La molécula semaglutida, inicialmente desarrollada para tratar la diabetes, se ha revelado como un fármaco útil para combatir la obesidad y de ese modo evitar los probables efectos de esa enfermedad, en forma de patologías asociadas que pueden llegar a ser graves. Es un fármaco terapéutico, de uso prescrito y que no debe ser tomado a la ligera.
La Dra. Keyla Dotres, médico especialista en Endocrinología de Juaneda Hospitales, con consulta en Hospital Juaneda Miramar, explica, al respecto de los nuevos medicamentos, como Ozempic o, el más reciente Wegovy, que «son nombres diferentes para un mismo principio activo, originariamente estudiada para tratar la diabetes».
«Esta molécula —explica la Dra. Dotres— surgió inicialmente en el estudio de fármacos para enfermos con diabetes, y fue aprobado con esa indicación, pero posteriormente se constató que tenía efectos beneficiosos y dosis dependiente, no solamente sobre el control de la glucemia, sino también en la pérdida de peso».
Fruto de este descubrimiento «se desarrolló el uso de ese mismo principio activo, a dosis más altas, como indicación para pacientes con obesidad o sobrepeso grado 2 y con alguna comorbilidad relacionada». Desde el 1 de mayo está disponible la semaglutida bajo el nombre Wegovy, con indicación en obesidad, y Ozempic es la presentación para la diabetes.
Estos fármacos, «no es que estén aprobados solo para las formas más graves de obesidad, sino que han surgido para que pacientes con obesidad o con sobrepeso en grado 2 y con alguna enfermedad relacionada (prediabetes o diabetes, hipertensión arterial o apnea del sueño) no lleguen a tener complicaciones relacionadas con el exceso de peso y el empeoramiento de esas comorbilidades», explica la especialista de Juaneda Hospitales.
«Es muy importante —enfatiza la Dra. Dotres— que estos medicamentos no se utilicen sin una prescripción médica, es decir, que estén siempre indicados y controlados por un profesional familiarizado con el tratamiento y manejo de la obesidad y el sobrepeso, ya que no son fármacos desarrollados para personas sanas y con un peso normal. No es un fármaco con fines estéticos y no debe usarse para perder unos kilos».
Estos fármacos, insiste la endocrinóloga, «tienen que utilizarse siempre con una indicación médica, ya que la obesidad es una enfermedad crónica y la idea es poder brindarle a las personas que la padecen un tratamiento efectivo para disminuir las comorbilidades y las complicaciones relacionadas».
Estos medicamentos tienen dos efectos fundamentales, añade la especialista: «Por una parte, enlentecen el vaciamiento del estómago y, por otra, a nivel del sistema nervioso aumentan la saciedad, por lo que mejora esa relación que muchos pacientes tienen con la comida, de ‘picoteo’, de pensar siempre en comer… que muchas veces es la base de un problema».