La Dra. Anna Alguersuari, directora del Servicio de Radiología de Juaneda Hospitales.

La Dra. Anna Alguersuari ha sido nombrada recientemente directora del Servicio de Radiología de Juaneda Hospitales. La Dra. Alguersuari es, además de especialista en Radiología, experta en Radiología Intervencionista, la vertiente de esta especialidad que ha desarrollado procedimientos mínimamente invasivos, apoyados en la imagen radiológica, para intervenir en enfermedades de alta complejidad. Sus desafíos en su nuevo cargo incluyen potenciar la Radiología Intervencionista, con un equipo tecnológico y humano que ya es de excelencia, y afrontar el reto de ofrecer los últimos avances a los pacientes de Juaneda Hospitales, también en el ámbito de la radiología diagnóstica.

—Preséntese, si es tan amable.
—Me llamo Anna Alguersuari, soy médico radiólogo intervencionista y me he formado durante casi 20 años en Cataluña, aunque mi formación con radiólogo intervencionista la inicié en Bélgica. He venido a Mallorca, donde están mis raíces. Tengo un pasado en común con la historia de este hospital. Para mí es un orgullo y un honor poder volver, con una buena formación y toda la motivación para poder aportar lo mejor de mí. Tengo diversas aficiones y hobbies y disfruto de mi tiempo libre. El deporte es parte de mí y siempre me ha acompañado y equilibrado. Pero he venido a entregarme al trabajo, así que hoy mi afición y mi dedicación van a ser para Juaneda Hospitales.

—Se la ve motivada.
—Yo crecí aquí. A los cinco años ya jugaba con las sillas de ruedas de la recepción de Clínica Juaneda. Conozco este hospital de toda la vida y para mí es un honor poder estar aquí, trabajando con unos profesionales excelentes, difíciles de encontrar. Tomar la decisión de dejar Cataluña para centrar todos mis esfuerzos en Juaneda Hospitales es algo que me llena de orgullo. Llevar esta camiseta es un honor para mí.

—¿Cuál es la situación de la radiología moderna?
—Hablar de radiología siempre es difícil porque es una disciplina que mucha gente entiende como algo alejado del mundo asistencial. De hecho, a mí me gusta más hablar de imagen que de radiología. Los radiólogos nos dedicamos a la imagen. Hemos estudiado todas las técnicas de imagen para poder interpretar lo que es normal y no lo es, y, con un diagnóstico, poder colaborar con el resto de médicos para decidir cuál es la mejor manera de ayudar a las personas enfermas. La radiología, desde que yo acabé la carrera hasta el día de hoy, es posiblemente la disciplina que más ha evolucionado y que está más sometida a cambios. Igual que evoluciona un IPhone evoluciona una resonancia magnética, un TAC o cualquier prueba de imagen. Nuestro reto es adaptarnos rápidamente a estos retos tecnológicos, adoptarlos y sacar el mejor rendimiento para optimizar el trato al paciente, que es nuestro objetivo.

—¿Qué es la radiología intervencionista?
—La radiología intervencionista es difícil de explicar. Mis padres y mi hermano son médicos y me ha costado que ellos lo entendieran. A mi padre tuve que llevármelo un día a una Urgencia para mostrarle lo que hacemos. Le dije, solucionamos sangrados, solucionamos pacientes que tienen problemas de riego vascular, tratamos tumores sin operar… A veces digo a la gente que soy 'tubóloga', que soy fontanera del cuerpo, porque al final lo que hacemos es 'tapar' o embolizar arterias que están sangrando; tapamos los vasos que alimentan un tumor para tratarlo, o destapamos vasos que se tapan y ponen en riesgo órganos como el riñón o los intestinos.

Al final, lo que hacemos, mediante radiología intervencionista, es usar cualquier técnica de imagen, que hemos aprendido a dominar durante nuestra formación como radiólogos, para realizar tratamientos. Ya no nos centramos solo en hacer diagnóstico, sino que mediante cateterismos o técnicas percutáneas (colocando agujas a través de la piel), guiados por imagen, hacemos muchos tipos de tratamientos. Abarcamos todo el cuerpo, menos el corazón, al que se dedican los cardiólogos intervencionistas. Fuera de esa excepción abarcamos cualquier órgano del cuerpo para poderlo tratar, con un elemento en común que caracteriza a la radiología intervencionista, y es que somos mínimamente invasivos. No abrimos y luego cosemos, no somos cirujanos. Y tras nuestras intervenciones el postoperatorio es mínimo o inexistente. Es lo que nos caracteriza. Somos poco invasivos, lo que no quiere decir que nuestros tratamientos no sean agresivos hacia la enfermedad que estamos tratando.

