A un paciente que por una serie de enfermedades había perdido más de la mitad de la nariz, se le ha reconstruido con tejido de su cuerpo (concretamente piel procedente de la zona anterior del antebrazo y cartílago de su parrilla costal). Este primer injerto, que se le realizó en una operación que duró 10 horas, es la primera fase de un proceso de unos seis meses de duración con varias intervenciones.
«Al paciente —explica el Dr. Morera— se le extrajo tejido del antebrazo y un fragmento de cartílago costal, para reconstruir el esqueleto, y se le insertó en la zona de la nariz, uniendo los vasos sanguíneos de los fragmentos extraídos a vasos sanguíneos del cuello». Los vasos han sido unidos para mantener ese tejido implantado vivo y no solo como un injerto inerte. «Los 'colgajos' pueden ser locales (junto al defecto), regionales (cercanos) o libres, es decir, que son completamente independientes de la zona del defecto que se quiere corregir», explica el especialista en Otorrinolaringología, y añade: «Para que ese tejido sobreviva se extrae con arterias y venas que hay que re-empalmar en el lecho del defecto».
Dada la complejidad de esta primera intervención se formó, para llevarla a cabo, un equipo altamente especializado, dirigido por el Dr. Eduardo Morera, médico otorrinolaringólogo del CIO de Juaneda Hospitales, y los cirujanos plásticos del Hospital Universitario de Son Espases, doctores Iván Monge y Oriol Roca.
El objeto de estas intervenciones es recuperar la nariz y su funcionalidad en la medida de lo posible. «En este caso, el paciente llevaba ya mucho tiempo sin respirar por la nariz, básicamente, porque no tenía. La cirugía ha tenido por objeto paliar una mutilación tan grave y visible que impedía a esta persona interactuar sin llevar puesta una mascarilla».
«Nuestro objetivo —continúa el Dr. Morera— es que esta persona puede recuperar una vida social normal». Es, añade, «una cirugía muy larga; estuvimos con el paciente 10 horas en el quirófano. Ahora habrá otras tres cirugías, separadas por varios meses, para terminar de dar forma a la nariz, con lo que el proceso total puede demorarse unos seis meses». «En esta primera fase —añade— se ha reconstruido una estructura con irrigación propia, sobre ese hueco en el que no había ni vasos sanguíneos y en el que ahora hay un relleno con esa estructura. En las siguientes intervenciones se usará esa estructura irrigada, junto con otros colgajos e injertos, para dar una forma de nariz, donde ahora hay un embrión».
Causas por las que se puede perder la nariz y precisar una reconstrucción
La primera de las causas que se nos ocurren que pueden llevar a una persona a perder la nariz es haber sufrido un accidente. No es esa la única. Lo explica el Dr. Morera: «La causa principal de pérdida de nariz es la tumoral, es decir, un paciente que tiene un cáncer en esa zona y que para quitárselo hay que eliminar, por seguridad, una gran cantidad de tejido».
«La segunda causa de pérdida de nariz —continúa el especialista— es un traumatismo grave. Son frecuentes las mordeduras de animales (sobre todo de perros) en la nariz, que llevan a su pérdida. La tercera causa son los efectos secundarios de la cocaína, que va produciendo una destrucción progresiva, algo tristemente frecuente en nuestro entorno».
Hay enfermedades que pueden acabar por destruir la nariz: «Las enfermedades autoinmunes —explica el Dr. Morera— suelen venir acompañadas de un componente que se denomina vasculitis y que consiste en una inflamación crónica de los vasos sanguíneos, que se van cerrando. La nariz es especialmente sensible a eso y por ello puede llegar a perderse». Todas estas enfermedades o lesiones pueden beneficiarse de una reconstrucción de la nariz, como el que se está llevando a cabo con éxito en Juaneda Hospitales, por primera vez en España. El proceso es complejo no solo a nivel quirúrgico, sino que obliga al paciente a tomar una serie medidas previas, como por ejemplo, no fumar desde un mes antes.
«El tabaco —explica el Dr. Morera— produce espasmos en los vasos sanguíneos y no podíamos arriesgarnos a que a la semana la arteria que irriga el colgajo implantado hiciera un espasmo y se necrosase de nuevo todo». Concluido el proceso «el paciente tendrá que seguir cuidando sus enfermedades de base y manteniendo hábitos de vida saludables».
Cuando pasa un tiempo «las reconstrucciones de la nariz son robustas, todo queda incorporado, pueden llegar a sufrir un traumatismo y no tiene por qué irse todo al traste, aunque es obvio que hay que evitar las causas primarias que han dado lugar a la pérdida inicial, por lo que el paciente deberá tomar todas esa medidas de su parte», concluye.