Su dominio de las lenguas le ha llevado a atender a un importante colectivo de pacientes alemanes y rusos, muchos de los cuales, «por ser recién llegados a las Islas no se sienten cómodos hablando de su salud en una lengua que no dominan, prefieren ser atendidos por un médico que los entienda y les explique las cosas en su idioma». Pese a atender a un amplio espectro de pacientes en cuanto a sus orígenes nacionales las patologías que asiste la Dra. Misina «están muy repartidas respecto a la procedencia». En lo que se refiere a los pacientes en planta «vemos muchas infecciones como neumonías o infecciones urinarias, también exacerbaciones de EPOC, cólicos renales etc.», que llegan directamente a un ingreso hospitalario por Urgencias.
Por otra parte, a la consulta de la Dra. Misina llegan con frecuencia personas que piden un chequeo, tanto «en el caso de pacientes multi mórbidos, que precisan seguimiento de sus patología», o consultas de «pacientes que tienen síntomas —cefaleas, mareos, vértigos, dolores, bultos…— y no saben a qué especialista ir. Yo les hago un primer diagnóstico y tratamiento o los redirijo a un especialista que necesitan». «Es importante la indicación de análisis, que es la principal herramienta del internista, ya que si bien no siempre señalan enfermedades concretas, sí que dan un idea de dónde puede haber un problema. Con estas y otras pruebas, muchos de esos pacientes que no saben a qué especialista ir ven resuelto su problema y no tienen que acudir a otro médico».
La Dra. Misina, como especialista en Medicina Interna, es una gran experta en chequeos, una herramienta que muchos pacientes deberían considerar si su estado de salud es precario, pero también en el caso de personas saludables y jóvenes, para evitar problemas indetectados que puedan evolucionar con el tiempo y mejorar en hábitos de vida.
«Una persona, que nunca ha ido al médico —explica la Dra. Misina— y que no tiene problemas, sería bueno que se hiciera un chequeo al llegar a los 30 años, para tener una serie de datos sobre su salud, saber cómo vive, conocer sus hábitos, hacerle una analítica general y una exploración física, sin ir más allá si no se detecta nada especial». «A ese paciente se le puede confirmar que está sano y tiene unos buenos hábitos de vida o tal vez darle un par de consejos, y citarlo para otro chequeo no antes de dos o tres años», explica la Dra. Misina. Pero «en personas mayores, que además tienen factores de riesgo como tabaquismo u obesidad, estos chequeos son ya recomendables una vez al año».
La Dra. Misina presta una especial atención a cada tipo de paciente: «A fumadores a los que nunca se les haya mirado el pulmón, se les hace una placa para detección temprana de problemas; en pacientes a partir de los 50 años recomiendo hacer una colonoscopia (se deriva a digestivo para la realización), y aún más antes de esa edas si tienen factores de riesgo, antecedentes familiares de cáncer, etcétera».
Es el mismo caso de los pacientes varones que acuden a realizarse un chequeo con cierta edad «a los que siempre hacemos una serie de pruebas analíticas para conocer el estado de su próstata y si surge algún problema se los deriva al especialista en Urología». El electrocardiograma es otra prueba «sencilla y que ya puede mostrar o descartar patología». Para los temerosos, la Dra. Misina admite que en los chequeos «no he tenido muchas sorpresas, porque quienes vienen arrastrando problemas de salud ya saben lo que pueden esperar. Las 'sorpresas' más frecuentes son casos de colesterol demasiado alto o de déficit de vitamina D.