El pistoletazo de salida será a las 19.45 horas desde la Plaça de la Llotja, seguirá por el Passeig Sagrera, girarán en la avenida Antoni Maura, llegarán a la Plaça de la Reina, volverán por Antoni Maura para reincorporarse al Passeig Sagrera en dirección a avenida Argentina, girarán frente al Club Náutico y volverán por el mismo Passeig Sagrera para finalizar frente al Parc de la Mar. Con motivo de este evento deportivo, charlamos con Jesús Hernando, gerente de Aspace desde hace una década, que destaca la importancia de la carrera para el colectivo con discapacidad y el trabajo que se realiza en la entidad desde hace ya 48 años.
Segundo año de la Milla Verde-Ultima Hora, ¿cuántos usuarios se han apuntado ya a la carrera?
– Ahora mismo hay 20 usuario de Aspace inscritos y alrededor de 60 familias participarán también.
¿Cómo se toman estos chicos participar en un evento deportivo de estas características?
– Son 1.600 metros. Pero para muchos de nuestros usuarios es toda una proeza realizarlos. Para ellos, sus familias, amigos y los trabajadores del centro. Es todo un reto participar y se lo toman muy en serio. Piense que muchos van en silla de ruedas motorizadas, los que no tienen que ir acompañados; muchos llevan semanas pensando en quién va a tirar de su silla. Se juegan mucho. Hay verdaderas luchas por convencer a según quién (ríe). A los mejores ‘portadores’ se los rifan.
Cuando se habla de inclusión, no hay mejor ejemplo que esta carrera. Aquí puede participar todo el que quiera aportar su granito de arena...
– Así es. Todo el mundo está invitado a realizarla como mejor le parezca: corriendo, caminando, en silla de ruedas, en pareja, en familia, en solitario... tenemos un usuario que irá acompañado por su abuela.
¿La inclusión sigue siendo un reto de futuro?
– Y tanto. Queda mucho camino por recorrer. Pero la auténtica inclusión social se logra con eventos como esta Milla Verde. Nuestros chicos no solo quieren interactuar con gente sin discapacidad, quieren mezclarse, participar, sentirse uno más entre todos. Esa es la verdadera inclusión. Le pongo un ejemplo. Tenemos una escuela de verano durante el estío para los usuarios, a la que se pueden apuntar por un módico precio los hijos de los trabajadores. Ellos juegan juntos, interaccionan... recuerdo todavía una imagen del año pasado: el hijo de una empleada sentado en un taburete y arrastrado, jugando, por uno de nuestros chicos en silla de ruedas. No hay imagen más bonita.
La Asociación de Parálisis Cerebral de Balears (Aspace) cumple 48 años, ¿cómo ha evolucionado la entidad desde entonces?
– Muchísimo. Nació en 1976, cuando un grupo de familias con niños con parálisis cerebral decidió unirse y formar esta entidad para ayudar a sus hijos. En estas casi cinco décadas hemos ido desarrollándonos al ritmo de los usuarios y aumentando los servicios a medida que iban surgiendo nuevas necesidades. Pero lo más importante, nos hemos profesionalizado, existen recursos sociales y los padres de un chico o chica con parálisis cerebral han dejado de ser cuidadores y ellos, de estar escondidos en casa; ahora ejercen de padres y los niños son niños con opciones.
¿Con cuántos usuarios cuenta ahora Aspace?
–Entre la residencia, la escuela y las actividades terapéuticas, unos 600. Tenemos bebés y, en la residencia, por ejemplo, está nuestro usuario más mayor, con 64 años.
