Todos los premiados de la Categoría Bar i Barra sobre el escenario tras recibir sus premios. | M. À. Cañellas - M.A. Cañellas

La cultura de barra es un fenómeno social que va más allá de la simple acción de comer o beber; es una experiencia que congrega a amigos, familiares y desconocidos en un ambiente de cercanía y camaradería. Desde una pequeña taberna hasta modernos establecimientos urbanos, este ritual gastronómico forma parte integral de la identidad cultural española. Cada región contribuye con sus sabores y tradiciones, y en Mallorca, esta diversidad se traduce en una amplia variedad de tapas que reflejan la herencia mediterránea y la influencia de las diferentes culturas que han pasado por la Isla.

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Isadola Rebeiro y Claudia Cantallops de La Barra de Miceli, acompañadas de Pedro Rullán y Dolors Feliu.

En esta categoría, se otorgaron seis premios de diversa índole, todos profundamente vinculados al espíritu de bar y barra. Marga Coll, de La Barra de Miceli, se alzó con el Premi Cultura de Barra. Al preguntarle por qué considera que los bares forman parte de nuestra cultura, Coll afirmó que «los bares son espacios donde socializamos y compartimos buenos momentos. Los hay de todo tipo, pero son lugares donde alimentamos el cuerpo y el alma». Para ella, estos premios suponían motivo de «una gran alegría. Recibir un reconocimiento por mi trabajo y el de todo mi equipo es sumamente reconfortante. Es esencial valorar y premiar el trabajo bien hecho, especialmente en una comunidad donde la gastronomía tiene un papel tan relevante». Coll también destacó la importancia del premio ganado, señalando que «cuando viajamos, siempre visitamos los mercados locales y disfrutamos comiendo en ellos. Al crear la Barra de Miceli, queríamos recuperar la esencia de las tradicionales barras de mercado. Nos enfocamos en ofrecer platos sencillos, de temporada y provenientes del mismo mercado. Han sido años complicados, pero al final, hacer las cosas bien y apostar por nuestra forma de entender la profesión, tiene su recompensa».

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Biel Frau y su madre, del Bar Can Frau.

Siguiendo con los premios, ahora es el turno del Premi Millor Variat, que recayó en el Bar Can Frau, cuyo afortunado fue Pere Frau. Él afirmó que «los bares siempre han sido lugares de encuentro con amigos y de celebraciones familiares. Son puntos de visita obligada, ya sea a diario, semanalmente o de vez en cuando. La función social y generacional que desempeñan hace que muchos clientes terminen convirtiéndose en amigos». Frau aseguraba que la importancia del significado del premio recibido es «enormemente significativa, ya que representa el plato mallorquín por excelencia de los bares de mercado y de pueblo». Por último, destacó la relevancia de la segunda edición de los Premis Gastronòmics: «Son un reconocimiento invaluable para los profesionales del sector, y su valor se multiplica al ser un galardón a nivel local».

Toni Cabrera y Toni Cabrera Bar Cabrera recogiendo el premio al mejor Pa amb Oli de la mano de Pedro Rullán y Dolors Feliu.

A continuación, es momento de felicitar al ganador del Premi Millor Pa amb Oli, que fue otorgado al Bar Cabrera. Su representante, Toni Cabrera, destacaba que esta condecoración es un reconocimiento a la labor de su familia a lo largo de 40 años. «Por eso tiene tanta importancia y relevancia». Cabrera también enfatizaba que «no se puede entender la cultura española sin la contribución de nuestros bares y todo lo que sucede en sus salones y cocinas. Además, la sociedad los utiliza para disfrutar de comidas y bebidas, también para socializar y reunirse». Para concluir, subrayaba la relevancia de otorgar premios a la excelencia y la calidad en el sector, afirmando que «esto es fundamental, dado lo importante que es para nuestra comunidad».

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Keana Gonzalez y Tomàs Jaume del Bar Es Vaixell.

El Premi Millor Llonguet se otorgó a Bar Es Vaixell. Sobre este reconocimiento, Alejandro Ortiz comentó: «Que te elijan para recibir un premio siempre es una recompensa al trabajo, la constancia y el esfuerzo. Es una gran alegría». En cuanto a la cultura de Bar y Barra, Ortiz afirmó que: «son lugares ideales para reunirse, evadirse y disfrutar de un buen rato. Además, tienen un peso importante en nuestra economía, algo clave en la Isla en la que vivimos». Por otro lado, aprovechó la ocasión para expresar que los Premis Gastronòmics Mallorca «valoran el buen hacer y toda una trayectoria. Me parece fantástico que, tras una primera edición exitosa, se repitan un año más. Son un reconocimiento al esfuerzo, y es gratificante que ese trabajo sea recompensado».

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Antoni Josep Emazabel, Miquel Calvente y Marcos Vilderman de La Molienda.

Por su parte, Antoni Josep Emazabel, Miquel Calvente y Marcos Vilderman, de La Molienda, fueron galardonados con el Premi al Millor Barista, un reconocimiento que atribuyeron «al esfuerzo y dedicación que hemos invertido durante años en el sector cafetero de la Mallorca. Este premio es un homenaje a todo el equipo de La Molienda. Tostar nuestro propio café de especialidad y recibir este reconocimiento nos llena de orgullo; significa que estamos haciendo las cosas bien». Los socios coincidían en que los bares son espacios donde socializar y disfrutar de buenas charlas con amigos, o encontrar momentos de tranquilidad para uno mismo, siempre recibiendo una atención excepcional. «La calidad del producto que ofreces es la guinda del pastel, y es lo que nos hace volver a esos lugares», sostenía. En cuanto a los Premis Gastronòmics, aseguraban que son «una excelente iniciativa para resaltar el valor del producto y del servicio de calidad en el sector gastronómico balear, permitiéndonos destacar en el mercado turístico. Además, representan una oportunidad para apoyar a todas las personas, tanto empleadas como emprendedoras, que optan por hacer las cosas bien en este ámbito».

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Matías Uriarte, de Ginbo, con su escultura en mano, junto a Pedro Rullán y Dolors Feliu.

Matías Uriarte, de Ginbo, se hizo en esta edición con el Premi Millor Cocteleria. Iriarte consideraba que estos Premis son «fundamentales a nivel local, ya que permiten reconocer a los profesionales que, con dedicación y esmero, contribuyen con sus negocios a la ciudad y a la sociedad en general». Sobre la relación entre los bares y la cultura, Iriarte afirmó que los bares, como Ginbo, que lleva 16 años funcionando, son parte integral de la comunidad. Explicó que «Ginbo ha atendido a varias generaciones, desde el abuelo hasta el nieto. Ginbo es un referente tanto a nivel nacional como internacional, formando parte de la gastronomía de la ciudad». En cuanto al reconocimiento que recibió su bar como «Premi Millor Cocteleria», Matías expresó que el galardón pone de manifiesto los años de esfuerzo dedicados a ofrecer cócteles de calidad en la ciudad. Explicó también que siempre han querido proporcionar una experiencia de ocio de alto nivel, donde los clientes pudieran disfrutar de cócteles en un ambiente bonito y relajado. Señaló que Ginbo ha sido pionero en el crecimiento de la coctelería en la ciudad, siendo uno de los primeros bares en marcar esta nueva era; valoró el reconocimiento como un logro significativo.