El Consejo Económico y Social vasco (CES) ha mostrado su «preocupación» porque «los mecanismos burocráticos» están dificultando «la distribución, eficiencia y gestión» de los Fondos Next Generation EU en el tejido productivo vasco. Por ello ve «imprescindible» mejorar su tramitación, facilitar su llegada y aprovechar los fondos europeos para captar esos recursos y destinrlos a aspectos como el empleo o la mejora de viviendas en eficiencia energética.
Estas conclusiones están recogidas en la Memoria Socioeconómica de Euskadi elaborada por este organismo correspondiente a 2022 y que ha sido dada a conocer en rueda de prensa este miércoles por su presidenta, Emilia Málaga y el presidente de la Comisión encargada de su elaboración, Jon Barrutia.
«Nos preocupa lo ocurrido con los Fondos Next porque eran un recurso importante», han recalcado tanto Málaga como Barrutia puesto que, desde su perspectiva, «estimamos que los mecanismos burocráticos no debieran dificultar su utilización ya que, sobre todo, hemos visto problemas a la hora de aplicarlos en el tejido productivo, el empleo o la vivienda» por lo que ven «imprescindible mejorar esos mecanismos burocráticos para facilitar su llegada», han advertido.
En su informe anual, el CES vasco se muestra «preocupado» y alerta, en el ámbito económico, de «la desaceleración registrada en la actividad industrial y de servicios», en especial, de «la pérdida de empleos en el sector industrial, la reducción del número de empresas, la pérdida de poder adquisitivo y la recurrente baja tasa de actividad».
Igualmente, pese a la recuperación y mejora en la calidad del empleo por la reforma laboral, que ha propiciado el descenso de la parcialidad y la temporalidad, el CES advierte de la necesidad de «prestar atención a la persistente incidencia del desempleo de larga duración y de determinados colectivos con mayores dificultades de inserción, así como de la interinidad y temporalidad en el empleo público».
También en consideración al empleo y las relaciones laborales, el CES observa que las Políticas Activas de Empleo en Euskadi mantienen «su relevancia», aunque ve «necesario reforzar las partidas públicas destinadas al empleo y aprovechar los fondos europeos de recuperación para dicho fin».
En la actual coyuntura de crecimiento, al CES vasco también le preocupa «el escenario de alta incertidumbre qu tensiona los mercados, la actividad empresarial, los precios y el coste de financiaciación de empresas y hogares».
En este sentido, el informe subraya que «tras un buen año con crecimientos económico y de empleo con cifras prepandémicas, liderazgo en innovación y consolidación de la protección social», el último trimestre, advierte el informe «muestra amenazas y debilidades por efecto de la inflación y los costes, sobre todo los energéticos».
Esas tendencias apuntan hacia «la polarización social, porque pueden darse colectivos que queden definitivamente marcados y que tengan serias dificultades» ha subrayado Barrutia.
Baja tasa de actividad
El informe vuelve a subrayar, un año más, las «persistentes» bajas tasas de actividad«, un problema »recurrente« y que se debe, tal y como han explicado ambos responsables a aspectos »multifactoriales".
Tras recordar que la tasa de actividad en Euskadi es del 56,4% mientras que la media UE está en el 73,1%, a juicio de Málaga y Barrutia, se observa, en primer lugar, que «hay relación entre productividad y salarios» ya que, por un lado, en relación a la productividad, «hay salarios que desaniman y hay productividades que están por debajo de los salarios».
Además, para el CES, esta realidad «genera distorsiones que hacen que haya personas que se retiren del mercado de trabajo de forma voluntaria», a lo que habría que sumar que «hay trabajadores que pierden el empleo a determinada edad en los que cunde el desánimo y dejan de buscar empleo».
En este punto, para la presidenta del CES, resulta «llamativo» que en un sector como la Industria, el empleo que se ha perdido en Euskadi en 2022 es fundamentalmente femenino, algo que choca en un sector donde el 80% del empleo ya es masculino y donde, desde hace mucho tiempo, se hacen llamamientos a incorporar más mujeres pero que, cuando hay una pérdida de empleo, las primeras que salen son las mujeres trabajadoras, según los datos de 2022".
En el ámbito de Ciencia, Tecnología e Innovación, el órgano consultivo recomienda seguir sensibilizando a las empresas sobre la conveniencia de incorporar en su día a día I+D+i, y en orientar a la sociedad y al tejido empresarial sobre la mejor forma de gobernanza de los cambios y transiciones que se avecinan".
En cuanto a la situación del Medio Natural y la Energía, el CES ve «necesario» elevar la producción de energías renovables, y seguir sensibilizando a sociedad, empresas y administraciones en los hábitos de vida que favorezcan la disminución de gases de efecto invernadero y de residuos, así como «implementar acciones y políticas públicas que fomenten un desarrollo económico, sostenible y responsable».
En lo referente al sector público el Consejo apela a la necesidad de centrar la política fiscal y presupuestaria en mejorar los servicios públicos esenciales (sanidad, servicios sociales, educación e investigación), y utilizarla para aliviar la presión del incremento de precios en colectivos vulnerables no solo a reducir la deuda, aspecto en el que se ha centrado la Administración vasca en los últimos años.
Pobreza y rgi
En lo referido a las condiciones de vida, pese a que Euskadi se sitúa en una posición favorable en comparación de los principales países europeos, el ente consultivo vasco advierte de que los indicadores sobre la pobreza y condiciones de vida revelan en Euskadi «un aumento de la población en riesgo de pobreza y exclusión y un empeoramiento en términos de renta y de privación».
En cuanto a la protección social, el CES llama en primer lugar la atención de que casi el 25% (24,9%) del total de fondos destinados en todo el Estado a prestaciones de garantía de ingresos (RGI e IMV), corresponde a Euskadi.
En 2022 volvió a caer el número de las personas titulares perceptoras de las prestaciones del sistema de garantía de ingresos y para la inclusión social (-6,3 % respecto al 2021), especialmente, entre las que reciben la RGI como complemento de renta salarial.
El perfil del perceptor vasco, que en el 68% de las solicitudes corresponde a una persona «no inmigrante», han recalcado, es el de una mujer en torno a 40 años con básica o escasa formación.
En materia del mercado de la vivienda de Euskadi, el CES destaca que continúa siendo «un reto permanente para la sociedad vasca» y, aunque valora positivamente el nuevo Plan Director 2021-2024, que apuesta por el alquiler asequible y la movilización de la vivienda deshabitada, estima «necesario atender a los colectivos con dificultades de acceso y facilitar la emancipación de la juventud, además de tomar conciencia de las posibles implicaciones que puede tener el escenario inflacionista en este sector».
En Educación, el informe del organismo destaca que Euskadi, en comparación con el Estado y la media europea, tiene una población joven con una elevada cualificación ya que el 66% de jóvenes vascos tiene formación universitaria, frente al 49% del promedio español y el 40,5% europeo.
El CES advierte, de nuevo, de la escasa presencia femenina en buena parte de las familias profesionales y grados con mayor nivel de inserción, y ve necesario profundizar en la estrategia orientativa de las administraciones públicas para corregir esta situación.
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