Esta mujer, la más grave de las seis personas heridas al caer la citada rama del ficus de la parroquia de San Jacinto en marzo de 2021, llegó a estar en la unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital Virgen Macarena al haber sufrido fractura de vértebras, contusión craneal y un neumotórax, entre otras lesiones, toda vez que aquel accidente afectó a cinco personas más, figurando entre las mismas el esposo de esta vendedora de la ONCE.
El bufete Avelino Abogados, que representa a esta mujer y a su marido, contusionado también como consecuencia de dicho siniestro, ha precisado que la Seguridad Social ya había reconocido a la vendedora de la ONCE la incapacidad permanente total, pero finalmente, a cuenta de la situación que padece esta afectada, ha elevado su grado de incapacidad permanente al de «absoluto».
Situación de "dependencia"
Y es que según el despacho de abogados, la propia Seguridad Social ha reconocido que como consecuencia de las lesiones y secuelas del accidente, esta mujer afronta una situación de «dependencia» de otras personas para desarrollar actividades y necesita compañía y ayuda para su vida diaria.
Con este reconocimiento de incapacidad permanente absoluta, el despacho de abogados espera ahora un informe pericial sobre las lesiones y secuelas sufridas por esta mujer, para previsiblemente en el mes de septiembre, formalizar una reclamación patrimonial ante la parroquia de San Jacinto y el Ayuntamiento de Sevilla, en demanda de una indemnización cuya cuantía aún debe ser fijada.
Comienza la tala
Entretanto, la mañana de este martes comenzaban las labores previas a la tala del citado ficus de gran porte del patio de la parroquia de San Jacinto, un árbol emblemático del barrio de Triana, bajo la premisa de que el crecimiento del mismo está afectando a la estructura arquitectónica del propio templo, protegido como bien de interés cultural (BIC), e implica riesgos para la seguridad de los viandantes que transitan la zona sobrevolada por su copa.
El párroco de la iglesia de San Jacinto, Javier Rodríguez, esgrime hasta «cinco informes» técnicos que avalarían la «necesidad de talar» el citado árbol dada su incidencia en la estructura del templo y el riesgo de caída de ramas, medida que rechazan los grupos conservacionistas.
Mientras el párroco avisa de que «lo más importante es la seguridad de las personas y del templo», los grupos ecologistas aseguran que «existe la posibilidad de realizar actuaciones técnicas que permiten la supervivencia» del ejemplar con las «máximas medidas de seguridad para el entorno y las personas», toda vez que la parroquia había señalado ya los altos costes de las podas contratadas para el mencionado y emblemático ficus.
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