La Bohème en el Palau de Les Arts | MIGUEL LORENZO

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Nieva en la Sala Principal del Palau de Les Arts, que se sumergió en una noche fría de invierno del París de 1830 para acoger el estreno de 'La Bohème' de Giacomo Puccini, una celebración de la vida y la muerte que cuenta la lucha de cuatro jóvenes artistas contra el anonimato y la miseria, porque, ya se sabe, «los bohemios no tienen mañana, solo viven hoy».

La producción impresionista de Davide Livermore, conocida por el público valenciano, regresó anoche al auditorio --tras representarse en 2012 y 2015-- para emprender un viaje nostálgico hasta principios del siglo XIX a través del amor entre Mimí y Rodolfo, y Musetta y Marcello.

La batalla entre la vida por el arte y el arte de vivir, más bien sobrevivir, de esta ópera --producción del Palau de les Arts Reina Sofía y original de Opera Philadelphia-- contará con siete representaciones los días 9,11, 15, 19, 21 y 23 de diciembre.

Este clásico de Puccini compuesto entre 1893 y 1895 cuenta con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Ilica, basado a su vez, en la novela de Henri Murger 'Scènes de la vie bohème' publicada en 1851 que, como su propio título indica, refleja qué significa ser bohemio en el París del siglo XIX, pues en palabras del autor «todo buen artista que se precie tiene que haber sido bohemio, tiene que haber pasado por la miseria de la bohemia».

Como en sus visitas anteriores al Palau de Les Arts de València, el trabajo de Livermore a cargo de la dirección de escena, escenografía e iluminación respeta el libreto original pero se inspira en la película 'Sueños' de Akira Kurowasa. Una actualizada 'mise en scène' introduce proyecciones de Gep Cucco de reconocidos cuadros de pintores impresionistas de la época, Renoir, Manet o Van Gogh, que en ocasiones se convierten en un reflejo de la propia trama de 'La Bohème'.

Completan el equipo creativo Emilio López, también al mando de la dirección de escena, que se enfrenta a la pieza por octava vez en su carrera, y el director musical de la Orquesta de la Comunitat Valenciana (OCV), James Gaffigan, quien ya ha dirigido esta partitura en la Ópera de Viena o la Metropolian Opera de Nueva York, su ciudad natal, donde volverá a dirigirla en 2023. Para Gafiggan, el estreno de anoche fue su primera ópera de la temporada del Palau de Les Arts y, como recompensa, director y músicos recibieron una de las mayores ovaciones del auditorio.

También fue muy aplaudida la interpretación de la joven soprano valenciana Marina Monzó, que debutó con Puccini en el papel de la engreída Musetta, después de haberse convertido ya en Les Arts en Marola en la zarzuela 'La tabernera del puerto' y en Despina en 'Così fan tutte'. Pero, sin duda, el merecido reconocimiento del respetable fue para la soprano Federica Lombardi que dio vida a una mágica costurera Mimí por primera vez sobre el escenario, puesto que ya la interpretó en el 'film-ópera' de Mario Martone en 2022.

Las acompañaron sobre las tablas el tenor Saimir Pirgu que, con su destacada actuación del poeta Rodolfo, regresó a Les Arts después de sus papeles de Don Ottavio en 'Don Giovanni' y Alfredo en 'La Traviata'; el barítono Mattia Olivieri, como el pintor Marcello, que ha pasado por el Centre de Perfeccionament de Les Arts; el crevillentí Manuel Fuentes en la piel de Colline; Damián del Castillo, en el rol de Schaunard, y Jorge Rodríguez-Norton, que interpreta tanto a Alcindoro como a Benoît.

Se suman al reparto la Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats, la Escola Coral Veus Juntes y el Cor de la Generalitat Valenciana, que, ataviados como habitantes del París decimonónico, se convierten en un personaje más de 'La Bohème'. Del mismo modo, artistas circenses y bailarines se encargan de impregnar de movimiento y dinamismo la escena. Todos ellos han recibido un caluroso aplauso del público al finalizar el segundo acto.

Drama y toques de comedia

La mano de Davide Livermore está presente en los cuatro actos de la ópera que obligan al espectador a transitar de la alegría a la pena con unas pocas notas. Así, 'La Bohème' da comienzo con el entusiasmo de cuatro amigos, aspirantes a poeta, pintor, músico y filósofo, que viven en una buhardilla en la que comparten la convicción de «ser felices en su pobreza».

Durante un breve segundo acto, en el que la escena se traslada desde una calle de París con la Torre Eiffel enmarcando la oscuridad de la noche hasta el Caffè Momus, el público es incapaz de centrar su atención en un solo elemento. Sobre el escenario, más de 50 personas --entre bailarines, artistas circenses y coros-- recrean el ajetreo de un mercado parisino la noche antes de Navidad, así como la animación de un café cualquiera de la ciudad.

Los toques de comedia de la primera parte desaparecen casi por completo en el tercer acto, en el que el drama comienza a cernirse sobre los cuatro amigos, Mimí y Musseta. Los cuatro amantes (Rodolfo y Mimí, y Marcello y Musetta) transmiten la tristeza tras su ruptura en 'Dunque è propio finita!', un aria que el divulgador musical Ramon Gener describió en la presentación de esta ópera en Les Arts como «una auténtica obra de ingeniería musical».

'La Bohème' se despidió del coliseo valenciano de regreso a la buhardilla del primer acto con el dolor que provoca la muerte: la muerte del amor entre ambas parejas y la muerte de Mimí, que expresó su último aliento arropada por la música de la Orquesta de la Comunitat Valenciana.

Dos horas y media después, entre los asistentes, que se dirigían a la salida con evidentes signos de haber disfrutado la tarde de ópera comentándola en diversos idiomas, se encontraban el 'president' de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig; la consellera de Educación, Cultura y Deporte, Raquel Tamarit; y la consellera de Justicia, Interior y Administración Pública, Gabriela Bravo.