Apicultores valencianos han protestado este jueves con una 'camionada' desde Quart de Poblet hasta València y bañándose en miel para reclamar a las administraciones un «plan de rescate» que reactive este sector «completamente arruinado» y para mostrar su rechazo al acuerdo del Consell de la 'pinyolà'.
«No son solo nuestras explotaciones, es el ecosistema completo el que está en peligro» porque «si desaparecen las abejas y los apicultores» que polinizan los campos, «no hay alimentos, no hay agricultura y no hay vida en este planeta ni biodiversidad», han denunciado representantes del sector en declaraciones a los medios de comunicación.
La 'camionada', en la que han participado un centenar de vehículos según las organizaciones convocantes, ha salido sobre las 08.00 horas de Quart de Poblet para marchar hacia València y concentrase frente a la Conselleria de Agricultura y Les Corts. Han participado La Unió Llauradora i Ramadera, AVA-Asaja, Asaja Alicante, UPA-PV, CCPV-COAG, ApiAds, La Osa, Arva y APAC.
Estas organizaciones reclaman ayudas agroambientales a la biodiversidad «dignas», unas ayudas directas de 25 euros por colmena y rechazan el acuerdo del Consell de la 'pinyolà'. También critican que la apicultura trashumante esté excluida de las bonificaciones del gasóleo profesional, que el plan de viabilidad autonómico de la apicultura lleve ya dos años «en el cajón de los olvidos» y los precios a la baja de la miel como consecuencia de las masivas importaciones procedentes de terceros países.
El responsable del sector apícola de CCPV-COAG, Pablo Sáez, ha denunciado que «el sector está totalmente en la ruina» y «la Administración no está haciendo nada en absoluto para conservar y mantener el valor que tiene la apicultura, que es la polinización del medio natural». «No son solo nuestras explotaciones, es el ecosistema completo el que está en peligro», avisa.
Según Sáez, «ahora mismo entre el 50 y 60 por ciento de las colmenas de este territorio están en los almacenes, vacías y muertas» y «la poca miel que se ha producido no se está comercializando porque las pocas compras que se realizan se están haciendo a 3,20 euros», frente a un coste de producción que «supera los 4 euros». También ha puesto el foco en «la competencia desleal» por parte de «unas falsas mieles que están entrando por los puertos de València, Barcelona y Algeciras».
«Si en todo el territorio español la situación es mala, aquí es mucho peor, porque llevamos 30 años con una normativa que nos expulsa de nuestro territorio, que es el decreto de la pinyolà», ha expuesto.
Sáez ha explicado que las explotaciones están cerrando y que «se está haciendo muy complicado» que los jóvenes continúen con la tradición y el trabajo de las empresas familiares. «Estamos completamente arruinados, llevamos tres años con muy malas cosechas, aparte del aumento de los costes de producción, de la competencia desleal de la industria que está trayendo miles de toneladas de falsa miel al mercado. Queremos que tanto la administración valenciana como el estado español trabajen para solucionar estas problemas», ha pedido.
En la misma línea, el veterinario responsable de la agrupación ApiAds, Enrique Simó, ha avisado de que «la apicultura está en extinción, agonizando al borde del declive» y «dentro de uno años no van a quedar apicultores, este oficio milenario va dejar de existir y no habrá alternativa, no hay un plan B. Si desaparecen las abejas y los apicultores, si no hay alimentos, no hay agricultura y no hay vida en este planeta ni biodiversidad».
Simó ha lamentado que «cada día que pasa hay cientos de apicultores que están dejando la actividad» y ha afirmado que «eso es irreparable para el ecosistema, porque cada colmena que está viva en el campo, que mantiene un apicultor, genera 1.500 euros en polinización al ecosistema» y «cada kilo de miel son millones de flores polinizadas».
«Cuando tú compras una miel de importación, esa miel no poliniza nuestros ecosistemas. Si compras una miel de un productor local, estás comprando esa miel y además regalándole al ecosistema cien euros en polinización» y ayudando a un apicultor «que ha polinizado millones de flores». «Si ese apicultor deja su actividad, no lo va a hacer nadie», advierte.
En el incendio de bejís "se me fue todo al traste"
El apicultor Javier Molins es uno de los profesionales que se han bañado en miel este jueves para denunciar su situación. Explica que todas sus colmenas, alrededor de 155, quedaron arrasadas por el incendio de Bejís (Castellón), que calcinó una superficie de 20.000 hectáreas de terreno forestal.
«Tenía una apicultura ecológica y se me ha ido todo al traste, tengo que empezar de cero», ha lamentado, antes de explicar que todavía no ha recibido «ningún tipo de ayuda» más allá de la indemnización del seguro y que las llamas supusieron para él una pérdida económica de entre 30.000 y 40.000 euros.
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