Cualquier excusa es buena para acercarse al Castillo Hotel Son Vida. Si además el motivo es conocer de primera mano la cocina del chef a cargo del restaurante Es Castell, Carlos Moreno, la visita está más que justificada.
Debe ser difícil cocinar en un lugar así. Magníficas instalaciones, vistas privilegiadas, entorno insuperable. Como nos dice el chef Moreno, cuando accedemos a la terraza «en un lugar como este hay que dar la talla, siempre. El nivel de exigencia en todos los sentidos es muy alto». Y en esto están el Chef y todo su equipo, tal y como están evidenciando los muchos seguidores de Cocinas y cocineros con alma que ya han degustado este menú y que permanecerá activo hasta el 31 de mayo, a través de la plataforma de reservas de Ultima Hora, o accediendo a través del QR que incorpora la publicidad de la promoción. El lujo de su propuesta no se basa en los productos, sino en cómo los trata y en cómo los presenta.
Saborear en cada detalle
El menú se inicia con un pan soplado con tomate en textura y jamón ibérico, un principio ilusionante. El tomate pera, producido sobre el compost que genera el aprovechamiento de los residuos, se confita durante 52 minutos a fuego lento para acabar rellenando el bolsito de pan que recomiendan comer de un solo bocado. La explosión de sabores del conjunto que ofrecen el pan, el tomate y el jamón ibérico resulta espléndida.
El menú se inicia con un pan soplado con tomate en textura y jamón ibérico, un principio, sin duda, ilusionante
Sigue un gazpacho km0 confitado al aceite de módena espectacular. El secreto se queda en casa, pero la maceración y el reposo que el chef le concede a la preparación, resulta definitivo para potenciar su sabor y proporcionarle una textura fina, pero no caldosa.
El segundo entrante son unas gyozas de gamba roja con panceta de porc negre y seta shitake. La mezcla, la conjunción de materias primas resulta magnífica. La cocina es evolución, es atrevimiento, es prueba. Pero también es tradición y recuperación de lo bueno que nunca debimos olvidar. Así, la poción mágica que Carlos Moreno introduce en este sugerente plato es un caldo de garbanzos que proporciona el refuerzo de sabor y la consistencia necesaria para multiplicar los sabores de sus ingredientes. Un acierto pleno.
Cocción exacta, sabor pleno y acompañamiento sugerente para un plato magnífico, definitorio de la cocina de un hotel cinco estrellas.
Los principales combinan el mar y la tierra. El rodaballo, pescado extraordinario que permite lucirse a quien sabe cocinarlo y condena a quien lo desconoce, se presenta al horno con un pil pil de almendras mallorquinas y un lecho de espárragos. Cocción exacta, sabor pleno y acompañamiento sugerente para un plato magnífico, definitorio de la cocina de un hotel cinco estrellas.
A continuación, la carne. Un timbal de ternera guisada a baja temperatura de resultado espléndido y sabor exquisito. La carne se deshace, pero no pierde su esencia ni el gusto que le proporciona el cremoso de coliflor y el toque de un crujiente de patata violeta, realmente sugerente.
El festival no acaba aquí. Los postres son imperdonables, no se puede perdonar el disfrutarlos. La violeta de chocolate blanco y moras silvestres y avellanas en chutney con yuzu es un regalo al paladar. El cheescake ligero de té matcha resulta igualmente espectacular. La combinación de sabores y texturas resulta una aventura digna de recordar.
La visita ha merecido la pena. En realidad, visitar el Castillo Hotel Son Vida siempre lo merece. Y poder disfrutar la propuesta de Carlos Moreno, también. El privilegio de combinar ambos es una de esas oportunidades que no debemos dejar escapar. Merece la pena. Sin duda.