Las prospecciones geofísicas acometidas en 2019 en el yacimiento arqueológico de Arva, descubierto en 1890 en lo que actualmente constituye el término municipal de Alcolea del Río (Sevilla) y donde descansan vestigios de un antiguo asentamiento romano, arrojaron la detección de «hasta siete conjuntos estructurales» en el subsuelo, que incluirían en principio un «sistema defensivo», una «construcción ortogonal», hornos y canalizaciones.
Hablamos del yacimiento arqueológico de Arva, caracterizado por las bóvedas que sobreviven de lo que habrían sido las termas monumentales de esta población, fundada por Roma a partir de un antiguo asentamiento ibérico, que habría alcanzado el rango de municipio en época flavia y que habría contado con actividad humana hasta el siglo IV de la era actual.
Se trataría del quinto «oppidum» de la ribera derecha del Guadalquivir en el recorrido desde la actual Córdoba hasta Sevilla, según la Historia Natural de Plinio.
El yacimiento está compuesto por las unidades arqueológicas de
los Hornos de Arva, el Muro de contención del puerto de Arva, la Peña de la Sal y las Termas, contando además con una zona de necrópolis de cronología altoimperial a unos 400 metros de distancia y con otra zona de enterramientos tardíos en el entorno de la central hidroeléctrica, en el enclave de Peña de la Sal.
"las estructuras arqueológicas que pudieran estar soterradas"
En ese sentido, una memoria arqueológica recogida por Europa Press refleja el resultado de una investigación acometida en marzo de 2019 en este enclave por la Unidad de Geodetección del Patrimonio Histórico de la Universidad de Cádiz, a instancias del Ayuntamiento de Alcolea del Río, al objeto de «conocer con más detalle las estructuras arqueológicas que pudieran estar soterradas» en la zona.
Se trata, en concreto, de los resultados de una prospección con georradar acometida en el subsuelo de 2,4 hectáreas de la zona identificada como de «ciudad» del enclave de Arva y en 1,4 hectáreas del área interpretada como «suburbio» y centro productor de ánforas olearias. Es decir que la investigación abarcó un total de 3,8 hectáreas del subsuelo del yacimiento.
Al respecto, los resultados de esta prospección con georradar arrojaron, en el caso del subsuelo de la zona de ciudad, la detección de «hasta siete conjuntos estructurales» localizados «en cotas bastante superficiales» del terreno y con «una considerable potencia, lo que indica que su estado de conservación debe ser bastante bueno».
Entre estas estructuras figurarían, por ejemplo, un «sistema defensivo» en el sector noroeste de esta zona, al que estarían asociadas «dos anomalías (...) que parecen corresponder a estructuras anexas a la posible cinta muraria»; así como «una estructura ortogonal que se localiza en el centro del tercio norte del yacimiento», siendo identificadas «con claridad una estancia y un corredor» y «una posible conducción o estructura subterránea».
"gran conjunto estructural" con "estancias adosadas"
También ha sido detectado en el subsuelo otro «gran conjunto estructural» conformado «alrededor de un espacio rectangular», en el que destacan «una serie de estancias adosadas» al exterior de su sector suroeste; además de «una estructura edilicia con compartimentación interior con un fragmento de estructura viaria».
Así, entre sus conclusiones, los autores de este estudio destacan sobre la zona del suburbio industrial la detección de «estructuras interpretadas como hornos y los vertidos relacionados con las mismas»; toda vez que «respecto a las alteraciones interpretadas como canalizaciones, cabría la posibilidad de que se tratara de sistemas de drenaje y riego contemporáneos, pero su localización cercana al conjunto de alfares indica que posiblemente pudieran ser una red de aprovechamiento de agua del río para la actividad industrial».
En el caso de la zona de la ciudad, como ha sido señalado, fueron detectados «hasta siete conjuntos estructurales documentados, que representan una muestra muy certera de las estructuras que definen este tipo de yacimientos», con especial atención al «conjunto estructural central, que parece mantener una alineación ligeramente diferente a la que se infiere del resto».
Conforme a los resultados de este estudio geofísico, posteriormente fue promovida una nueva actuación para el desbroce de la maleza del yacimiento, tareas de levantamiento fotogramétrico terrestre, fotogrametría aérea a baja altura, trabajos con escáner terrestre 3D de largo alcance y la modelización de los elementos, para integración en una visión general del conjunto arqueológico.
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