El Dr. Jesús Andrés Álvarez Fernández es doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Medicina Intensiva, Máster Universitario en Telemedicina y jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Juaneda Miramar, en Juaneda Hospitales. El Dr. Álvarez es el director de la obra, recientemente aparecida, Medicina Intensiva. Evidencia y Experiencia, libro de texto de la prestigiosa Editorial Médica Panamericana, en el que más de 200 autores aportan 100 capítulos con contenido científico y clínico sobre las patologías y protocolos más complejos con los que un profesional se puede encontrar en una Unidad de Cuidados Intensivos. Seis de estos médicos y una enfermera que han participado en este libro son profesionales de la UCI del Hospital Juaneda Miramar.
—¿Cómo nace la idea del libro Medicina Intensiva. Evidencia y Experiencia y cuál es su propósito? —Editorial Médica Panamericana quería tener un libro de texto sobre cómo funcionaban las UCIs españolas. Tenían libros de Andalucía, alguno de Argentina, pero no había ninguno de España. El 12 de febrero de 2020 nos proponen hacer esta obra. Recalco la fecha porque es muy significativa, en vísperas de la declaración de la pandemia de la COVID19.
—¿Cuántos médicos y profesionales sanitarios han participado y de qué orígenes? —Afortunadamente, cuando conseguimos empezar, en mayo de 2021, después de la pandemia, logramos reclutar para la obra a más de 200 médicos y también otros profesionales, como psicólogos, enfermeras o fisioterapeutas, y de todas partes del país; prácticamente no hay ninguna comunidad autónoma que no haya quedado representada.
—Además de la dirección de la obra, usted ha escrito uno de los capítulos científicos. Háganos un resumen de su objetivo y contenidos. —Yo siempre he tenido mucha pasión por los enfermos más graves con patología neurológica, del cerebro, lo que llamamos, en términos de Medicina Intensiva, neurocríticos. Llevaba ya años escribiendo capítulos para diferentes manuales sobre un tema que se denomina neuromonitorización, es decir, vigilar a los enfermos neurocríticos desde diferentes puntos de vista a la vez. Y ese ha sido el capítulo que me he reservado para mí, con una parte importante que es la ecografía cerebral. Llevo desde el año 2000 dedicado a esa materia y creo que tengo bastante experiencia, además de imágenes propias, etcétera.
—Háblenos un poco de la UCI del Hospital Juaneda Miramar y de su equipo y de cómo se gestó este libro. —La UCI del Hospital Juaneda Miramar tiene una larga historia, desde el año 1969 [en aquellos tiempos en la Policlínica Miramar, antes de pertenecer a Juaneda Hospitales]. Aquí se hizo, en 1992, la primera Cirugía Cardíaca de las Islas Baleares, para lo cual se trajo al Dr. Oriol Bonnín, que había operado a Johan Cruyff. Hoy somos un equipo que mezcla veteranía y juventud. Tenemos médicos y enfermeras muy entusiastas. Estamos inmersos en un proceso de recambio generacional, algo que está siendo un reto muy bonito. En estas circunstancias quisimos que todos los profesionales que fuera posible participasen en el manual. Debo decir, que además de los profesionales de la UCI de Juaneda Miramar, han participado también del Hospital Universitario de Son Espases, del Hospital Universitario de Son Llàtzer y del Hospital de Can Misses, en Ibiza. Están muy bien representadas las Islas Baleares en la Medicina Intensiva española.
—Usted puso en marcha el 061 en la Comunidad de Madrid y asesoró al Govern balear en el año 1992... —Así es y en ese momento solo existía el 061 de Madrid. El de Barcelona estaba incipiente. Baleares fue la segunda comunidad en implantarlo seriamente, dependiente de la Gerencia de Atención Primaria. Teníamos muy buena relación con ellos. Intercambiábamos formación. Posteriormente, el que fue el director del 061 de Baleares, me sucedió a mí como director del 061 de Madrid.
