La investigación se inició en la comisaría de Hernani, pero, a la vista de la dimensión que fue adquiriendo el caso, fue asumido por el Servicio de Investigación Criminal Territorial de Gipuzkoa (SICTG), que, en colaboración con diferentes unidades de la Ertzaintza, ha destapado una trama de «grooming» --acoso y abuso online a menores--, y de tenencia de imágenes de menores.
La investigación policial comenzó a finales del año 2021 cuando la Ertzaintza recogió una denuncia por amenazas y abusos a un menor, hechos realizados a través de Internet. En una primera fase, en los meses de febrero y marzo de 2022, los ertzainas encargados del caso procedieron a la detención de dos implicados, uno en Bizkaia y otro en Navarra, los cuales ingresaron en prisión tras ser puestos a disposición judicial.
El modus operandi de uno de los autores de los hechos consistía en hacerse pasar por un menor o una menor, de 14 años de edad, como «cebo» para poder engañar a las víctimas, con las que contactaba en un inicio a través de redes sociales.
Aprovechándose de ello, obtenía fotografías y vídeos explícitos del menor, al que posteriormente extorsionaba bajo la amenaza de publicar en las redes dichas imágenes. A cambio, le exigía continuar con el envío de más fotografías y vídeos pornográficos.
El operativo «Icaro» permitió obtener evidencias que constataron que el primer denunciante no era la única víctima del presunto pederasta, que no dudaba en emplear amenazas y chantajes para conseguir su objetivo.
Otra manera empleada por uno de los detenidos para conseguir su propósito fue hacerse pasar por fotógrafo profesional para contactar con menores de edad, habitualmente también por redes sociales o a través de anuncios en páginas web, intercambiando los número de teléfono para que los menores enviaran fotografías y vídeos de desnudos, haciendo pensar a las víctimas que esas imágenes eran una primera prueba como modelos y una vez superada podrían hacer otras sesiones de fotografía bajo promesa, en algunos casos, de conseguir una cantidad de dinero a cambio.
Otros seis investigados y más de 40 víctimas
Tras las correspondientes entradas y registros, bajo autorización y supervisión judicial, en los domicilios de los detenidos se obtuvieron evidencias en dispositivos electrónicos de almacenamiento digital y una cuenta en la nube que ambos detenidos compartían y que estaba ocupado por 137.221 archivos, clasificados en 1.177 carpetas, con un tamaño total de 1,45 Tb, lo cual significaba más de 12.000 fotografías y videos de contenido pornográfico infantil, abarcando un espectro de edad comprendido entre los 8 y los 15 años, según el nombre asignado por los autores a algunas de las subcarpetas en las que «clasificaban» las imágenes.
La continuación de las investigaciones del operativo «Icaro» de la Ertzaintza ha posibilitado este año 2022 investigar a otras seis personas por tenencia de pornografía infantil, una en Euskadi y cinco en el resto del Estado.
Asimismo, han podido ser identificadas ocho víctimas residentes en Euskadi y otras 33 residentes en otras comunidades autónomas, así como varias víctimas localizadas en otros países de habla española. La Ertzaintza ha puesto todo el material y diligencias disponibles a disposición judicial.
Grooming
El «grooming» se produce cuando un adulto engaña a un menor a través de Internet para ganarse su confianza con intención de obtener foto o vídeos de situaciones sexuales o pornográficas e incluso llega a chantajearle con ellas.
En ocasiones es un paso previo al abuso sexual. Por su parte, el término «sexting» alude a la acción de enviar o recibir imágenes, fotografías o vídeos de contenido sexual a través del móvil, las redes sociales o cualquier otro medio electrónico. En ocasiones deriva en lo que se conoce como «sextorsión».
Cuando el pederasta ya tiene fotos y vídeos de la víctima en actitudes comprometidas, a partir de ahí, si el menor engañado se niega a continuar con el envío de imágenes el autor del delito, le amenazará con la publicación en redes sociales de los archivos que ya tiene en su poder, «lo cual acabará enmarañando la situación de manera irremediable», según advierte la Ertzaintza.
Se trata de una serie de delitos en los que la particularidad de la edad de la víctima le hace especialmente vulnerable, incrementando la gravedad de los hechos porque resulta una incesante victimización para el menor y su familia, con consecuencias para el menor tanto psicológicas, como de impacto social y familiar por las amenazas de exposición pública en la red de imágenes comprometidas.
Recomendaciones
Ante ello, la Policía autonómica vasca recomienda denunciar inmediatamente cualquier situación de acoso o de abuso para pararla. Estas conductas no terminan hasta que se detiene al delincuente e ignorarlo no conduce nunca a nada. Si alguien que creemos un amigo empieza a cambiar su comportamiento en la red, posiblemente le hayan sustraído la cuenta y hay que comprobarlo.
También se debe evitar guardar o intercambiar fotografías comprometidas, incluso con parejas o amistades más íntimas. Hay que ser conscientes de las imágenes que se envían. Nunca hay que ceder ante el chantaje, sea del tipo que sea. Enviar una foto puede ser el origen de una espiral que no se acaba nunca.
No facilitar nunca contraseñas a nadie por muy amigo que creamos que es. La contraseña es propia, individual e intransferible. Asimismo, no hay que introducir las contraseñas en páginas web que no tengan nada que ver con el servicio original.
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