En total, son 35 productos que comercializan más de 500 agricultores, ganaderos y trasformadores agro-alimentarios que han certificado la procedencia y la sostenibilidad de su producción.

Las tareas diarias de las explotaciones agrarias que coexisten en la Serra de Tramuntana son las que mantienen el paisaje que se ha ido conformando a lo largo de los años y que, desde 2011, la UNESCO catalogó como Patrimonio Mundial.

«Un ejemplo excepcional de paisaje agrícola mediterráneo, testimonio de la convivencia entre el hombre y el medio natural durante siglos, que cada civilización ha ido transformando para hacerlo más habitable», así se define a la Serra de Tramuntana desde el organismo. Trabajar en ella no es sencillo, su orografía complica las labores en sus campos; pero con el paso de los años, la Serra puede presumir de conservar un importante conjunto de bancales construidos con muros de pedra en sec y complejos sistemas hidráulicos de origen islámico, así como una gran red de caminos empedrados.
Por todo ello, la comercialización de los productos del sector primario que cuida de esta herencia es esencial.

Se deben comercializar con precios competitivos, aún a pesar de las complicadas condiciones de llevar a cabo sus tareas. Se hace aquí relevante el impulso de la economía local con un firme apoyo a los productores; para conseguirlo, el Consorci Serra de Tramuntana -ente dependiente del Consell de Mallorca- creó el Distintivo Serra de Tramuntana.

Este Distintivo acoge a los productos producidos en los límites de la Declaración del Patrimonio Mundial, o que están elaborados con materia prima de esta delimitación. Todos lucen en su embalaje el Distintivo Serra de Tramuntana, lo que supone una garantía para el consumidor, asegurándole que su compra ha generado un impacto positivo en el territorio de forma ambiental, económica, social y cultural.

Variedad de productos con el Distintivo

En total, son 35 productos comercializados por más de 500 agricultores, ganaderos y transformadores agro-alimentarios que han certificado la procedencia y la sostenibilidad de su producción. Todos ellos ya lucen el Distintivo, desde los prestigiosos y tradicionales aceites, olivas y cítricos hasta nuevos cultivos como los aguacates, pasando por todo tipo de hortalizas, embutidos y elaborados de carne y leche.

Los olivos son el tesoro de la Serra de Tramuntana. Las olivas recolectadas con esfuerzo -de bancales con accesos complicados- son comercializadas, con diferentes aliños, con el Distintivo Serra de Tramuntana. También tiene el reconocimiento del Distintivo el aceite que se extrae de las almazaras locales, comercializado por la Cooperativa de Sóller, Son Moragues, Ecoestellencs y Somage SL. La Cooperativa de Sóller agrupa hasta 350 pequeños productores; también vende, con la marca Distintivo, naranjas, limones, mermeladas, fruta y verdura fresca.

Son Moragues, situada en Valldemossa, es una possessió con 500 años de historia con olivares, huertos y bosques que comercializa con el Distintivo, además del aceite y las olivas, mermeladas, hortalizas, fruta, huevos, sobrasada y carne de cerdo y de oveja. La cooperativa EcoEstellencs nace para preservar el campo y obtener beneficios de manera ecológica. Producen su aceite eligiendo con máximo cuidado la tecnología y la combinación perfecta para asegurar una calidad y un sabor excelentes.

Somage, por su parte, es la empresa que produce aceite de oliva virgen extra de la marca Son Matge en otra possessió, también de Valldemossa. Más allá de los olivos, hay otros productos producidos en la Serra de Tramuntana. La Cooperativa Payesa de Pollença, formada por 250 agricultores y ganaderos, comercializa el cordero y la lechona con el Distintivo Serra de Tramuntana. Una de las primeras empresas adheridas al Distintivo es Formatges Tramuntana, que comercializa quesos artesanales y ecológicos de producción exclusiva con la leche de las cabras que pasturan en la finca de la Plana, en el inicio del camino viejo de Lluc desde Pollença. Ofrecen yogurts y tres tipos de quesos: tiernos, frescos y con aroma a algarroba, bajo la denominación de ‘Sa Cabreta’. Su proyecto fue uno de los seleccionados por la FAO para exponerse como ejemplo sostenible en la conferencia anual de este organismo en el 2023 en Roma.

Los viñedos también se han ido recuperando en la Serra de Tramuntana, superada la plaga de la filoxera a finales del siglo XIX y gracias a la obstinación y el esfuerzo de pequeños productores. Una de bodegas más emblemáticas se encuentra entre Pollença y Lluc, a 400 metros de altura. Se trata de Viñas Mortitx, que luce el Distintivo Serra de Tramuntana desde su puesta en marcha para diferentes vinos que elabora. En plena Serra, se encuentra Son Grau, una antigua possessió mallorquina que trabaja para producir el mejor vino posible con variedades autóctonas cultivadas de manera orgánica, de baja producción y con una mínima intervención en bodega. De la fuente de Son Cocó, en el término municipal de Alaró, se embotella el agua mineral Font Sorda, también con el Distintivo.

Productos no alimentarios

La empresa Jabón de Mallorca, de Sóller, elabora artesanalmente, mediante destilación al vapor, aceites esenciales alimentarios de romero, lavanda, naranja y limón; pero destaca también por su amplia gama de jabones naturales que lucen el Distintivo Serra de Tramuntana. Hay, por ahora, otros dos productos no alimentarios distinguidos con el Distintivo Serra de Tramuntana: la tela de lenguas de Teixits Vicens y la agenda anual ‘Viu sa Serra’.

El objetivo del Consorcio Serra de Tramuntana continúa siendo el mismo: ampliar el número de productos, tanto alimentarios como artesanales, y distinguirlos con el Distintivo. De esta manera, se busca fomentar una economía local más sostenible y próxima, a la vez que se apoya a los productores que con su trabajo contribuyen a preservar el paisaje cultural declarado Patrimonio Mundial.

• Consulte aquí otros productos no alimentarios con Distintivo.