—Como hemos avanzado, seis profesionales sanitarios de la UCI del Hospital Juaneda Miramar, han participado en esta obra. Háganos un resumen de esas contribuciones. —Es importante la mezcla de veteranos y nobeles. Llorenç Alomar (uno de los participantes) es uno de los médicos que inició el 061 en 1992. Fue de los primeros en subirse a una ambulancia a tratar pacientes graves y sigue tratándolos. El entusiasmo que transmiten nuestros médicos, al igual que nuestra supervisora de enfermería, que tiene muy claro que el paciente y su familia son la prioridad absoluta en todo momento, y nos lo recuerda constantemente a los médicos y lo trasmite a su equipo, creo que es una fortaleza en nuestra UCI.
—¿Cuál es, a su juicio, su principal característica, su principal valor de la UCI del Hospital Juaneda Miramar? —No a mi juicio, sino a juicio de los pacientes, nuestra UCI tiene un trato que se refleja continuamente en las cartas y los mensajes que nos envían. Nosotros creemos firmemente en la humanización de las Unidades de Cuidados Intensivos, y eso es algo que trasmite todo el personal, cada uno de los médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, limpiadoras, les trasmiten un trato a los pacientes que todos sus familiares nos dicen después que han sentido durante la estancia.
—¿Y a nivel de infraestructura? —Es una UCI exterior y eso es algo importante. La falta de luz en las UCIs da problemas médicos. Nosotros tenemos Las habitaciones con ventanas. La mitad dan al mar y la otra mitad a la montaña. Es decir, que todas las habitaciones son exteriores y con luz, y eso es algo que los pacientes también te lo comentan cuando están ingresados.
—¿Cuáles son las patologías más frecuentes en un UCI? —Las patologías más frecuentes que estamos viendo son, sin lugar a dudas, las infecciones respiratorias. Tal vez no siempre con la gravedad de la COVID19, pero sí con cierta gravedad. Pero además hay que tener en cuenta que nosotros estamos en una UCI polivalente de un hospital de alta complejidad. Eso significa que en nuestro centro se hacen cirugías cardíacas, neurocirugías, cirugía torácica, cirugía vascular y hay todas las especialidades médicas. Cuando los pacientes entran en una fase de gravedad o en el post operatorio inmediato de alguna de esas cirugías van a la UCI. Y es cuando nosotros tenemos el privilegio de poder atenderlos. Tenemos dos tipos de pacientes, unos son los que están 3 o 4 o días en la UCI, que evolucionan muy rápidamente; otros son más complejos, que pueden alargar su estancia. Tenemos algún récord, como el de un paciente (además, muy famoso) que estuvo 184 días en nuestra UCI, pero que salió vivo y que hoy en día está recuperando su vida normal.
—Claro, porque las UCIs no son el final del camino, de las UCIs se sale, de hecho, ustedes han logrado reducir sensiblemente la mortalidad de su servicio, ¿no es así? —Así es. Es algo que nos preocupa y lo monitorizamos. Para nosotros es un parámetro muy importante. Al igual que la satisfacción de los pacientes y los familiares, son muy importantes los resultados, que en definitiva es lo que se espera de nosotros. Así, hemos ido viendo como desde 2018, año en que teníamos un 7,5% de mortalidad hemos llegado a bajar hasta el punto de que en 2023 tuvimos un 2,1%. Y estamos atendiendo cerca de 800 pacientes al año. Esto era impensable cuando yo era residente de Medicina Intensiva. Hoy en día lo estamos consiguiendo y nuestro objetivo es seguir bajando todo lo que podamos.
