¿Por qué decidió realizar esta tesis?
—En mi experiencia como formador, pude comprobar como la oferta formativa para las personas que querían emprender estaba pensada para aquellas personas que ya eran emprendedoras y no para las que debían emprender por necesidad. Para ayudar a estas últimas a transitar al rol de persona emprendedora decidí analizar los programas públicos y privados disponibles entre 2019 y 2020 a nivel nacional y local. Quería comprobar si lo que decía la comunidad científica, y las personas que habían emprendido coincidía con los objetivos y contenidos de la oferta que se encontraban.
¿Cuántas clases de emprendedor hay?
—Mucha gente cree que hay solo un tipo, pero hay tres. Está la persona emprendedora vocacional que es la que no para de generar ideas y ha nacido para ello, que representa una proporción muy baja. Después está la persona emprendedora por oportunidad que es aquella persona que se lanza a por ello y decide hacer un negocio al ver una oportunidad en el mercado. Finalmente está la persona que emprende por necesidad. Esta última se adentra en este mundo porque no tiene más remedio, por ejemplo, al estallar una crisis económica.
¿Qué ha demostrado con su tesis?
—La ausencia del autoconomiento personal en el modelo de formación del emprendimiento. La comunidad científica avala la importancia de las actitudes y la autodeterminación para emprender, pero la oferta que se proporciona no tiene en cuenta este tipo de contenidos ya que no llega ni al 2 %. A raíz de comprobar mi teoría he creado un modelo de educación emprendedora para las personas que no lo son, es decir, la mayoría de la población.
Se basa en ayudar a las personas a construir propuestas de valor a la sociedad a partir del autoconocimiento personal. Para ello, antes la persona debe descubrir sus pasiones, talentos y objetivos personales. Mucha gente emprende sin tener las ideas claras y aquí es donde he querido incidir yo.
Por lo que dice, su modelo de educación va dirigido a los emprendedores por necesidad.
—Exacto. Los programas no están pensados para gente que no son emprendedores y son justamente las que realmente necesitan una ayuda. Se les debe hacer reflexionar y hacerles cuestionar su idea de negocio. Hay que hacerles pensar y así definir cuáles son sus objetivos. Hay que estudiar en qué fase está cada persona que quiere emprender y acompañarlas en sus puntos fuertes.
¿Y cómo ayudaría a los emprendedores que se inician en esta andadura?
—La persona debe identificar si quiere o no emprender. Para ello debe saber si tiene un perfil de persona emprendedora. También tiene que tener claro dónde quiere emprender y la clave está en el autoconocimiento personal. Por último, generar una idea de negocio. El modelo de negocio es cómo hago dinero con esa idea. Cualquier idea puede monetizarse. Otra cosa es que la persona no sepa ponerla en práctica. La persona emprendedora debe saber que todas las ideas de negocio valen y que lo que fallan son los modelos de negocio.
¿Qué características debe tener una persona emprendedora?
—Es una persona muy orientada a sus logros y objetivos; mide los riesgos de forma diferente a otras personas; es innovadora, donde otros ven un problema, ella ve oportunidades; es autónoma, cree mucho en sí misma; no tiene miedo a tomar decisiones y tiene autoeficacia, confía en su capacidad para hacer las cosas.
¿Cree que es importante incorporar este modelo en el colegio?
—Sí, si fuesen acompañadas de autoconocimiento, y reflexiones sobre quiénes somos y qué queremos hacer en nuestra vida. Un emprendimiento con valores. Abrir el emprendimiento a su concepción original, lejos de centrarlo en la remuneración económica y regresar al concepto de aventura. Emprender es iniciar un empresa, dónde lo importante es creer en uno mismo.
¿Qué recomendaciones tiene para los que empiezan a emprender?
Me centraría en dos. La primera es que testen mucho el producto o servicio antes de abrir un negocio. La segunda es conocerse a sí mismas, es decir, emprender en algo que le apasione y pueda aportar valor. Para ello es importante estar rodeado de más emprendedores porque vibran en el mismo momento profesional. Es muy importante no estar solo. Programas como Connect’Up son necesarios ya que conectan a unos con otros.
¿Cómo cree que ayuda Connect’Up a los emprendedores?
Su lema lo define todo: conectando personas. En esta quinta edición se ha trabajado mucho la conexión entre ellos. En esta plataforma balear se aprende a colaborar y a compartir recursos y esto es fundamental.
¿Es Balears un terreno emprendedor?
Este es un buen momento para emprender y las Islas tienen una gran capacidad de atraer talento e ideas innovadoras. Hay sectores como el turístico en el que se pueden introducir nuevas propuestas de gran valor, abriendo el turismo a la ciencia, congresos, voluntariado, etc. Hemos de ser capaces de identificar nuestras potencialidades como sociedad.
El apunte
Open Day, cita entre emprendedor e inversor