado martes a las 19.13 horas, cuando envió la bola a la red tras un golpe forzado, se quitó la cinta del pelo y estrechó la mano del neerlandés Botic Van de Zandschulp en el Palacio de los Deportes Jose María Martín Carpena de Málaga, Rafael Nadal Parera (Manacor, 1986) pasó la hoja de su calendario deportivo para iniciar su nueva vida.
22 años, 6 meses y 19 días (8.240 días) después de aquel duelo ante el paraguayo Ramón Delgado en el Mallorca Open cuando el manacorí apenas tenía 15 años y comenzó a escribir el relato de una de las trayectorias más extraordinarias de la historia del deporte mundial, Nadal comienza una etapa diferente, desconocida para él, con las raquetas, los pantalones pirata o las camisetas sin mangas guardadas en un rincón privilegiado, como recuerdo de un tiempo pasado que emocionó a todo el Planeta Tenis.
Por primera vez en estas dos últimas décadas, Rafael Nadal no enfocará su día a día pensando en entrenar, en prepararse para el siguiente partido o en si estará preparado para afrontar este o aquel récord. El ganador de 22 títulos de Grand Slam no tendrá ni la rutina ni la exigencia a sí mismo que le ha marcado su vida desde que a los ocho años de edad lograra un título sub-12 de tenis en Baleares, mientras continuaba jugando al fútbol como delantero...
Lógicamente esta retirada tampoco le ha pillado por sorpresa. Más bien todo lo contrario. Lleva prácticamente dos años preparado para este momento con la Fundació y la Academia como pilares fundamentales de su nueva agenda.
Negocios
El mallorquín deja la primera línea del deporte en activo, pero el tenis seguirá marcando una porción notable de su tiempo. Como también sus negocios empresariales.
«Nunca me ha fallado mi familia, ha estado conmigo en los momentos malos y me han mantenido con los pies en el suelo cuando todo iba bien. Eso hace que lo que venga en el futuro sea más fácil de llevar», aventuró el de Manacor micrófono en mano en su primer discurso como jugador retirado.
Navegar por aguas de Baleares con su yate siempre ha sido su principal vía de escape. También jugar a golf -donde tiene un hándicap de -0.3, rozando el de los profesionales- es otra de sus pasiones. Ahora, sin las obligaciones ni la exigencia del deporte de elite, podrá disfrutar más de esos pequeños placeres que antes saboreaba en su tiempo libre.
La Academia y su capacidad de expansión es, sin duda, su proyecto de vida estrella. Internacionalizar la marca Nadal está sobre la mesa y los tentáculos se extienden. A la Rafa Nadal Academy de Manacor, que inauguró en 2016 con Roger Federer como patrino, hay que sumar la de Kuwait (abierta en 2020). También cuenta ya con tres Rafa Nadal Tennis Center (Grecia, México y Hong Kong) y sumará un Rafa Nadal Sport Center (Albania) y un Rafa Nadal Tennis Program (Egipto). Además, desde enero del presente año ejerce como embajador de la Federación Saudí de Tenis, un cargo que desembocó en una corriente de críticas notables.
Con la retirada recién estrenada, sus compromisos publicitarios se le amontonarán en los próximos días. Numerosos patrocinios a los que corresponder y marcas de las que ha sido imagen durante décadas.
Las iniciativas y proyectos al margen de las pistas alcanzan el mundo del turismo, de la hostelería -es socio de ZEL y además tiene una exclusiva cadena de restaurantes en Madrid, Beverly Hills o Miami con Pau Gasol y Cristiano Ronaldo como socios-, inmobiliaria, cosmética y nutrición, entre otros.
Como imagen global de Nike, sigue siendo un referente del deporte en el ámbito publicitario, y en el horizonte siempre ha quedado aquella respuesta cuando le preguntaron por la presidencia del Real Madrid: «No está en mi plan de vida, pero si se dan las circunstancias y llega la oportunidad... soy un gran apasionado del fútbol y del Real Madrid». Así será su nueva vida sin la raqueta.
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Ahora cada vez que el Real Madrid juegue en el Bernabéu podrá ver los partidos desde el palco acompañado de Florentino y algun jeque árabe amigo y socio del manacori. Todos sabemos a quién animaba cuando el Real Madrid visitaba Son Moix.