—¿De qué tecnología dispone una UCI como la del Hpsìtal Juaneda Miramar, que como usted ha dicho es un centro de alta complejidad? —Pues, realmente, de todo lo que necesitamos. Quiero agradecer públicamente a la gerente del Hospital Juaneda Miramar, Catalina Servera, que no nos haya dicho nunca que no a lo que le pedimos, siempre adecuadamente argumentado. Tenemos métodos no invasivos, y en esto quiero presumir de UCI, porque todos los médicos del equipo de nuestra unidad hacemos ecografía clínica, es decir, ecografía a pie de cama, con toma de decisiones, y además tenemos un ecógrafo de alta gama dentro de los cuidados intensivos. También tenemos otros métodos, estos invasivos, como los sistemas de monitorización de flujo sanguíneo. Además utilizamos todas las técnicas de oxigenoterapia de alto flujo; somos bastante expertos en el tema, no solo de la oxigenoterapia a través de la nariz, sino también a través de las traqueotomías, la oxigenoterapia traqueal de alto flujo (OTAF). Y, además, hay una tendencia a la renovación del material de la que estamos muy satisfechos.
—Usted es un experto en humanización. ¿Qué medidas se pueden implementar en una UCI para compaginar una atención y cuidados de excelencia con un trato humano a los pacientes y sus familiares, que probablemente lo estén pasando igual de mal que el enfermo? —No soy experto en humanización, pero me he sabido rodear de amigos, algunos de los cuales son firmantes del libro, como el Dr. Igeño, de Córdoba, o el Dr. Trenado, de Tarrasa, que han impulsado un movimiento a nivel nacional, que ya tiene más de una década, y que se llama HU-CI, Humanización de las UCIs. Ese movimiento ha contagiado a otras esferas y hoy en día se habla de humanización de todos los departamentos de un hospital. No puede haber una persona experta en humanización en una UCI, sino que todo el colectivo que trabaja ahí tiene que transmitirles eso al paciente y a su familia. Somos humanos porque compartimos. Somos colaboradores, socios, colegas, como se le quiera decir, pero siempre contra la enfermedad. Lo que estamos intentando es sacar adelante al paciente. La clave para un trato humano en una UCI es trasmitirle esa humanización al paciente, todos los días y a todas las horas. Hay días que vas a trabajar con problemas, pero los cambias por una sonrisa cuando atraviesas la puerta. Me siento muy orgulloso de mi especialidad porque en la mayoría de las UCIs están haciendo esto. Y sale de dentro, no es algo que tengas que forzarlo. Nosotros peleamos contra la muerte. La tenemos muy cerca y no la queremos. Cada fallecimiento es una derrota. Pero el paciente sabe que somos su aliado, su principal valedor. Las enfermeras, todo el equipo, lo somos, y el paciente se lo cree porque se lo transmitimos sinceramente.
—¿Cuál es el papel de la Enfermería en una UCI? —No me imagino cómo puede existir una UCI sin enfermeras. Las enfermeras son la clave de la sanidad y el abogado defensor del paciente ante el médico, porque a nosotros se nos ocurren muchas cosas para hacer con el enfermo, pero quien se lo explica, quien se lo transmite a él o a ella, a su familia, es la enfermera. A mí me gusta mucho la relación que tienen las enfermeras de nuestra UCI con las familias de los pacientes. Por ejemplo, hacemos un horario de visitas extendido para determinados pacientes que vemos que están mejor con su familia. Hemos modificado el horario de los visitantes extranjeros: mientras que normalmente informamos a las 19:30, a ellos los informamos a las 13:00, porque así pueden cenar en sus hoteles, tranquilamente, y no tienen que esperar nuestra información y quedarse sin cena en donde están instalados. Esa es la clave y la fortaleza que hemos transmitido en nuestra UCI y en el libro se ve. En la portada hay un 'paseo que cura', se ve un paciente que está paseando, intubado, en ventilación mecánica y está grave, pero se considera que sacarlo a un jardín, hacerlo pasear, que esté al sol, o que esté con sus mascotas, que también lo hemos hecho, es una manera de tratarlo complementaria a toda la tecnología, de humanizar.