La asociación Gogoan-Por una memoria Digna critica «la impostura desvergonzada» de la izquierda abertzale sobre la denuncia de que se rechaza la concesión del tercer grado de algunos presos de ETA. En este sentido, afirma que es «un insulto a la inteligencia» y de «escasa honestidad» pretender «vender» que todos los reclusos de la banda transitan la reinserción restaurativa".
En su opinión, hay «unos que sí» lo hacen, pero «otros muchos, y el conjunto de la izquierda abertzale vinculada a Sortu, por el momento, no». «Y ya que algunos no están todavía para rectificar los relatos justificadores de su violencia, que al menos abandonen el uso de la trampa y el engaño victimista», plantea.
A través de un artículo, Gogoan hace unas reflexiones con motivo de la manifestación convocada por la red Sare, colectivo de apoyo a los presos de ETA, para el próximo 7 de enero con el lema «Cerca el camino a casa».
En él, esta asociación memorialista recuerda que, según datos de la AVT, hoy quedan aproximadamente 170 presos de ETA en España (160 del EPPK, 5 de ATA, 2 de la Vía Nanclares y algunos no vinculados) y 13 en Francia (12 del EPPK y 1 de ATA). Cuando ETA asumió su final, en 2011, había 700 presos de ETA.
Gogoan afirma que, «terminada ya la injustificada política de alejamiento», el debate penitenciario sobre los presos de ETA se está centrando ahora en el acceso al tercer grado, una clasificación que permite, en su régimen normal, salir diariamente a la calle, pernoctando en la cárcel, o regímenes de algo más o algo menos de semilibertad.
Además, recuerda que desde los colectivos de apoyo a los presos de ETA se piden dos reformas legales, una relativa al cómputo retroactivo del tiempo de prisión cumplido en Francia (que afectaría a 50 presos de ETA) y otra sobre la Ley 7/2003 para el cumplimiento íntegro de penas, que elevó hasta 40 años el límite máximo efectivo en privación de libertad.
No obstante, apunta que «ahora mismo su prioridad está fijada en la concesión de los terceros grados». En el periodo 2018-2021, el Ministerio de Interior reconoció 28 terceros grados a presos de ETA. Asimismo el Gobierno Vasco en 2022, desde que empezó a ejercer la competencia de prisiones, ha concedido 33 terceros grados a este colectivo (14 firmes, seis revocados judicialmente y 13 pendientes de resolución de recurso), según datos de la AVT.
La clasificación en tercer grado está sometida a revisión judicial, si la impugna la fiscalía, tanto cuando se ha basado en razones humanitarias (enfermedad incurable), como cuando se fundamenta en la evolución favorable del preso hacia la reinserción.
La asociación Gogoan-Por una memoria digna destaca que los datos apuntados reflejan que «no pocos presos de ETA han conseguido la clasificación en tercer grado, tanto cuando estos dependían del Ministerio, como cuando lo hacen del Gobierno Vasco».
"unos sí y otros no"
«Nos encontramos con que algunos sí han alcanzado este tratamiento penitenciario y, en cambio, otros no. Aunque sin duda hay valoraciones distintas entre las Juntas de tratamiento, y entre fiscales y jueces de la Audiencia Nacional», sostiene.
En este sentido, recuerda que en delitos de terrorismo la ley penitenciaria (artículo 72 LOGP) exige que, para el acceso al tercer grado y a la libertad condicional, las personas presas «muestren signos inequívocos de haber abandonado los fines y los medios terroristas, y además hayan colaborado activamente con las autoridades».
Esto puede acreditarse mediante una declaración expresa de repudio de sus actividades delictivas y de abandono de la violencia, y una petición expresa de perdón a las víctimas de su delito, así como por los informes técnicos que acrediten que el preso está realmente desvinculado de la organización terrorista y del entorno y actividades de asociaciones y colectivos ilegales que la rodean y su colaboración con las autoridades.
"la impostura desvergonzada"
«Pero, en este debate, nos parece que hay posiciones llenas de impostura desvergonzada, que hay que poner sobre la mesa. Después de décadas en las que la izquierda abertzale vetó a los presos, con mano de hierro y expulsiones, la petición de progresiones de grado (alargando innecesariamente los encarcelamientos), en 2017 el EPPK cambió de estrategia, pero imponiendo un límite inaceptable», añade.
La Asociación resalta que Antton Lopez 'Kubati', responsable de presos de Sortu y asesino de María Dolores González Katarain, 'Yoyes', y el portavoz de Sare, Joseba Azkarraga, manifestaron que «cada preso debe actuar de manera individual en la búsqueda de avanzar y mejorar su propia situación con las líneas infranqueables de no arrepentimiento y no delación».
«La izquierda abertzale vetó a los presos, con mano de hierro y expulsiones, la petición de progresiones de grado, alargando innecesariamente los encarcelamientos. Sus portavoces han impuesto públicamente que el reconocimiento de la injusticia cometida es una línea roja infranqueable para los presos de ETA», manifiesta.
Por ello, señala que «tener que escuchar ahora a las organizaciones de la izquierda abertzale encargadas de estos temas, que todos los presos de ETA están asumiendo la 'reinserción restaurativa', cuando sus portavoces han impuesto públicamente que el reconocimiento de la injusticia cometida es una línea roja infranqueable para los presos de ETA, y han despreciado a los presos disidentes de la vía Nanclares por hacerlo, resulta contradictorio y engañoso, al afirmar una cosa y la contraria».
«Más allá de las dudas sobre sus connotaciones, las palabras 'perdón' o 'arrepentimiento', significan desear no haberlo hecho. Significan reconocer la injusticia de lo hecho, una valoración ética del daño causado, lo cual es diferente del mero reconocimiento de haber causado un daño. Decir que el daño causado fue injusto e injustificado es algo que sí puede tener efecto reparador para las víctimas y para el conjunto de la sociedad», asegura.
En esta línea, remarca que las palabras 'perdón' o 'arrepentimiento', significan «desear no haberlo hecho, significan reconocer la injusticia de lo hecho, una valoración ética del daño causado, lo cual es diferente del mero reconocimiento de haber causado un daño».
Tres estrategias
A su entender, «esta impostura sobre los procesos de reinserción de ciertos presos de ETA se enmarca en la posición de fondo de Sortu en cuanto al relato y la memoria, desplegada mediante tres estrategias», la primera la de «evitar a toda costa que los presos de ETA y quienes les dieron y les dan soporte sociopolítico hagan público cualquier gesto de reconocimiento de la injusticia de la violencia y del 'bietan jarrai' (literalmente 'seguir en las dos', es decir, continuar en ambas luchas, en la militar y en la política) que promovieron durante décadas».
La segunda estrategia es la de «extender una viscosa niebla ética relativista con el 'todos los relatos son válidos', una mercancía averiada que pretende neutralizar el suelo ético democrático deslegitimador del terrorismo».
«Y mientras tanto, reproducir su relato épico-martirológico con distintos proyectos memorialísticos sectarios, y hegemonizando el espacio público con fotos y murales de presos condenados por gravísimos delitos, como sigue sucediendo en cientos de lugares del país», asegura Gogoran como tercera estrategia.
Para esta asociación, «defender el relato de ETA y de la izquierda abertzale es una histórica posición política, éticamente brutal, aunque amparada por las libertades fundamentales».
«Pero pretender, a la vez, vender que todos los presos de ETA están transitando la reinserción restaurativa, reconociendo la injusticia provocada, es un insulto a la inteligencia, que muestra una escasa honestidad», asevera.
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