«Estos accesos se complican en determinados casos, como cuando viene un paciente pediátrico muy deshidratado, en venas de difícil acceso, como son las de las personas mayores, con gran peligro de que se rompan, o en también de los pacientes oncológicos, que son casos que también suelo pinchar yo», explica Yolanda Lozano. «Todo se inició —recuerda— porque cuando yo empecé aquí, hace 9 años, en el centro médico de Juaneda en Inca faltaba un técnico y a mí, que soy enfermera, me propusieron si quería hacer extracciones de lunes a viernes. Allí tenía que pinchar todo lo que venía y estaba sola. Desde entonces y con mucha práctica me he convertido en una experta».
«Estas punciones se hacen a mano, a base de palpar y con paciencia», ya que en el entorno de Urgencias no sería posible contar con ecógrafos para desarrollar punciones ecoguiadas como se realizan en otros entornos del hospital: «Lo hacemos a base de experiencia en la palpación y detección de las venas, con paciencia y escuchando y animando al paciente». Esta experiencia le ha llevado a resolver casos muy complejos. «Antes de ser supervisora —recuerda Lozano— hacía noches. Vino un paciente de poco más de 30 años que estaba muy deshidratado. Lo pinché en la mano, en la flexura del brazo y no lo conseguía. Al final le pinché en un pie, con la aguja de mínimo calibre, conseguí hidratarlo y remontó».
La habilidad de Yolanda evita la opción más sencilla, pero menos adecuada para el paciente, al que cuando no se puede pinchar se lo envía a la UCI o a quirófano, donde se le coge una vía central, lo que sería una técnica muy invasiva. La habilidad de Yolanda consiste en que, sin ningún medio ecoguiado, sabe canalizar a un paciente y remontarlo. Y hacerlo de tal manera «que luego puedas coger un acceso venoso periférico, en la flexura, con calibres de aguja normales en urgencias». Se trata de una experiencia profesional que en el caso de Yolanda Lozano es ya un verdadero arte, tras 9 años de mejora diaria y de trabajo intrahospitalario en Juaneda Hospitales.
Es un conocimiento y una experiencia que a Yolanda Lozano le apasiona desarrollar y ampliar cada día, pero también compartir con sus compañeros profesionales de enfermería: «Cuando llega un caso complicado, si lo veo claro, pongo a una enfermera y la animo para que vea que lo puede hacer. Y así se llega al éxito y a la excelencia». Con esta soltura basada en la experiencia se evita tener que derivar a quirófanos, donde tal vez haya que sedar al paciente, o desarrollar otros procedimientos que aumentan el tiempo en que el enfermo tardaría en recibir la hidratación y/o la medicación que precisa para remontar o tratar la urgencia en si, además de evitarse efectos secundarios potenciales.
En poner una vía muy complicada, sabiendo lo que se hace, en lo que se tarda en pinchar, canalizar y fijar, infundir y extraer, se puede llegar a media hora. Pero «si no se tiene esa experiencia y especialización, puede que en más de una hora no lo consigas, y hay que derivar al paciente a enfermeros de otros servicios, como UCI o quirófanos».