Salud

El equipo de Radiología Intervencionista de Juaneda Hospitales, con el Dr. Miguel Casares (izquierda) y la Dra. Anna Alguersuari (derecha) y la Dra. Arantxa Gelabert, jefa de la Unidad de Radiología Intervencionista del Hospital Clínic de Barcelona (centro), invitada para una reciente intervención.

—¿Retos y objetivos como directora de Radiología de Juaneda Hospitales?
—Los retos que afronta un director de Radiología en Juaneda Hospitales son varios y diversos. Primero, un cambio tecnológico que llegará de forma inminente y al que todo el equipo tendremos que saber adaptarnos. Hemos de aprovecharnos de esta tecnología que está llegando y que queremos acercar al paciente. Otro reto que tenemos y que lo hemos tenido siempre es el geográfico. Ya en la propia isla de Mallorca existe alguna barrera geográfica de distancia o poca accesibilidad, algo que se multiplica si se trata de conectar las islas.

Actualmente es posible hacerlo, ya que los sistemas radiológicos están conectados entre hospitales, pero hace no tanto esto era muy difícil. La idea es que todos los pacientes de Juaneda Hospitales tengan acceso a los mismos profesionales y a la misma calidad asistencial. Personalmente, al ser radióloga intervencionista, espero poder aportar mi bagaje y experiencia a la unidad, aunque creo que ya teníamos la unidad más consistente y fuerte de la isla antes de mi llegada, con excelentes intervencionistas dedicados en exclusiva a Juaneda Hospitales. Finalmente, haciendo referencia a todo el servicio, creo que tenemos la mejor plantilla de radiólogos y radiólogas de las Baleares. Esto lo puedo decir con contundencia y con seguridad. Tenemos profesionales muy buenos. Vamos a asentar lo que ya se ha creado, potenciarlo y poner en marcha procedimientos novedosos o infrecuentes.

—¿Cuáles son sus objetivos específicos como radióloga Intervencionista?
—Como radióloga intervencionista me he formado especialmente en intervencionismo oncológico, uno de los aspectos con más crecimiento de esta especialidad. Ha tenido lugar este mes pasado en Mallorca, por primera vez, el Congreso Europeo de Intervencionismo Oncológico, una gran oportunidad para conocer las nuevas técnicas y ponerlas en marcha. El intervencionismo oncológico es uno de mis puntos fuertes y en lo que tengo más experiencia, pero también me he especializado durante más de diez años en la salud de la mujer y del hombre. Es decir, en la salud de la mujer, entendiéndolo como el tratamiento de los miomas uterinos, que son los tumores benignos más frecuentes en la mujer. Las mujeres que los padecen pueden tener menstruaciones abundantes y otros problemas. A menudo son de difícil tratamiento y no es raro que las pacientes padezcan sus efectos durante años sin encontrar una buena solución.

La embolización de miomas uterinos consiste en tratar de forma global a todos los miomas con un cateterismo, que es una intervención mínima y con un postoperatorio también mínimo. Es un tratamiento altamente efectivo y definitivo. La embolización de miomas es una gran opción para tratar miomas sintomáticos y evita algo que hoy nunca debería ser una opción, que es extirpar el útero para poder tratarlos. Respecto a la salud del hombre, uno de los tratamientos que ha revolucionado el síndrome prostático o el prostatismo es la embolización prostática. Es un procedimiento que se realiza de forma ambulatoria, sin anestesia y con muchísimas menos complicaciones que las potenciales de cualquier procedimiento quirúrgico. Podemos tratar el síndrome prostático (obstaculización de las vías urinarias por una hipertrofia benigna de la próstata), que padece la mayoría de los hombres no necesariamente de edad avanzada. Es variable. La embolización prostática tiene muy pocas complicaciones y una eficacia comparable a la de cualquier cirugía. Éste es hoy uno de los procedimientos estrella del intervencionismo. La embolización prostática consiste en cateterizar las arterias que irrigan la próstata y taparlas, dejando sin riego la próstata.

En realidad, lo que hacemos es un infarto prostático. La próstata se atrofia y deja de obstruir el conducto de la orina, que es lo que da lugar al prostatismo. Esta intervención es revolucionaria, porque aunque las técnicas quirúrgicas han evolucionado muchísimo siguen teniendo unas potenciales complicaciones muy superiores a las de cualquier procedimiento intervencionista. La eyaculación retrógrada o la disfunción eréctil son complicaciones prácticamente inexistentes con este procedimiento intervencionista.