El Centro de Defensa de Derechos Humanos - Irídia ha presentado por primera vez una reclamación en materia de responsabilidad patrimonial contra la Generalitat solicitando una indemnización de 276.000 euros por el caso de Abdellilah E.K., quien perdió un ojo a causa del impacto de un proyectil de foam en octubre de 2019 durante una manifestación contra la sentencia del 'procés'.
En rueda de prensa este lunes, han anunciado también la presentación de un manifiesto para la prohibición del uso de estos proyectiles, que será entregado al Parlament para pedir que garantice «que nunca más nadie resulte mutilado o gravemente herido por ejercer su derecho a la protesta o hacer uso del espacio público», según el documento, consultado por Europa Press.
La reclamación y el manifiesto se han hecho públicos en el marco de los 10 años desde que Ester Quintana perdió un ojo por una bala de goma disparada por los Mossos d'Esquadra en la huelga general de 2012, motivo por el que se suspendió el uso de estos proyectiles por parte de los Mossos a partir de 2014: «Yo tenía que ser la última persona herida y no ha sido así», ha dicho Quintana.
Firmado por la Associació Catalana per la Defensa dels Drets Humans, la Associació Stop Bales de Goma, Irídia y Novact - Institut Internacional per l'Acció Noviolenta, el manifiesto se presentará unas semanas antes de que se voten las conclusiones de la comisión de estudio sobre el modelo policial.
Exponen que los proyectiles se empezaron a usar por parte de los Mossos en 2010 bajo la premisa, según la co-directora de Irídia Anaïs Franquesa, de que el foam era «menos lesivo, era más preciso y además, era trazable. Hemos demostrado que no es así: es altamente lesivo, los propios agentes afirman que no es preciso cuando acuden a los tribunales a declarar, y además no es posible identificar a los autores de los disparos», ha sentenciado.
El caso de abdellilah
Según Abdellilah, su caso tuvo lugar el 18 de octubre de 2019 cuando paseaba por Barcelona en el momento en el que estallaron los disturbios, causados por una manifestación tras las sentencias del 'procés', en la que el joven ha asegurado que no participaba, recibiendo el impacto de una bala de foam, lo que le hizo perder el ojo.
«Espero que no vuelva a pasar a nadie, porque es duro perder un ojo», ha afirmado en la rueda de prensa, en la que Irídia ha expuesto que en los últimos cuatro años ha atendido nueve casos de lesiones causadas por el uso de las balas de foam.
Por su parte, la psicóloga de Irídia Elisenda Pradell ha declarado que las afectaciones no solo tienen impacto en la víctima, sino que «el tejido comunitario también se ve afectado por el hecho de que se utilice este tipo de armamento en las manifestaciones, generando miedo a participar».
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