El Gobierno ha respondido a una pregunta escrita del diputado del Grupo Mixto Jon Iñarritu, de EH-Bildu, que no ha sido apreciada «responsabilidad disciplinaria» en la actuación acometida por agentes de la Guardia Civil el pasado 12 de septiembre en una casa de Mairena del Aljarafe (Sevilla) ante un caso de violencia doméstica, extremo saldado con la reducción de un varón de 37 años que había atacado a sus padres y a los agentes y con la muerte del mismo una semana después en el hospital.
«Tras la instrucción del atestado policial y de los informes de carácter interno, se concluyó que la actuación de los guardias civiles implicados había sido adecuada a derecho, no apreciándose responsabilidad disciplinaria», señala el Gobierno central en esta respuesta parlamentaria emitida el pasado 19 de diciembre y recogida por Europa Pres, en la que el ejecutivo recuerda que el citado varón presentaba una «actitud agresiva y violenta» e incluso «lanzó dos martillos y una herramienta metálica contra los agentes», que se vieron obligados a reducirle.
«Tras conseguir reducirlo, apreciaron el desvanecimiento y la pérdida de consciencia del agresor, por lo que la fuerza actuante solicitó el apoyo sanitario y empezó a realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar, manteniendo las mismas hasta que llegó el personal sanitario y procedió al traslado del agresor a un centro hospitalario», indica el mencionado documento.
Según el propio atestado policial, el pasado 12 de septiembre, la Guardia Civil fue requerida ante un «episodio de violencia doméstica en la que un hijo, supuestamente bajo los efectos de alguna droga, había agredido violentamente a sus padres», acudiendo los agentes a las 20,30 horas a la vivienda de Mairena del Aljarafe cuyos moradores reclamaban auxilio a cuenta de dicha situación.
"bajo los efectos de alguna droga"
El matrimonio que había reclamado la asistencia de la Guardia Civil, según el atestado policial, habría narrado a los agentes que su hijo, de 37 años, se encontraba a su entender «bajo los efectos de alguna droga o sustancia estupefaciente» y que había «agredido con mucha violencia» a su padre; tras lo cual habrían mostrado a los efectivos «desperfectos ocasionados» por su hijo en la vivienda familiar, como la fractura de una placa vitrocerámica «de un puñetazo, causándose lesiones sangranes en una mano»; o «un trinchador clavado en un mueble», antes de abandonar el domicilio.
Los padres de dicho varón, según el atestado policial, estaban «muy asustados» ante la posibilidad de que su hijo regresase, pues los había «amenazado de muerte».
Según el documento, mientras los agentes esperaban en la vivienda para «trasladar a las víctimas dependencias oficiales», el hijo del matrimonio hizo acto de presencia en el exterior del inmueble, «golpeando con un martillo la cancela» del recinto y gritando a los agentes que les iba a «matar» al percatarse de su presencia.
Una actitud "muy violenta"
Ante dicha situación, según el relato de los agentes, los mismos salieron al exterior de la vivienda para «mediar y calmar» al citado varón. Pero el aludido, siempre según el atestado, habría mostrado una actitud «muy violenta» y les habría arrojado un primer martillo, un segundo instrumento similar, una «llave de rueda de vehículo» y un destornillador, ante lo cual los efectivos actuaron para reducirle.
El hijo del matrimonio, según el atestado policial, habría ejercido entonces una «gran y desproporcionada resistencia activa», hasta que los agentes, tras forcejear y en el suelo, lograron «colocarle los grilletes a la espalda», momento en el que se percataron de que el hombre «cesó de repente en su agresividad», mostrando signos de estar «inconsciente».
Entonces, según el atestado de la Guardia Civil, dado que el detenido «parecía no respirar», los agentes le practicaron maniobras básicas de reanimación, solicitando a las 20,40 horas asistencia sanitaria «con la máxima urgencia» y llegando la misma a las 20,50 horas, según el documento.
Los padres tras el traslado hospitalario
Los facultativos, según el atestado, lograron «reanimar» al detenido y estabilizarlo, iniciando su traslado hacia el hospital San Juan de Dios de Bormujos, --donde fallecería una semana más tarde--. La narración agrega que tras salir la ambulancia, los padres del arrestado habrían «invitado» de nuevo a los agentes a entrar de nuevo en la vivienda para «realizar fotografías del interior del domicilio, para adjuntarlas al informe que hubiese lugar».
Incluso la madre del detenido, según el atestado de la Guardia Civil «agradeció la atención prestada», manifestando la intención de «presentar denuncia contra su hijo», siendo solicitada «una patrulla uniformada para que acompañase a las víctimas hasta dependencias oficiales para presentar la denuncia». Tras acudir los padres del fallecido junto a los agentes, según el atestado, los padres «declinaron presentar denuncia contra su hijo».
Los padres del fallecido, como ha sido informado, han denunciado a los agentes actuantes al atisbar un presunto delito de homicidio por imprudencia, reconociendo que su hijo «estaba muy excitado» y presentaba «un ataque de locura», quizá porque habría «bebido o tomado alguna droga», pero considerando que los efectivos acometieron su detención con «brutalidad» y de manera «desproporcionada», provocando su muerte.
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