Ya en pleno verano (aunque no solo en época estival) tomar el solo demasiado rato, y en especial entre las doce y las seis de la tarde, a las horas de mayor radiación solar, puede aumentar el riesgo de cáncer de piel, entre los que está el melanoma, una enfermedad oncológica que presenta una mortalidad muy elevada si no se detecta a tiempo.
Para detectar qué lesiones requieren consulta con el médico, diferenciándolas de manchas benignas «hay que fijarse especialmente en las que no sean simétricas, las que tengan bordes irregulares o las que cambien en el color y el tamaño», señala la Dra. Ana Llull, nueva dermatóloga de Juaneda Hospitales.
También es un factor a tener en cuenta lo que se conoce como «el signo del 'patito feo'. Que es cuando aparece una mancha que es diferente a todas las demás que tiene la persona en la piel». En ese caso «también es muy importante consultar con el dermatólogo para descartar que se trate de un cáncer cutáneo», continúa la Dra. Llull. Es importante saber «que hay grupos poblacionales que tienen más riesgo que otros de sufrir un melanoma». Así, «quien tiene muchos lunares, va a tener más riesgo que quien tiene pocos, igual que también tienen más riesgo las personas con un fototipo de piel más claro o con antecedentes familiares», señala la especialista de Juaneda Hospitales.
«Identificar un cáncer de piel puede ser muy difícil para alguien sin experiencia», destaca la Dra. Llull, por lo que en caso de detectar algo, una lesión, mancha o lunar raro, que no se sabe muy bien lo qué es «hay que consultar con un médico» en prevención también del «cáncer cutáneo no melanoma, que es el cáncer más frecuente en toda la población». El cáncer cutáneo no melanoma, que tiene una incidencia muy alta pero una mortalidad en general mucho menor que el melanoma, puede detectarse «por una mancha más roja, una herida que no se cura, que no se acaba de cerrar, que unas veces se ulcera y que lleva mucho tiempo así», elementos que «hay que llevar a la consulta del especialista».
Volviendo al melanoma, la Dra. Llull recuerda que «su principal factor de riesgo es la exposición a la radiación ultravioleta de la luz solar» hasta el punto de que «debería haber un programa de prevención primaria desde la infancia concienciando de evitar la exposición en las horas centrales del día, de 12.00 a 18.00 en verano».
Además «hay que usar fotoprotectores con un nivel de protección alta, a partir de 30», destaca la Dra. Llull, que recuerda que «también es muy importante la protección física con prendas de ropa adecuadas, sombreros, camisas y prendas de manga larga que nos tapen de forma adecuada la piel, especialmente a las personas que sean más susceptibles». La prevención del melanoma u otros tipos de cáncer de piel es una tarea que hay que comenzar en edades tempranas, dado que, como explica la Dra. Llull, «desde niños y con el paso del tiempo vamos acumulando la radiación y la piel va acumulando mutaciones que luego se manifiestan a edades más tardías, aunque comenzaron en la infancia».
Son esta radiación y esas mutaciones «lo que un día nos puede llevar a desarrollar un melanoma». En cualquier caso, «en la infancia es extremadamente raro que se desarrolle un melanoma, aunque existen casos». Y hay que tener en cuenta la evolución que ha alcanzado que determinará el estudio de anatomopatológico del melanoma. «La mortalidad del melanoma es todavía alta si se encuentra en un estadio alto», destaca la Dra. Llull, pero añade que «se ha avanzado mucho en terapias sistémicas para melanomas más avanzados, como la inmunoterapia que han logrado aumentar la supervivencia en esos casos más tardíos». «Dentro de los cánceres de piel el melanoma representa solo el 1% de los casos, pero el 80% de las muertes por ese tipo de enfermedad», destaca la Dra. Llull para enfatizar la necesidad de la prevención, basada en una contención a la exposición de la luz solar, especialmente en las horas más intensas y siempre ya desde la infancia.