Los cambios que se debieron adoptar como una necesidad, han terminado redundando en la agilización de ciertos aspectos de la gestión cotidiana, que se han visto reflejados en nuevos procedimientos que están «mejorando y facilitando la atención al ciudadano en todo aquello que, como administración local, debemos satisfacer». Esa transformación solo fue posible mediante la implicación y el compromiso de todos los agentes sociales, de los que Rosselló no quiere olvidarse: «Es de destacar la implicación de todos los responsables políticos, del personal municipal y de las fuerzas de seguridad y Protección Civil por la gran labor que han desarrollado en todo este tiempo. Todos han demostrado tener una gran capacidad de adaptación y actuación durante los meses de pandemia» asegura, aunque quiere poner de relieve especialmente un factor que fue más allá de todo esto «la respuesta excepcional de los profesionales del ámbito sociosanitario».
Montserrat defiende también la continuidad del mantenimiento y las tareas rutinarias que supone la atención al pueblo: «Además de todo el esfuerzo extra que ha supuesto el paso de la pandemia por nuestras vidas, hemos continuado con las políticas de gobierno de las anteriores legislaturas, mejorando el día a día de los vilafranquers y vilafranqueres, incidiendo en la mejora de las infraestructuras como pueden ser los parques, el polideportivo, las calles y los caminos rurales o la mejora en la red pluvial», relata. «Todo esto se ha tenido que desarrollar en un contexto en que la gestión medioambiental –que incide, a su vez, en el ahorro energético– está siempre en el centro de las actuaciones de la gestión pública». Concluye diciendo que «en este punto, puedo avanzar la continuidad de las mejoras de la red pluvial y la reforma del edificio del ayuntamiento para adaptarlo a las necesidades del siglo XXI y mejorando su accesibilidad y confortabilidad».