Varias palomas caminan por el mosaico de Miró en el suelo de La Rambla, a 4 de agosto de 2022, en Barcelona | David Zorrakino - Europa Press

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Cinco víctimas del atentado de La Rambla de Barcelona del 17 de agosto de 2017 han explicado que no se han sentido apoyados por parte de las administraciones catalanas ni del Gobierno central, y aseguran que les «persigue el ruido de la furgoneta» cinco años después.

Tres de las víctimas, que se encontraban paseando por los laterales de La Rambla cuando tuvo lugar el atropello masivo, han reprochado la «falta de apoyo» por parte de las administraciones y han asegurado que la sentencia las reconoce como víctimas y que padecen estrés post-traumático.

En una entrevista a Europa Press, el padre de Xavi, el niño de tres años que murió atropellado por la furgoneta en La Rambla, Javier Martínez, ha dicho que han recibido poca ayuda y que «se tiene que buscar la verdad de lo que pasó».

«Ningún político ni institución ha venido a buscarnos. Si he hablado con ellos ha sido porque he ido yo a buscarles. No les interesa, no quieren saber la verdad. Nos han olvidado», ha lamentado.

No asiste al quinto acto de homenaje

Martínez ha asegurado que no ha asistido al quinto acto de homenaje de los atentados de La Rambla porque se ha cansado «de la hipocresía, de hacer el pena, de los políticos y de la mala atención».

«Me he cansado de que no hayan hecho nada. Quiero acción, que me llamen para hacer cosas. Me hubiera gustado que la muerte de mi hijo hubiera servido para mejorar protocolos. No quiero verles la cara ni saber nada de la hipocresía», ha zanjado.

Ha recomendado a las personas con una vivencia similar que busquen ayuda psicológica y abogados desde un primer momento: «Es muy importante durante los primeros meses mover las denuncias y recibir atención médica y psicológica, porque si no al cabo de un año te dicen que se ha pasado el plazo y no te reconocen como víctima».

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"víctima de la burocracia"

Otra víctima del atentado, Miguel López, en silla de ruedas por un accidente previo, ha explicado en una entrevista a Europa Press que estaba paseando con su hija por La Rambla cuando escuchó gritos y vio venir la furgoneta hacia ellos: «Desde el primer momento supe que era un atentado, lo tenía clarísimo».

Ha expresado que durante los segundos posteriores al paso de la furgoneta sufrió «una especie de terror y de frialdad», y tratando de escapar del lugar acabó en un hotel cercano al mercado de la Boqueria, en el que se refugiaron muchas otras personas.

López ha agradecido el gesto de una mujer del mercado que le dio un melocotón a su hija para tranquilizarla, a la recepcionista del hotel que les dejó esconderse en una habitación y a otro joven que les llevó en taxi a él y a su hija hasta su casa, donde «empezó el otro calvario».

«Al principio estaba como en una nube, con adrenalina, en bucle escuchando el ruido del motor de la furgoneta que viene hacia ti. Pegaba saltos en la cama mientras dormía. Días después estuve como flotando, asimilando todo lo que habíamos vivido. Después me vine abajo, solo lloraba, y pedí ayuda psicológica. Esto no lo puedes olvidar nunca, no hay día en que no dejes de pensar en ello, vives con eso, es como una herida», ha explicado.

Ha asegurado que antes del atentado había presenciado otros accidentes, y ha manifestado: «Son cosas duras, pero no es lo mismo. No es lo mismo ver a alguien que está matando y ver las consecuencias y ese horror. Verte perdido y pensar qué va a pasar».

Ha calificado de nulo el apoyo recibido por parte de las administraciones y los políticos: «Que sigan haciendo lo que quieran, pero que se saquen de una vez la palabra de víctimas de su boca. Olvidaros o hacer algo. Eres víctima por haber estado allí y además eres víctima de la burocracia».

«No quiero que me hagáis la ola, ¿qué necesidad tengo de que me la hagáis? Simplemente quiero escuchar que estáis aquí, que nos ayudáis», ha zanjado.