Imagen del servicio Zeuk Esan | IREKIA

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El servicio de atención a la infancia y a la adolescencia, Zeuk Esan, ha recibido más de un centenar de llamadas de denuncias de casos de maltrato infantil infligido por padres, madres o tutores. La mayoría de ellas (86) han sido realizadas por adultos que alertan de malos tratos a menores, mientras que solo 18 de los directamente afectados, las víctimas, han hecho la llamada.

Este dato se recoge en el informe anual de 2022 de Zeuk Esan, servicio dependiente del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, al que ha tenido acceso Europa Press.

Las consultas que se realizaron al teléfono de Zeuk Esan (116 111) el año pasado ascienden a 1.319, de las cuales 527 las hicieron menores, 484 adultos (sobre cuestiones relacionados con menores, sobre todo de madres preocupadas por sus hijos), y 47 procedieron de profesionales.

Según ha explicado Kepa Torrealdea, psicólogo clínico y coordinador del servicio, este está fundamentalmente dirigido a población menor de edad, de 0 a 18 años, pero es a partir de los doce años, edad en la que los niños entran en la pubertad o adolescencia, cuando más empiezan a consultar. Además, ha destacado que también hay numerosas llamadas de madres preocupadas porque a su hijo le están haciendo 'bullying'. «Diríamos que la medalla de oro de las consultas hechas por los adultos tienen que ver con situaciones de acoso o supuesto acoso», remarca.

También recurren a Zuk Esan profesores porque los centros escolares «se hacen eco de lo que les pasa» a los chicas y chicos, y detectan «ciertas conductas, les ven psicológicamente decaídos o sospechan que en casa pudieran ocurrir cosas». También se comunican con este servicio trabajadores y educadores sociales, psicólogos y algún abogado.

Las intervenciones de Zeuk Esan se realizan sobre todo por teléfono, pero también pueden ser telemáticas, vía Instagran o buzón (correo electrónico). Estas últimas reciben contestación en un plazo de 12 horas, aunque se pueden prolongar a 24 horas el fin de semana.

La más frecuente es la consulta por teléfono, en la que se mantiene una «conversación telefónica psicológica, terapéutica y educativa», que sustituye a la presencial. Un total de 527 menores llamaron para transmitir sus inquietudes, la mayoría (328) corresponden a chavales de entre 16 y 17 años, seguido de los de 12-15 años (161) y un número bastante menor (38) es de niños de menos de 12 años.

De esta forma, el personal de este servicio, profesionales de psicología y educación social, les «escucha, aconseja, ayuda a tomar decisiones idóneas, intentan encontrar las claves del problema, les tranquilizan, redefinen una situación que está confusa y buscan algunas coordenadas para que se le pueda hacer un poco más llevaderos y más fácil» los problemas que afrontan los chicos y chicas. Tal como ha apuntado Torrealdea, a veces «es un mero desahogo».

Cuando detectan «gravedad» en la «angustia» que transmiten los menores, los derivan a profesionales que les atiendan de forma profesional. En casos excepcionales (el año pasado solo dos), se derivan a la Ertzaintza. Se trata de «situaciones donde o bien la persona que llama o una tercera persona ofrece testimonio de una situación que puede ser fatídica para la salud o para la vida de un menor de edad, como un intento de suicidio o un abandono por parte de unos padres», afirma.

Problemas psicológicos

El informe de 2022 indica que hubo 267 llamadas por problemas psicológicos, anímicos, de soledad, etc. La mayoría son casos de ansiedad, miedos o fobias, en un 23%, o tristeza, duelo, sensación de incertidumbre o soledad, en un 22%. Los pensamientos suicidas se situaron en un 8% (21 casos).

Con estas últimas llamadas, Kepa Torrealdai ha explicado que hay que tener «un tacto especial» porque «no es lo mismo que te digan que, de vez en cuando, han pensado en quitarse la vida», a que el riesgo sea «inminente».

Un total de 104 llamadas fueron para comunicar casos de maltrato infantil. Son los mayores que no están directamente implicados (terceras personas) los que más se animan a denunciar este tipo de episodios de malos tratos que ejercen sobre los menores padres, madres o tutores. El año pasado lo hicieron 86, frente a los 18 casos que fueron denunciados directamente por los chavales afectados.

«Los adultos denuncian más porque los mayores no están directamente implicados. Los menores de edad, las víctimas, lo suelen denunciar a través de las escuelas, porque les da reparo poner en tela de juicio el quehacer de sus padres o madres ante un desconocido por teléfono. Es una situación más difícil. Los niños piensan: ¿qué pasará con mis padres, les meterán a la cárcel, me dejarán de querer o me darán una paliza mayor?. Los miedos están ahí y no se atreven a llamar», ha afirmado Torrealdai.

Además, han sido 20 las llamadas por violencia de género ejercida en niños y adolescentes por parte de sus padres o madres. Once adultos han denunciado este tipo de situaciones y nueve menores.