Se trata de que Adelante Andalucía «no se vea más como el partido de Teresa Rodríguez», según ha expuesto ella misma en una rueda de prensa en Sevilla para exponer las razones de su renuncia al escaño en el Parlamento andaluz, que espera que se formalice el próximo 28 de diciembre, para reincorporarse desde el 8 de enero a su plaza como profesora de Lengua en un instituto de Secundaria de Puerto Real (Cádiz).
Teresa Rodríguez ha indicado que la «intención única» de su renuncia al cumplir ocho años de actividad política es la de «tratar de cumplir lo más fielmente» posible «los compromisos adquiridos» en ese periodo de tiempo en relación a la «limitación de mandatos y salarios», y en ese sentido ha comentado que «la única manera que tenemos hasta el momento» en Adelante «de demostrar que somos una fuerza política confiable es cumplir con nuestros propios compromisos éticos, en nuestro caso limitando los mandatos a ocho años».
«La coherencia para nosotros es la única manera que tenemos de demostrar que vamos a defender con la misma verdad y nivel de compromisos los objetivos de libertad, de justicia y de igualdad para nuestros pueblos que están en el corazón de esta fuerza política», ha manifestado.
De igual modo, ha apuntado que otro motivo que le ha llevado a renunciar a su escaño es «un convencimiento» de que desde Adelante «no solo hacemos política diferente en el qué, sino también en el cómo», y «a veces la profesionalización de la política es una forma de desnaturalización de la representación popular».
Ha añadido que ella no cree que las organizaciones políticas «en sí sean entes maléficos o malvados», pero sí que en ellas «se generan una serie de dinámicas que dan lugar a actitudes oportunistas y corruptas en los casos más graves», e «intentar evitar que nos pase a nosotros es una forma de ofrecer más garantías democráticas a la ciudadanía».
«LIDERAZGOS DE RETAGUARDIA»
«Para cambiar las cosas al punto que las queremos cambiar, la pasión es fundamental, y para eso hay que renovarla» con «liderazgos de retaguardia», ha abundado Teresa Rodríguez, que ha apostado así por que «haya gente que, después de un tiempo en las instituciones», dé un paso «atrás, a hacer un poco de 'repostaje popular', mientras otros compañeros se van a la primera línea a exponerse a ese espacio que no es cómodo para nosotros, pero que queremos transformar».
Además, ha defendido que la limitación de mandatos es «una manera de que la gente sepa que tiene que buscarse la vida fuera del ámbito de la política», porque su actividad política tendrá fecha de caducidad, y «de esa manera todos los representantes públicos serán más libres, podrán defender mejor sus posiciones políticas», que serán «más sinceras, coherentes y menos de aparato», ha razonado.
También ha señalado que su renuncia al escaño es, para Adelante, «una forma de fortalecernos, de madurar» esa fuerza política que «muchas veces se ha vinculado directamente a mí, y nosotros también hemos aprovechado de alguna forma el capital simbólico acumulado por mí para construir este espacio político andalucista de izquierda, feminista y ecologista» que «necesitamos para responder a todos los dolores que padece nuestro pueblo».
En esa línea, ha augurado que quien va a ocupar el escaño de Adelante que ella deja vacante, José Ignacio García --que concurrió a las elecciones del 19 de junio como número dos de la lista de Cádiz-- «va a hacerlo mejor que yo, porque viene precisamente de estar fresco, de su trabajo, de su espacio cercano, y a mí me va a dar la posibilidad de descansar de ese espacio institucional» que es el Parlamento. «Lo va a hacer con más pasión que yo en este momento», ha sentenciado.
La "debilidad" de los "ultraliderazgos"
Teresa Rodríguez ha advertido además de la «debilidad» de los «ultraliderazgos que se construyeron en la época post-15M», vinculados en muchos casos a Podemos, según ha abundado, y al respecto ha alertado del «trabajo sistemático por defenestrar, desde distintos puntos de vista --comunicativo, judicial y político--, a personas que han sido referentes durante un tiempo de ese salto político 'post-15M».
Sería el caso, a su juicio, del exsecretario general de Podemos Pablo Iglesias, con el que ha dicho llevarse «muy mal» y no compartir «ningún tipo de compromiso político», tampoco con la ministra de Igualdad, Irene Montero, según ha agregado, pero de quien considera que ha sido víctima de «un trabajo sistemático», con implicación del «aparato del Estado, para defenestrar cualquier posibilidad de cambio real» que pudiera impulsar Podemos.
«Frente a eso, que es una debilidad, es mucho más difícil corromper al colectivo», ha sostenido Teresa Rodríguez, quien ha apostado así por «transitar hacia representaciones más colectivas» entre «esa multitud consciente que quiera cambiar las cosas en nuestra tierra».
De esta manera, en Adelante quieren «transitar de un hiperliderazgo de alguna forma construido, a un protagonismo de la organización, del partido como tal, de Adelante Andalucía como espacio político nuevo que hay que consolidar, que hay que construir y dar a conocer como proyecto político». «No queremos construir un partido para las siguientes elecciones, sino para las siguientes generaciones», ha añadido Teresa Rodríguez.
Además, ha defendido que desde que mantienen ese «espacio político propio nos llevamos mejor con el resto de fuerzas políticas de la izquierda», y desde él aspiran a relacionarse «mejor» con ellas, según ha continuado.
Por lo demás, ha reiterado que seguirá siendo portavoz de Adelante Andalucía, «porque la transición la vamos a hacer con todo el tiempo que sea necesario», y ella seguirá «interviniendo en el ámbito público, pero siempre desde mi centro de trabajo», el instituto en el que vuelve a dar clase desde enero, y lo hará sin solicitar la cesantía de «ocho meses» a razón de más de 3.000 euros que le correspondería tras dejar su escaño en el Parlamento andaluz, según ha anunciado.
A preguntas de los periodistas, se ha comprometido a seguir dando clases «unos cuantos años, no solo unos cuantos meses», aunque también prevé participar en campañas electorales desde el «activismo» que ha practicado «siempre».
Igualmente, ha explicado que se planteó la «posibilidad» de solicitar la «compatibilidad» entre su condición de diputada y la de funcionaria, pero la descartaron porque «la ley andaluza no permite ser diputado y funcionario a la vez».
Por último, a la pregunta de con qué se queda de sus ocho años en política, que inició accediendo a un escaño en el Europarlamento tras las elecciones europeas de 2014, ha respondido que «con el andalucismo, con el convencimiento de que necesitamos una fuerza política de ámbito andaluz» que sirva a los ciudadanos de esta comunidad para «conquistar un futuro mejor para la gente que nace aquí».
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