De izquierda a derecha, Eduardo Miró de Mesa, Ana Ortiz, María Coca, Marta Casasús, Matías Torres, María Salvatierra, Juan Cocinero, María Pórtoles, integrantes del equipo de Radiocirugía.

La Unidad de Oncología Radioterápica de Juaneda Hospitales, ubicada en el Instituto Oncológico del Hospital Juaneda Miramar, ha superado ya los 200 tratamientos de radiocirugía intracraneal desde que pusiese en marcha esta nueva técnica a finales de 2018, de forma pionera en Baleares.

Hasta hace pocos meses, el Instituto Oncológico de Juaneda Hospitales ha sido el único centro balear que realiza este procedimiento, con excelentes tasas de respuesta y pocos efectos secundarios, lo que ha permitido mejorar la calidad de vida a todos los pacientes de las Islas que lo han requerido, tanto con seguro privado como derivados del Ibsalut.

«La Radiocirugía Esterotáctica (SRS, según sus siglas en inglés) es una técnica especial de Radioterapia que permite el tratamiento radical de pequeños tumores y metástasis intracraneales sin la necesidad de realizar un procedimiento quirúrgico que, según la localización de la lesión, puede ser difícil o tener mucho riesgo de secuelas neurológicas».

Así lo explica la Dra. Ana Ortiz, principal responsable de este tipo de tratamientos, quien describe la radiocirugía como «una técnica de alta precisión en la que administramos altas dosis de radiación al tumor, en una o muy pocas sesiones, de forma ambulatoria y sin necesidad de ingreso hospitalario, anestesia o incisión quirúrgica».

«En ocasiones —añade esta especialista del Instituto Oncológico de Juaneda Hospitales— también se administra el tratamiento SRS en el lecho quirúrgico, tras una resección total o parcial, para eliminar los restos tumorales residuales o la posible enfermedad microscópica residual y prevenir la reaparición del tumor».

Además de la patología oncológica, con esta técnica también es posible el abordaje de tumores benignos, como el meningiona, el neurinoma acústico o el adenoma hipofisario.

«Para realizar este tipo de tratamiento es imprescindible la inmovilización de la cabeza del paciente mediante una máscara termoplástica que se fija a la mesa de tratamiento», explica la Dra. Ortiz. «Esta máscara permite asegurar su correcta posición durante la sesión».

El tratamiento, continúa, «se diseña mediante la fusión de imágenes tridimensionales de TAC y Resonancia Magnética, con el fin de delimitar de forma muy precisa el volumen de tratamiento y los órganos de riesgo adyacentes que se quieren proteger de la radiación». Se trata de un tratamiento multidisciplinar, cuyos procedimientos son realizados siempre de acuerdo con la participación de diversos profesionales con capacitaciones específicas y de muy alto nivel.

Una vez diseñado el volumen de tratamiento por los médicos, son los profesionales del equipo de Radiofísica quienes realizan los cálculos dosimétricos, mientras que los técnicos especialistas en Radioterapia se encargan de posicionar al paciente y administrarán la sesión de tratamiento.

«Con esta técnica, la dosis de radiación que llega a la zona afectada es máxima y la que llega a los tejidos sanos es mínima. Estos cálculos aseguran que nunca se supera la dosis máxima establecida como umbral de seguridad, por lo que es un tratamiento muy seguro», puntualiza Maria Coca, radiofísica del servicio.

«La radioterapia daña el ADN de las células tumorales, impidiendo que puedan reproducirse e induciendo su muerte, con la reducción progresiva del tamaño del tumor. Pueden aparecer efectos secundarios como cansancio, dolor de cabeza o mareos, pero suelen ser leves y bien tolerados», explica la Dra. Marta Casasús, jefa del Servicio.