El director de cine y ahora también escritor Jota Linares asegura que «cine y literatura son mundos diferentes, pero unidos por algo tan hermoso como es contar historias».
El autor debuta en la narrativa con 'El último verano antes de todo' (Planeta), un proyecto que, según afirma el autor, ha sido «una de las mejores experiencias» de su vida.
«Me di cuenta muy pronto que la historia tenía que ser contada en un libro, no en una película que es mi hábitat natural. Y no me equivoqué: el lenguaje literario me ha permitido bucear sin límites en la psicología de los personajes, alternar varias líneas temporales, mezclar géneros y presentar unas relaciones entre los protagonistas donde podíamos ver cómo se comportaban de cara al exterior y cómo pensaban en su interior. Todo eso mezclado con una trama criminal, donde buscar la verdad sobre un muerto asesinado a pedradas acaba revelando la verdad sobre los propios personajes y el pueblo donde viven», ha explicado a Europa Press.
Sobre las diferencias que encuentra entre el lenguaje literario y el cinematográfico, ha aseverado: «Cuando haces cine piensas en imágenes. En la literatura son las palabras las que mandan. Son mundos diferentes, pero a la vez están unidos por algo tan hermoso como es contar una historia. Eso siempre es lo más importante: la historia y sus personajes».
Jota Linares confiesa que le agradaría continuar con una carrera en las letras, ya que en la literatura ha encontrado «un lugar seguro» donde desarrollarse y expresarse «con libertad».
«No son profesiones incompatibles y hay muchos ejemplos de directores de cine que escriben literatura, como David Trueba o Daniel Sánchez Arévalo. Somos contadores de historias, eso es lo importante», defiende.
La novela habla de las distintas etapas de la vida y de la vuelta al pasado. El escritor asegura que es un tema que le obsesiona. «Todos hemos sido adolescentes y hemos estado llenos de sueños y soberbia, pensando que nunca vamos a fallar y que la vida va a ser tal y como nosotros queremos que sea. Y llega la vida y te lleva por sus propios caminos y sorpresas».
Tránsito de la adolescencia a la madurez
«El tránsito de la adolescencia a la madurez --prosigue-- es algo universal y que está presente en todas las culturas y civilizaciones desde que el hombre es hombre. Retratar en la novela ese momento, visto a través del reencuentro de una pandilla 18 años después de ser jóvenes y que un crimen les cambiara la vida, me servía para ahondar en emociones universales: despertar al amor, al sexo, a la decepción, al fracaso, a los sueños cumplidos y no cumplidos».
Añade el autor que le encanta mezclar géneros «porque la vida es una gran mezcla de ellos». Y aboga por «difuminar y mezclar las fronteras entre ellos». 'El último verano antes de todo' es «un drama y es un thriller, es una historia de iniciación y es la crónica de un pueblo a través de tres décadas, pero, sobre todo, es un viaje emocional a las relaciones entre madres e hijos», concluye.
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