El miembro histórico de Les Luthiers Carlos Núñez Cortés ha publicado en España el libro 'Memorias de un luthier' (Libros del Kultrum), y ha asegurado que uno de los legados del histórico grupo argentino es descubrir que «uno se puede reír mucho y divertirse con elementos medio nobles, con material lindo e inteligente».
«Jamás dejé de ser Luthier», ha subrayado en un encuentro con medios en Barcelona cuando se cumplen seis años de su jubilación voluntaria de la agrupación, y ha dicho que sigue en contacto con los compañeros que continúan con Les Luthiers --este año han anunciado su despedida--, pero que él decidió bajarse de los escenarios en 2017 después de permanecer 50 años.
Ha reivindicado como parte de ese legado los mecanismos idiomáticos para llegar el chiste -que reflejó en el libro 'Los juegos de Mastropiero'-- y que le llevaron a descubrir por qué el público se divertía y agradecía «un chiste bien escrito», que se basaba en el idioma y jugar con las palabras, a lo que se suma la música.
'Memorias de un luthier', que se publicó en Argentina hace cinco años y cuya edición española contiene una adenda al epílogo sobre la continuación de dos de los miembros históricos durante unos años más con la compañía, repasa las obras del grupo humorístico musical, la historia de la formación, la personalidad de Johann Sebastian Mastropiero y anécdotas de la mano de Núñez Cortés (Buenos Aires, 1942).
Ha considerado que fue un «milagro» el éxito que tuvo el grupo y que nada estuvo pensado de antemano cuando diferentes integrantes del grupo en los 60 iban a cantar polifonía clásica una vez a la semana en la Universidad de Buenos Aires, donde coincidió un grupo que tenía un 'humor especial', y ha subrayado el papel que tuvo Gerardo Masana en la constitución del grupo y el uso de instrumentos fabricados por ellos mismos para una combinación de música y humor.
Músico, humorista y actor
«Jamás me hubiera imaginado que me hubiera cagado de risa fruto del barroco alemán», ha remarcado Núñez Cortés, y ha subrayado que para ser un Luthier ideal primero es músico, luego humorista y en tercer lugar actor.
Ha considerado que el hecho de formarse en Buenos Aires, crisálida de culturas, puede que les beneficiara para «absorber» todo tipo de géneros y tener arrojo para atreverse haciendo un tango o una bossa nova.
Preguntado por si ve posible Les Luthiers con nuevas generaciones de 'luthiers', Carlos Núñez Cortés ha subrayado que le gustaría ver a grupos que no los imiten sino que creen material como el suyo, que conjugue música y humor, pero que no le agradaría que esas nuevas formaciones representasen sus obras.
«No me encantaría ir a ver un espectáculo donde representen nuestras obras porque es como hacer una obra de los hermanos Marx sin los hermanos Marx, o el Gordo y el Flaco sin el Gordo y el Flaco», ha dicho.
También preguntado por los límites del humor, ha dicho que existen así como también la autocensura, pero son cuestiones diferentes: «Jamás se me ocurriría hacer un chiste sobre el Holocausto, eso es un límite», ha añadido, pero que sí le encanta hacer sobre la personalidad de los propios argentinos, aunque alguno pueda sentirse molesto.
Ha recordado que durante la dictadura militar argentina, pese a hacer chistes sobre ellos, solo les censuraron uno en el que en un noticiario sobre una jura de ministros, al de cultura lo dotaban con el grado más bajo del escalafón militar: «Este lo entendieron. Lo quitamos durante un tiempo, luego lo volvimos a meter», ha bromeado.
Ha remarcado que los instrumentos informales que Les Luthiers crearon están «bien guardados», y ha rememorado que algunos de ellos fueron un auténtico desafío, como es el caso del órgano de campaña creado para 'La marcha de la conquista' que les llevó casi un año de trabajo.
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