El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha instado este domingo, durante la celebración de la Missa d'Infants en la Plaza de la Virgen, a «no olvidar que la renovación de este mundo ha de comenzar por una renovación de nuestros corazones y de la Iglesia misma». «María es la humanidad nueva, es la Iglesia que todos deseamos», ha expresado.
Así, Benavent ha clausurado el Año Jubilar del Centenario de la Coronación Canónica de la Mare de Déu con un deseo: «Que el fruto del Centenario de la Coronación Canónica sea que esa fe que actúa por la caridad se mantenga viva en nosotros porque así podamos apostar a nuestro mundo la esperanza que tant necesitamos y que nadie más que Cristo puede dar».
El arzobispo ha concelebrado la Missa d'Infants con el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia; el obispo auxiliar de Valencia, Arturo Ros; los obispos de Orihuela-Alicante y Segorbe-Castellón, José Ignacio Munilla y Casimiro López, respectivamente; el valenciano Salvador Giménez, obispo de Lleida; los auxiliares eméritos Javier Salinas y Esteban Escudero; y los valencianos Joan Piris, Jesús Catalá, Jesús Murgui y Juan Antonio Reig Plá.
Además, se ha dirigido a las autoridades y los representantes políticos que han asistido este domingo a la misa. Entre ellos, la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé; el presidente de Les Corts, Enric Morera; la consellera de Justicia, Gabriela Bravo; el vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons; el presidente del PPCV y candidato a la Generalitat, Carlos Mazón; la vicealcaldesa de València y candidata a la Alcaldía, Sandra Gómez, o la portavoz del PP en el Ayuntamiento y candidata a la Alcaldía; María José Catalá, entre otros.
Benavent ha mostrado la «alegría» que le supone oficiar esta celebración por primera vez como arzobispo, y ha pedido «de manera especial por todos los ancianos y enfermo, por los que estáis solos, por las familias que pasan dificultades». «La Mare de Déu, que nos lleva en el corazón, hace de todos nosotros una misma familia en la fe».
«El anhelo de paz, justicia, solidaridad con los débiles, la protección de las vidas humanas más indefensas, el respeto a todos, el amor y la fraternidad entre los seres humanos son los signos que anticipan el cielo y la tierra nuevos. Todos, desde nuestro servicio a la sociedad, nos hemos de comprometer para que sea una realidad y no caer en la tentación de pensar que no vale la pena luchar para conseguirlo», ha continuado Benavent, según ha indicado el Arzobispado en un comunicado.
El arzobispo ha señalado que los cristianos no pueden «caer en esta desesperanza» porque tienen la «certeza» de «saber que Dios cumple sus promesas». «Somos los primeros llamados a mantener, en el corazón de las personas, esta esperanza en nuestro mundo», ha remarcado, al tiempo que ha aseverado que «la Iglesia no sirve de nada si no mantiene la esperanza de la humanidad en este mundo nuevo que será obra de Dios y no una conquista de la humanidad».
«La esperanza en este universo nuevo es inseparable de la fe y de la esperanza en Dios», ha defendido, y, al respecto, ha incidido en que los creyentes no deben «olvidar que la renovación de este mundo ha de comenzar por una renovación de nuestros corazones y de la Iglesia misma: sólo así podremos ser testimonios de esta esperanza ante nuestro mundo».
«¿Qué Iglesia queremos, hacia dónde hemos de caminar? San Pablo nos ha indicado el camino: el del amor no fingido que se ha vivir en el seno de la comunidad cristiana, haciéndonos servidores los unos de los otros, viviendo alegres en el Señor, siendo hermanos, olvidándonos de nuestros propios intereses, siendo constantes en la oración y solidarios con las necesidades de todos», ha sostenido.
"maría es la humanidad nueva"
Sobre la importancia de la Virgen María, el arzobispo ha subrayado que, «en este camino de la Iglesia que acompaña a la humanidad a lo largo de su historia, la Mare de Déu nos guía y sostiene nuestra esperanza». «María no está solo en el cielo: vive en la Iglesia», ha recalcado, y ha agregado que «esta humanidad nueva no es un sueño de personas ingenuas que no conocen el mundo en el que viven».
«En María vemos realizada de manera anticipada ese mundo nuevo que todos deseamos: María es la humanidad nueva, es la Iglesia que todos deseamos. Ella es el signo de esperanza, nos indica la meta a la que hemos de llegar y el camino que nos lleva a ese cielo y esa tierra nuevas que todos deseamos», ha afirmado, y ha señalado que, «mirando a la Mare de Déu dels Desamparats, los valencianos han aprendido »eso« desde »hace siglos.
En esta línea, Benavent ha reivindicado que «la misión de María desde la muerte de Cristo en la cruz es sostener la fe de los discípulos en los momentos de dificultad y la esperanza de todos los desamparados de nuestro mundo». «Es socorro de los pobres, ayuda de los débiles, fortaleza de los que sufren, intercesora en favor del pueblo de Dios y de sus pastores», ha añadido, y ha pedido su «ayuda y protección» para todos los asistentes.
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