El Club Ultima Hora-Valores organiza una nueva conferencia junto la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Baleares que contará con la presencia del doctor Andreu Gabarrós (Barcelona, 1967), neurocirujano y líder de la banda Dorigen, que ha publicado un disco en el que han participado diversos pacientes operados de un tumor cerebral en el hospital Bellvitge de Barcelona, responsable del proyecto Simfonia dels Herois.

¿Cuál es la incidencia de los tumores cerebrales?
—Dentro del conjunto del cáncer es de los menos frecuentes, supone un 0,3 de todos ellos aunque la estadística va variando con los años. Lo que tiene es una supervivencia mala. La mitad de los tumores cerebrales que operamos son glioblastomas multiforme, y es el más maligno. En los últimos años se ha pasado de una supervivencia media de 9 meses a 26 meses. Lo hemos mejorado pero estamos lejos de otros tumores.

¿El pronóstico es malo porque no hay un diagnóstico precoz?
—El glioblastoma es explosivo, con un crecimiento rápido y en muy poco tiempo, de ahí que no haya muchos estudios hechos por su dificultad. El diagnóstico precoz es prácticamente imposible, tendría que hacerse una resonancia a toda la población cada seis meses. A veces son pequeños y parece que los hemos cogido a tiempo pero la evolución es similar y depende más de las características moleculares y anatomopatológicas del tumor en sí.

Dicen que uno de los problemas del cerebro es que no duele.
—Los tumores en general no duelen a no ser que sean muy grandes o estén al lado de una estructura que produzca dolor. Por eso los glioblastomas no acostumbran a doler porque el tejido no tiene terminaciones nerviosas sensitivas.

¿Qué señales deberían tenerse en cuenta?
—La mayoría de los pacientes presentan síntomas neurológicos, algunos con dolor de cabeza, otros crisis epilépticas, que es común. Si el tumor está en una zona cerebral elocuente, con una función específica, se ve por los síntomas que presenta. Es decir, si por ejemplo está en el área motora primaria que controla el movimiento de la parte contralateral del cuerpo, el paciente tendría una hemiparesia o hemiplegia, le falta movimiento; si es en área de lenguaje tendrá dificultades para leer, escribir.

Opera a muchos de sus pacientes estando conscientes, ¿por qué?
—Precisamente porque el cerebro no tiene terminaciones nerviosas no hay que ponerles anestesia, sólo la local en la piel y el músculo. ¿Cuando hay que tenerlos despiertos? Cuando los tumores están en áreas del lenguaje porque es de las únicas funciones en que les necesitamos hablando y así podemos parar al identificar las áreas y preservar sus funciones.

Ahí entra la labor de la música…
—Hemos tenido pacientes que han pedido explícitamente que no querían perder la función musical. Hubo uno que se dedicaba profesionalmente a la música, con esta área afectada. Era batería profesional, percusionista y profesor. Tenía un tumor en el área motora suplementaria que es donde se controla la coordinación bimanual y el sentido del ritmo. A él valía la pena tenerlo despierto y tocando un instrumento, es el único caso. Fue muy bien, pudimos preservar el área, sacar el tumor y el paciente se recuperó. Tenía que participar en el disco pero falleció antes por otra patología. El 30 de noviembre tenemos un concierto en Vilanova y la Gertrú y le haremos un homenaje. Se llamaba Joan Pere Molina, presentaremos la canción que él tenía que tocar y no pudo, Different.

¿Cómo surge el proyecto ‘Simfonia dels Herois’?
—Salió de mi consulta de neurología. Tras operar a muchos enfermos tenía una serie de pacientes que también eran músicos, algunos profesionales, otros por afición, y yo me siento muy representado porque soy neurocirujano pero toda la vida he tocado el piano, he compuesto, he tocado en grupos de rock, me gusta mucho la música. Se nos ocurrió hacer un disco. Compuse para ellos de forma personalizada y cada uno participó en una canción con su instrumento o cantando. Son 9 temas y hay un décimo, la Simfonía dels herois que es de todos. El proyecto que era de Dorigen, el grupo con el que tocaba, llegó a oídas de Bellvitge y les encantó, así es como terminó siendo un proyecto del hospital que incluso ha hecho un documental, que Josep Serra y Marc Juan han convertido en una obra maestra. Explica cosas crudas, que duelen, pero presenta una visión emotiva y esperanzadora que enseña el afán de recuperación de los pacientes.

Y dieron conciertos...
—El proyecto fue mucho más allá, lo hicimos por etapas porque también lo paró la COVID. Hicimos un concierto de presentación en el teatre Juventut de l’Hospitalet en 2023 en el que participaron muchos músicos VIP, a nivel virtual incluso Mark Knopfler, y el mago Pop para el último tema. Fue un directo muy emotivo y, a raíz de esto, montamos un sistema para recaudar fondos para la investigación del cáncer cerebral a nivel de múltiples hospitales. Lo anunciamos en redes. La gente puede ingresar dinero. Para difundirlo, preparamos un ciclo de conciertos durante dos años en Cataluña, y nos gustaría ir también por las Islas. La recaudación es, en parte para gastos, y en parte para la investigación.

¿Y cuando termine?
—Ahora estamos muy puestos con el ciclo de conciertos e invitamos a músicos conocidos de la ciudad o del pueblo donde vamos. Nos tiene muy ocupados, pero algún compañero de Dorigen ya piensa en una nueva edición. Hay pacientes que querrían participar en otros proyectos pero ya veremos porque todos tenemos nuestro trabajo, familia, obligaciones... y no sé cuánto lo podremos alargar. Nos gustaría que no terminara nunca porque todos los que participan lo hacen con una ilusión que no había visto en otras personas. Hablo de gente que estaba deprimida o que se sentía menor tras operarse, que no se veían capaces de superarlo... Les ha ayudado mucho a volver a hacer una vida normal, incluso son más hiperactivos. Sólo esto ya ha valido la pena. Pero también ha servido para informar y hacer difusión de lo que es un cáncer cerebral, que afecta poco pero conlleva mucho sufrimiento psicológico. Es un proyecto que engancha: neurocirugía, tumor cerebral y música es una mezcla especial que emociona, y eso es bonito.

¿Han conseguido la aportación económica para la investigación?
—Ahora hablamos de miles de euros, que todo sirve, pero nos ayudaría una aportación importante de algún mecenas.