Dr. Gabriel Mateo. | Pere Bota

Especialista en Nefrología, y trasplante Renal por la UNC (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina), y licenciado en medicina en España, el doctor Gabriel Mateo dio un giro de 360 grados a su carrera especializándose en implantología capilar hace más de 8 años. En la actualidad, con más de 1000 trasplantes y tratamientos realizados, co-dirige Clínica Oliva en Santa Catalina, Palma, junto a la doctora Patricia Carabajal.

—¿Cuáles son los principales motivos de la alopecia?
—Principalmente la genética, la herencia. Pero para que se despierte esta parte genética entran en juego factores ambientales como el estrés, polución, consumo de productos químicos asociados a la actividad física, etc. Siempre recomiendo que, ante los primeros síntomas, cuando se empiece a aclarar el pelo o haya una caída excesiva del mismo, se acerquen a la consulta porque la mayoría de las veces se puede revertir el proceso sin necesidad de realizar un implante capilar. Pero debe ser diagnosticado y tratado a tiempo.

—¿A partir de qué edad es recomendable un transplante capilar?
—Yo no recomiendo que un paciente se trasplante antes de los 25 años, aunque hay casos excepcionales. Lo que recomiendo es consultar con un especialista cómo cuidarse el cabello y realizar tratamientos preventivos de estabilización cuando notamos una caída excesiva o afinamiento del cabello a partir de los 20 o 22 años. Las nuevas generaciones están muy concienciadas con el cuidado y los tratamientos, en gran parte por la influencia de las RRSS.

—¿Hay desinformación?
—Sí. En la actualidad muchos de mis pacientes son reintervenciones de otros centros que plantearon de una forma inadecuada el procedimiento y, en la mayoría de los casos no se le realizó tratamiento médico ni seguimiento alguno. La primera parte de la consulta me dedico exclusivamente a explicarles a cada uno de mis pacientes la importancia del tratamiento médico, en caso en el que tras realizarle una tricoscopia, lo viera necesario, luego se pasa a valorar  la parte quirúrgica. Esta última, si se dispone de una buena zona donante, es para corregir la zona donde hay falta de pelo, pero el tratamiento médico es para mantener el propio pelo nativo. Si no van de la mano, en muchos casos, en unos años vuelven a tener el mismo problema con el que iniciaron, ya que siguen perdiendo su pelo nativo. El pelo trasplantado no se cae, ya que si es correctamente elegido, no es sensible a la DHT (dihidrotestosterona).

—¿Hay muchos casos de trasplantes capilares en mujeres?
—Sí, cada vez más. Tanto de trasplante como de tratamientos. Con los tratamientos, en muchos casos, conseguimos estabilizar y revertir la pérdida. Pero es muy importante que los pacientes entiendan que la alopecia es una patología crónica y, desde que se detecta, el tratamiento es crónico, aunque no tiene porqué ser el mismo tratamiento a lo largo del tiempo, ya que se jugará con las dosis, las etapas vitales de la vida, etc. Sin embargo, siempre habrá que estar pendiente. Y lo más importante: mientras que el pelo no se haya perdido del todo se puede recuperar en la mayoría de los casos.

—¿Qué peligros hay de tratarse fuera de España en una clínica low cost?
—Sin duda la poca responsabilidad para el diagnóstico y seguimiento, ya que en la mayoría de los casos el diagnóstico es realizado por profesional no sanitario. Hay pacientes de estos sitios que nunca han tenido una consulta con el médico que les va a operar, no lo conocen, todo ello provoca un diagnóstico precario, y un seguimiento no continuado en el tiempo, y por tanto puede terminar en resultados no favorables o apropiados.

—¿Cuáles son los parámetros para determinar si un paciente es apto para un trasplante capilar?
—Edad, tipo de cabello, grosor del mismo, comprobar si la pérdida es aguda o crónica, etc. Hay que hacer un diagnóstico clínico muy completo antes de realizar un implante capilar, cada paciente y cada caso es diferente. A la hora de valorar un paciente es de vital importancia poder trasmitirle hasta dónde, en nuestra experiencia, podrá llegar con el resultado para que él pueda valorar y tomar sus propias decisiones. Es muy importante que el paciente tenga toda la información.