¿Cómo se vio implicada en esta operación?
Sólo ayudé pero es una suerte. Es algo difícil de vivir como cirujano y me encantó estar en el equipo. Yo era ayudante porque soy residente de quinto curso. La operación la condujeron la doctora Anna López Ojeda y el doctor Oriol Bermejo jefe de servicio y jefe de sección del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del hospital Bellvitge.
¿Participaron varios servicios?
El equipo era de unas 60 personas tanto de Cirugía Plástica, como de Cirugía Cardíaca, había también urólogos, anestesistas y todos los equipos de enfermería, celadores, UCI…
¿Desde cuándo se preparan para esta operación?
Lo sabíamos desde principios de año porque el paciente llevaba un tiempo en espera. Se hicieron muchas reuniones para coordinarlo bien, había un protocolo hecho porque nunca antes se había intervenido así. Se hicieron simulaciones virtuales porque es algo complicado, apenas se han hecho 60 trasplantes de cara en el mundo, creo que es el quinto en Catalunya, pero insisto en que yo sólo ayudé.
¿Este paciente va a reconocer su cara?
Lo que da más la forma a la cara es su estructura ósea, por lo que al paciente no le quedará la apariencia del donante, mantendrá su rostro.
¿Siempre supo que quería ser cirujana plástica?
Lo decidí a los 13 o 14 años me interesaba el cuerpo humano y me puse las pilas para estudiar más y sacar buenas notas. Entré en la Universitat de Barcelona y ya me formé en Bellvitge. Cirugía Plástica es de las plazas que en seguida se llenan porque es de las preferidas y porque hay pocas. Yo tenía claro que quería algo quirúrgico, operar e investigar, y descubrí la cirugía reconstructiva, microcirugía...
La Sociedad Española de Cirugía Plástica la premió el pasado mes de junio.
Sí, fue por una comunicación del uso 3D para la reconstrucción en pacientes de cabeza y cuello. Es un mundo en auge y es muy interesante.