Durante su intervención en la primera edición de 'Forbes Summit Reinventing Euskadi Basque Country/Reinventando Euskadi', que se ha celebrado en Azkuna Zentroa de Bilbao, Urkullu ha insistido en que «Euskadi no es ni un oasis ni una isla».
«Las tendencias globales de largo plazo y la coyuntura internacional son factores que inciden en la competitividad de nuestras empresas y en la forma de abordar los problemas sociales», ha apuntado, para recordar que la invasión de Ucrania por Rusia «está trastocando» el proceso de recuperación tras la pandemia.
«Nos ha sumido en una situación de incertidumbre y fragilidad caracterizada por el creciente riesgo de inseguridad, el crecimiento de los precios de la energía y las implicaciones en la sostenibilidad del planeta», ha señalado.
Esto se traduce, según ha destacado, en «el agravamiento de las dificultades de aprovisionamiento de materias primas y productos estratégicos», y en una inflación que ha alcanzado cifras desconocidas desde hace décadas, y «afecta al poder adquisitivo de las familias y a la capacidad de competir de muchas empresas».
Ante esta realidad, ha explicado que el Gobierno Vasco analiza la situación «con cercanía», y el nuevo escenario económico constata «la resiliencia» de Euskadi en 2022 y «los efectos que las turbulencias en el contexto económico global tendrán para Euskadi», donde ha reiterado que la economía y el empleo siguen creciendo.
«Euskadi cuenta con activos que nos permiten ofrecer respuestas a las necesidades que se nos plantean: estabilidad institucional y política; cultura de la colaboración, arraigada en la filosofía 'auzolana'; solvencia económica y presupuestaria; una estrategia compartida por la administración pública y la iniciativa privada», ha manifestado.
El Lehendakari ha subrayado que existe confianza en que las instituciones vascas son «la garantía más cercana para responder a las necesidades, superar retos y trabajar para que nadie quede atrás».
Reinvención
Iñigo Urkullu entiende el concepto «reinvención» como «una adaptación constante». Además, ha asegurado que su apuesta al apoyo a las personas «que más lo necesitan, va unida a la apuesta por un tejido empresarial, productivo e industrial dinámico, innovador, competitivo y que ofrece oportunidades de empleo de calidad».
A su juicio, este modelo permite responder a las actuales dificultades de la situación económica, con la concatenación de tres crisis globales: la crisis financiera de 2008, la pandemia y la guerra en Ucrania.
«En esta escalada se producen ahora las fugas en los gaseoductos Nord-Stream I y II, los referéndums ilegales y el proceso de anexión exprés del Donbas, la huida masiva de personas rusas, etc», ha remarcado.
Inflación
Iñigo Urkullu ha recordado que todo ello tiene «un efecto directo en la inflación», que «afecta directamente al conjunto del sistema socioeconómico», y al reparto de rentas «entre los distintos agentes: familias, empresas y administración pública».
"A las familias les cuesta más la energía y la cesta de la compra. Además, como consecuencia de la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, tendremos que pagar más por sus hipotecas.
En definitiva, la inflación hace más pobres a todas las familias", ha reconocido.
En el caso de las empresas, ha dicho que, aunque algunas, como las energéticas, se ven beneficiadas de esta situación, con «márgenes de beneficios más elevados por las subidas de precio», ha advertido de que otras se enfrentan a pérdidas o reducciones importantes de sus beneficios.
«Es el caso de muchas de las grandes, medianas y pequeñas empresas industriales de nuestro tejido productivo y, en particular, de las más intensivas en energía, que son un porcentaje muy relevante del total», ha añadido, para citar sectores como fundición, siderurgia, cemento, papel o vidrio, entre otros, que tienen «especiales dificultades para mantener su viabilidad».
También ha afirmado que la Administración pública se ve condicionada por «los efectos perversos de la inflación», que sumada a las consecuencias de la pandemia, supone «mayores gastos». En lo respecta al ingreso, ha avisado que el sector público «tampoco puede esperar los crecimientos previstos, ya que la inflación mina la renta de los agentes socioeconómicos».
Fiscalidad
En esta línea, resume que también el sector público cuenta con menos ingresos para atender gastos crecientes. «Por ello, hemos de ser muy responsables en las decisiones sobre fiscalidad que adoptemos. Debemos, primero, evaluar con rigor los resultados de una reforma aprobada hace cuatro años y que está funcionando correctamente», ha indicado.
Asimismo, ha abogado por "medir muy bien las consecuencias de las decisiones, garantizando el valor de la estabilidad, el consenso, la
certidumbre y la progresividad«. »La fiscalidad, política para la distribución de la riqueza, según nuestra realidad y en su contexto temporal, debe seguir al servicio de los dos objetivos que perseguimos: garantizar la sostenibilidad de los servicios públicos esenciales a la
ciudadanía; y favorecer la actividad económica y la generación de oportunidades de empleo", ha insistido.
El Lehendakari cree que la respuesta a la inflación «pasa por actuaciones coordinadas de la UE y sus instituciones», aunque Euskadi tenga «su propia responsabilidad y capacidad de respuesta». Por ello, ha defendido que «la inflación es un fenómeno global», pero Euskadi tiene herramientas para atenuar sus efectos", entre ellas, el autogobierno.
Acuerdos de país
"En este objetivo estamos centrando todos nuestros esfuerzos.
Por una parte, tratando de seguir garantizando la estabilidad y una respuesta coordinada a la situación«, ha manifestado, para destacar que ha propuesto »cinco Acuerdos de País" en Atención primaria, Educación, Reto demográfico, Energía y Presupuestos 2023, pese a que su Gobierno cuenta con mayoría absoluta.
«Estamos comprometidos con una forma de entender la política que prioriza la respuesta compartida a los retos. Es una muestra de auténtica voluntad de acuerdo y compromiso social en el momento de incertidumbre y fragilidad que estamos viviendo», ha precisado.
Por otra parte, ha aludido a que se ha planteado al conjunto de las instituciones el Programa Hitzartuz, con ocho nuevas medidas para movilizar 400 millones de euros, con el fin de compensar la pérdida de poder adquisitivo de las familias, reforzar el apoyo a los colectivos con mayores dificultades para pagar la factura energética y cubrir sus necesidades básicas. Además, permitirá apoyar a las empresas viables a superar la coyuntura desfavorable.
Todo ello se suma, tal como ha precisado, a "un conjunto de medidas compartidas entre las instituciones públicas y la iniciativa
privada«, como compromiso para »mantener el rumbo ante las dificultades".
Urkullu ha mostrado su voluntad de seguir compartiendo "una visión de futuro y una estrategia a medio y largo plazo que garantice la solidaridad y el bienestar de la sociedad vasca y también en el
mundo«. »Nuestro país está preparado para avanzar en esta dirección y hacerlo con responsabilidad y decisión, como siempre hemos hecho", ha concluido.
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