¿Cuándo empezó el proceso de dirección y guión?
— Pilar Lillo. En septiembre ya empezamos a trasladar las ideas al guión. ¿Qué tipo de documental queríamos? ¿Algo más académico? Nos parecía muy denso y entonces nos lo planteamos como algo más entretenido y sentimental. Creo que el espectador se encontrará con intriga y diversión.
— Saúl Benejama. Queríamos un guión que emocionalmente conectara con el espectador y que tuviera un aire cinematográfico.
¿Cómo se ha conseguido esa atmósfera?
— P.L. Con las ficciones en momentos puntuales se ofrece entretenimiento. Queríamos un documental que llegara a la gente, que gustara incluso al que no le interese el mundo del periodismo.
— S.B. Le va a gustar al público en general. Las personas que hemos entrevistado transmiten mucho. Es gente muy interesante, que te atrapa con lo que están contando.
¿Cómo ha sido posible rodar imágenes ambientadas en 1893 en la actualidad?
— S.B. En los exteriores que grababámos utilizábamos planos cortos. En el montaje, las mezclamos con imágenes de la época para trasladar al espectador al pasado. En el Borne, por ejemplo, estábamos limitados por la arquitectura actual.
— P.L. Ha sido divertido rodar las recreaciones, contamos con un equipo maravilloso. El proceso de documentación es lo que más tiempo nos ha llevado.
En este documental no hay una voz en off que conduzca al espectador por el paso del tiempo. ¿Qué ingredientes se han usado para avanzar la narración?
— S.B. La voz en off igual es un recurso más fácil, pero queríamos que la narración avanzara a través de las entrevistas. El espectador tiene que percibir el paso del tiempo en la historia y que no se pierda, que todo tenga coherencia.
¿En qué fases se ha dividido el documental?
— P.L. Hicimos una fase previa de documentación, luego un preguión, donde se establecían las escenas más destacadas, tanto de ficción como de documental. Realizamos las entrevistas y desde ahí grabamos los planos de ficción. Ya en la fase de postproducción, en el montaje, ‘cocinamos’ conjuntamente ambos ingredientes. Ahí se decidía qué entraba y qué no. Después el etalonaje (igualación del color que dota de una atmósfera propia al documental), la sonorización, la música...