La «nueva normalidad» llega a las aulas. Y es que la educación es uno de los asuntos fundamentales para la salida de la crisis de la pandemia. Después de seis meses sin pisar un centro escolar, los más pequeños de la casa, adolescentes y universitarios vuelven a clase este mes de septiembre. Los más pequeños afrontan el regreso a las aulas con todas las cautelas pero con ilusión No será como antes. En este inicio de curso, la convivencia en los centros está marcada por la inquietud por la pandemia.
Todo o casi todo será distinto o nuevo con respecto a cursos anteriores: la desconexión ha durado más tiempo que solo los habituales meses de verano y, además, deberán implementarse medidas para compartir aula, recreo, y otros espacios comunes. Pero, antes de nada cabe preguntarse cómo habrá afectado el confinamiento que hemos sufrido a los más pequeños. Según el doctor César Feliu, pediatra y miembro de Doctoralia, «en líneas generales, el confinamiento no ha producido necesariamente un impacto negativo en la salud mental de los niños, pues tienen una percepción diferente del tiempo y la realidad, por lo que han vivido el día a día». «Si bien los niños –continúa el doctor Feliu– necesitan del contacto con otras personas y muchos otros estímulos que reciben en los centros educativos y que favorecen un óptimo desarrollo, tampoco se ha visto un retraso generalizado en este aspecto». Para este pediatra «pese a las distintas situaciones que han tenido que vivir durante el confinamiento y la pandemia, los niños afrontan la vuelta al colegio con la ilusión de cualquier año».
El estrés es para los adultos
En los adultos, sin embargo, esta situación puede ocasionar una potente fuente de estrés, dado que la pandemia sigue su curso y con la vuelta a las aulas es inevitable pensar en el miedo al contagio. Ellos son los responsables de hacer hincapié en que los niños hagan uso del gel desinfectante y las mascarillas y que al llegar a casa o al centro de estudio y, por supuesto, antes de las comidas, se laven bien las manos con agua y jabón durante al menos medio minuto. Los niños, afirma el doctor Feliu, son conscientes de lo que ocurre y acabarán incorporando estos protocolos como algo normal en su día a día en la escuela».
Las nuevas formas educativas
En caso de que un menor o estudiante tenga que realizar una cuarentena en pleno curso escolar, la tecnología sería una vía de escape para que el aprendizaje no fuera interrumpido. Por ello, el Dr. Feliu afirma que, «el uso de las nuevas tecnologías es favorable en la enseñanza, si bien debe ser progresivo desde primaria hasta el primer ciclo de secundaria, siendo en el segundo ciclo de secundaria y en bachillerato donde más se pueden implementar estas tecnologías. Este progreso es de gran importancia para la adaptación extracurricular, ya que ayudaría a completar los calendarios académicos programados».